En el comienzo

Aunque han pasado unos meses ya desde que nos mudamos de piso, tenía en mente haber comentado una de las tradiciones que es característica cuando uno está estrenando casa. El día que oficialmente entramos a vivir, vinieron algunos familiares de mi novia y algunos amigos, pero antes de que llegasen su madre había estado en la cocina preparando una sopa de bienvenida.

Ahora entendía por qué había visto unas barritas de azúcar morena, uno de los ingredientes para preparar la sopa denominada tong tyun (湯圓) y cuyo ingrediente principal son unas bolitas de arroz glutinoso con un relleno de pasta de sésamos, almendras o manises.

Un plato que simboliza la unión de la familia y se suele tomar cuando tienen lugar algunas festividades pero que hoy en día se puede encontrar a lo largo de todo el año en muchos restaurantes, además que, han salido variantes de la receta original adaptándose a nuevos gustos.

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Se prepararon varios boles con la sopita y tan sólo esperar un poquito a que se enfriase. Y mientras tanto si nos apetece ir picando algunos manisitos y ni tan mal.

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Y como había bastante cantidad, algunos se animaron a repetir pero aún así sobró bastante pero descuiden que se aprovechó todo el día siguiente. Hasta la siguiente celebración que toque o si apetece en algún restaurante que se precie.

¡Buen lunes y comienzo de semana!

El parque Luo Fu

En la segunda parte de visitas después de haber ido a hacer las ofrendas pertinentes, aún quedaría otro lugar que visitar. No importaba tener que tragarse otro día poquito de colas, allí estábamos todos con el mismo día propósito pero sabiendo cómo es el carácter de los chinos al volante pues las pitadas, adelantamientos por arcén o con doble raya continua no importaban.

Situado en los alrededores del monte Luo Fu, íbamos a visitar el parque del mismo nombre. Espacio verde, lago, templo; en definitiva, un sitio para el esparcimiento y donde disfrutar bajo la sombra de los árboles o al calor del solecito en aquel día un tanto inusual.

Todo hay que decirlo, el lugar tenía muy buen aspecto y eso ya decía algo. Cuando llegamos a la puerta principal del complejo nos podíamos encontrar con que tenía clasificación AAAAA en los estándares de China; así costaba unos 70 yuanes por persona la entrada, aunque los que fuesen del Año del Caballo estaban de suerte porque les saldría gratis.

¡Vamos allá! Sigamos a la gente y luego a dispersarse que por lo que vi en el mapa, bastante extensión tiene. Y no me faltaría razón al término de la visita, porque no llegamos a ver todo y eso que yo me pude aventurar a explorar un poco más. Queda pendiente para la próxima.

No pude evitar acordarme de aquel divertido programa de la tele y sus clásica prueba de las zamburguesas, jaja, aunque en esta ocasión todos superaron la prueba 😀

Y si por si acaso alguien se preguntaba el nombre del lago en cuestión: El lago del Loto Blanco que por lo que contaba en la tablilla tiempo atrás era la flor que predominaba en el lago y de ahí le venía.

Justo al fondo donde termina el lago se encontraba el templo Chongxu al cual peregrinaban los visitantes. Los puestecitos justo a la entrada ofrecían desde varillas de incienso, molinillos de viento e incluso moneditas para poder tirar a un pozo de los deseos con dragones que tenía a mis espaldas. No debe ser mal negocio vender todo esto y además algunos refrigerios, porque con el calor de quemar incienso junto con que ese día la temperatura había subido de forma inesperada.

Ya en el camino de vuelta decidimos ascender a la «Colina del Ciruelo», cuyo nombre viene de la cantidad de ciruelos allí plantados y en algunos de los cuales habían empezado ya a florecer. Una parte menos transitada del parque y desde la cual disfrutar de unas bonitas vistas de las montañas cercanas.

No fue una mala forma de culminar el día con esta visita. Todo lo que sea conocer rincones nuevos es algo que siempre me gusta, a pesar de la masificación de esos días pero en parte comprensible por estar metidos de lleno en unas fiestas tan importantes como las que se celebraban.

Ofrendas

En toda festividad china que se precie el aspecto de las ofrendas es muy importante, una forma de honrar a sus antepasados y recordarlos en estas fechas especiales. No sólo la familia se reúne para comer, beber, tirar fuegos artificiales.. sino de visitar el templo y quemar incienso en memoria de los suyos.

Lo malo de esto es que se junta mucha más gente de lo habitual y eso provoca las consiguientes colas. Nos desplazamos hasta un templo en el región de Boluo, cerca del monte Luofu. Apenas media hora de trayecto pero que se incrementaría por la afluencia masiva de vehículos y añadiendo que las normas de tráfico en China se las toman un poco a la ligera, los que hayan estado seguro lo habrán experimentado.

Llegados al lugar en cuestión una de las primeras cosas que llama la atención es este muro lleno de cantidad de estatuillas de dioses, frente a las cuales muchos de los visitantes se detienen para iniciar alguna ofrenda.


 

Lo anterior sólo sería el aperitivo antes de entrar el complejo del templo donde el humo de las varillas del incienso llenaba el ambiente y se escuchaban las voces de unos rezos. Era un continuo ir y venir de gente de un lado para otro que buscaba su rincón particular.


 

 

Un árbol de los deseos tampoco faltaba. Escribir un deseo en un papelito, envolverlo y lanzarlo para que con suerte quede enganchado en una de las ramas.


 

Incluso contaba con una pagoda; un complejo de lo más completito. En lo que los familiares de mi novia estaban con sus ofrendas, me dio tiempo a explorar un poco y de paso hacer también algunos nuevos amigos que quisieron practicar un poco de inglés, además de ofrecerme unas galletas de arroz 🙂

Los monjes no podían faltar aunque estos no estaban rezando precisamente, sino dando indicaciones a este coche que recién llegaba. Imagino que sería algún conocido o tal vez ¿su maestro? No pude despejar la duda porque no llegue a ver a quien estaba dentro del mismo.

Acabada la visita, momento de volver al coche. Algunos incluso vienen en guaguas y todo, un lugar de peregrinación bastante popular y más por las fechas que nos ocupaban. Vuelta al lío en la carretera..

La verdad que fue interesante poder conocer un sitio nuevo durante las fiestas, puesto que en años anteriores me había limitado a estar por los alrededores del pueblo de los familiares de mi novia. Diría que no me importaría volver en otro momento del año que seguro esté menos masificado.

Dar forma

Me llamó la atención yendo de paseo el otro día que habían bloques de piedra en el camino, algunos parecían querer camuflarse entre los árboles. Lejos de estar abandonados, unos metros más hacia dentro encontraríamos la respuesta.

Resulta que no muy lejos de allí se encuentra la zona de Wo Hop Shek, que no es ni más ni menos que un lugar donde ir a honrar a los difuntos, dígase de otra forma, un cementerio. Conocido este dato, queda un poco más claro la razón de haber encontrado esos bloques de piedra, mármol o granito diría, que son la base para elaborar los nichos.

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A lo largo de la carretera nos encontramos los negocios puerta con puerta casi durante varios metros. A veces me pregunto si estando tan pegaditos, ¿cuál de ellos tendrá más afluencia de clientes? O bien, seguro que hay alguno de ellos que sería el primerito en empezar el negocio y poco a poco se irían añadiendo más empresas, en plan gremio.

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Con razón me advertía mi novia que si salgo a correr por la zona que no me diese por subir en dirección a la carretera que lleva al cementerio. No será buen presagio para ella, creo yo. Así que, nos mantendremos en distancia por si acaso.