Nada mejor que empezar el día con un paseo por el lago antes de ir a desayunar. No hay excusa que valga para salir a recorrer el caminito que empieza a pocos metros de nuestro hotel y va bordeando el lago hasta meterse más adentro en parte del bosque. Con un poco de brisa y los rayos del sol que van calentando lo que sería otro día caluroso y de cielo espectacular.
Las montañas
Con las montañas de testigo al fondo atravesando campos verdes. Mirar a un lado teniendo el lago cerquita y justo en el opuesto las montañas casi a tiro de piedra. Un muy bien sitio para los amantes de la naturaleza bien sea para correr, bicicleta, montañismo o remo.
De la abundante vegetación podemos destacar desde los omnipresentes olivos, pasando por otros arbustos de diverso tamaño o bien hierbajos bastante creciditos. Me imagino que de vez en cuando les den una buena poda porque seguro que con el tiempo empiezan a adueñarse del camino, jeje; aunque justamente esta sección tenía anchura considerable.
El bosque
Mucha tranquilidad en lo que atravesamos el bosque, tan sólo el clásico zumbido de algunos insectos que suelen ser bien madrugadores. No somos los únicos que han decidido disfrutar de la naturaleza de buena mañana. Nos cruzamos con varias personas que vienen casi de terminar su salida a correr (yo haría lo propio al día siguiente).
Realmente imponente esta montaña, el pico más alto de la zona. Si no me equivoco, se trata del monte Legnone. Y la verdad que invitaba a poder hacer una rutita hasta la cima, quizás en otra ocasión.
El lago proseguía hacia la izquierda pero justo en un lateral había este riachuelo que se adentraba hasta que poco a poco iba perdiendo anchura por lo que pude ver en el mapa. En paralelo seguía el caminito-carril bici para continuar hasta la siguiente población con unos cuantos kilómetros por delante pero totalmente en llano. Seguro que cuando bajan las temperaturas y en época otoñal el paisaje tiene que verse muy bonito.
Volviendo sobre nuestros pasos en nuestro camino de vuelta al hotel. Como había puesto la aplicación del móvil registrando nuestro paseo, salió que habíamos hecho unos 6 kilómetros que no está nada mal.
Lo bueno de haber estado en un lugar así es evadirte durante unos días. No obstante, dando un paseo hacia el pueblo había un par de restaurantes y gelaterías que disfrutamos durante esos días. De esta forma, no teníamos que coger el coche necesariamente para ir a comer algo y eso se agradece.