El problema de las grandes urbes, es que todo no está tan repartido como debiera y las diferencias entre la gente pudiente y la gente con menos medios, llegan a ser bastante grandes. Es el caso de Hong Kong, pudiendo «viajar» desde el extremo en que la gente vive en cubículos con el espacio contado, incluso familias de varios miembros que se adaptan a sus necesidades.
Hasta el otro extremo de la amplitud de pisos como este donde los precios de alquiler y/o venta se disparan hasta límites insospechados.
Es o todo o nada. Un margen muy grande que debiera de ir estrechándose con el paso del tiempo pero que no resulta tan fácil. Al menos, las condiciones de lo que tienen menos debieran de mejorar para que puedan acceder a viviendas con algo más de comodidad. Ya sabemos que el espacio en la ciudad es algo muy preciado, de ahí que se construyan edificios tan altos pero si que queda terreno aún por aprovechar pero sin olvidarnos que bastante parte del territorio es también zona de parques naturales.
Interesante el artículo de la revista HK Magazine que cuenta sobre cómo transcurre la vida en uno de los distritos de la ciudad: Sham Shui Po situado en Kowloon que tiene el triste honor de ser uno de los más pobres y donde abundan los cubículos que comentaba anteriormente.
Esto nos hace apreciar mucho más el poder contar con una casa en condiciones y una vida cómoda, y que a veces pasamos por alto en el día a día. Derechos que debieran ser disfrutados por todos los ciudadanos pero no sucede así, es la balanza de la sociedad de hoy en día por desgracia.