Imagínense un día de domingo en Madrid, habiendo tenido el día anterior una boda de un amigo y que duró hasta las tantas. Ya sólo me quedaba un día por delante puesto que el lunes tenía mi vuelo de vuelta a Hong Kong, y siendo yo de los que no le gusta remolonear para perder el día pues salí a aprovechar y pues me cundió bastante como podrán ver a continuación.
Nada más salir del hostal tenía claro que tenía ganas de almorzar una buena hamburguesa y para ello había decidido acercarme a un sitio que me habían recomendado aunque se ve que ese no fue mi día porque estaban a tope y no tenían hueco hasta la noche o eso al menos me dijeron aunque viese que había algún huequito y más tratándose de yo solo; pero bueno, queda para otra ocasión.
Había que buscar una alternativa y seguro me podría encontrar con un sitio para improvisar. Tal que así cuando venía de vuelta bajando por la calle Fuencarral me paré delante de un establecimiento y le dí un vistazo al menú que tenían por fuera, algo me dijo que tenía que entrar a probar la comida. Dicho y hecho, me fui para dentro y pillé mesa mientras tanto le daba un vistazo a algunas de las recomendaciones de la carta; ya tenía claro que iba de cabeza a por el menú de hamburguesa que además venía acompañado de un pinchito, ensaladita César, bebida y café, completito a más no poder.
Para ser una ensalada pequeña, la ración estaba bastante bien aunque lo mejor estaría por llegar luego 🙂
Menuda pintaka que tenía la hamburguesa cuando me la trajo la chica. Cebollita caramelizada, queso suizo y la carne en su punto. Fue todo un espectáculo para el paladar, sin lugar a dudas.
Aún me quedaba el turno del cafecito para completar y mientras tanto podía hacer tiempo a que llegase un amigo. Cómo son las redes sociales que te permiten conocer a alguien aunque físicamente no hayas tenido contacto con ellos, pero tarde o temprano llega el momento que se presenta la ocasión de desvirtualizar y es así lo que me ocurrió con Andrej. En lo que llegó, era momento de ponerse otro cafecito y ponernos un poco al día de nuestras vidas y comentar un poco nuestro día a día. La verdad que se me hizo muy ameno.
Y algo que me había faltado de antes: el postre, pero Andrej hizo una muy buena recomendación para acercarnos hasta la heladería Mistura. Elegir sabor/es, algunos complementos y sobre la marcha de lo mezclaban en una plancha fría y listo para comer en el vasito.
Para llegar hasta el sitio en cuestión, tan sólo como ir caminando a lo largo de la calle Fuencarral en dirección hacia la Gran Vía. Diría que son apenas unos diez minutos desde la estación de metro de Bilbao, así tienen una referencia. Aprovecho para dejarles su página de Facebook – Caffe del Arte.
¿Qué más les puedo decir que no le haya dicho ya? con el estómago contento después de haber disfrutado de un buen almuerzo, seguido de una buena charla desvirtualizando a un paisano canario y con un heladito como colofón. Nada mal!