¿Siguiente paso en mi viaje?… la ciudad de Nara. Tan sólo a unos 40 minutos en tren desde Kyoto, también una de las ciudades que fue capital del Japón medieval entre los años (710-784), con el nombre de Heijō-kyō(平城京). Siendo destruida en su gran mayoría en el año 1180, pero nuevamente reconstruyeron los templos de Todai-ji y Kofuku-ji así como el resto de la ciudad. Decir que la ciudad cuenta con tan sólo unos 360.000 habitantes, de ahí su encanto, calles pequeñas, poca masificación y edificios muy bien conservados a lo largo del tiempo.
Mi estancia en la ciudad se iba a reducir a 1 día, puede que no fuese tiempo suficiente pero con el necesario para ver los lugares más importantes de la misma.
Uno de los símbolos de la ciudad es la presencia de ciervitos, en su mayoría concentrados en los alrededores del Parque de Nara. Se mueven tranquilamente entre la gente que les da de comer galletas o aprovechan para retratarse con ellos.
Templo de Todai-ji
Sin duda, una visita muy recomendable cerca del parque de Nara, se encuentra este templo que es la estructura de madera más grande del mundo. Y la verdad es que impresiona su tamaño cuando está bajo sus pies.
La afluencia de gente al templo era notable, y como ya habrán observado en anteriores visitas de templos, los visitantes en su mayoría eran grupos de colegios de casi todas las edades, desde los más pequeños que te saludaban: Hello, hello! hasta los más grandes.
Y en el interior del templo, la estatua de este gran buda (Daibutsu) o Buda Vairocana que se eleva hasta los 56 metros de altura.
Una de las cosas curiosas que vi dentro del templo, es este hueco en una de las columnas de la parte trasera por donde los niños se disponían a pasar uno tras otro. Luego me he enterado, que quien logre pasar por el agujero (de tan sólo 50 cms.), será bendecido con la iluminación. Yo la verdad que no me atreví, creo que el hueco me venía algo justo, jeje 🙂
Tras salir del templo y recorrer los alrededores, llegué hasta el Kasuga shrine (más toris, jeje) y como metido en medio del bosque, este paseo todo lleno de lámparas de piedra a mi paso, que verde y que tranquilidad.
Templo de Kofuku-ji
Ya en el centro de la ciudad, continuando con algún templo más, llegué hasta el de Kofuku-ji fundado por Kagaminookimi (鏡大君), La primera esposa del Emperador Tenji quien buscaba mediante esta construcción que su amado esposo recuperara la salud.
Un ejemplo más de la arquitectura típica de la época, con su correspondiente pagoda y edifios anexos. Entre ellos se encontraba una exposición de estatuas budistas y demás estatuillas, muy bien conservadas. Lástima que no permitieran las fotos en el interior.
El resto de la tarde me dio tiempo a conocer un poco más el centro de la ciudad, callecitas estrechas, tiendas y restaurantes de lo más curioso y como no, hacer alguna que otra comprita y comer, que hasta eso se me estaba olvidando…
Templo de Horyuji
A la mañana siguiente, para aprovechar mis últimas horas por Nara y siguiendo las recomendaciones de Chris (dueño del guesthouse donde me quedé), por cierto, si algún día van a Nara no duden en alojarse en Yougendo, localizado en Oji, a tan sólo unas paradas del centro de Nara, un lugar recomendable donde merece la pena alojarse.
Hecho este inciso, me centro en la visita de ese día por la mañana. El templo muy conocido por poseer las edificaciones de madera más antiguas en el mundo. Debido a que tiene los templos más antiguos y más importantes, Hōryū-ji es el templo más venerado en Japón. En 1993, Hōryū-ji fue nominado como un Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y el gobierno japonés lo ha nombrado como un Tesoro Nacional.