Carrera en Stanley

 

Aunque apenas llevamos un par de carreras en esta temporada, parece que vamos mejorando poco a poco con cada una de ellas. No obstante, vamos a ser cautos y seguir trabajando para que los resultados acompañen como sucedió en este domingo pasado. Primera vez compitiendo en Stanley, las otras veces siempre había sido en plan paseo o siendo testigo del festival de dragon boat que se celebra en Junio. Esta vez era diferente y tenía muchas ganas, además de que era una carrera de pescadores con lo que ambiente estaba asegurado.
 

Clásico madrugón de domingo para estar a la hora acordada en el muelle de Aberdeen e ir todos juntos en barco hasta el lugar de la carrera. Un trayecto de apenas 20-30 minutos, el ambiente es distentido y es que no hay que ir tensos; luego ya habrá tiempo para descargar adrenalina en las carreras pero teniendo todo bajo control. Una vez llegados, buscamos nuestro hueco para atracar y tener buenas vistas de las carreras, ya han llegado algunos barcos más y con los equipos haciendo los primeros calentamientos de la mañana.
 

Las banderas de los equipos hondeando al viento mientras que algunos aprovechan un descansito al sol a que le toque el turno y competir. La organización empieza de forma puntual y a las 9 de la mañana empiezan a situarse en la línea de salida las primeras embarcaciones. A nosotros nos queda un rato hasta la nuestra.
 

Tenemos nuestras armas listas y con ganas de empujar el agua con fuerza. A elegir entre la fibra de carbono o la madera, a gusto de cada cual. Por lo general siempre entrenamos con los remos de madera y luego a la hora de competir, los de carbono; a gusto de cada uno, con remo propio o prestado.
 

Toca subirse al bote y hacer el primer calentamiento del día, hay que desperezar el cuerpo y tenerlo a punto. Se dan un par de vueltas por los alrededores y hacer la correspondiente ofrenda en una playita cercana donde hay un templito. La tradición no hay que olvidarla y se debe bendecir al dragón antes de que la competición empiece.
 

 

El equipo al completo viniendo de vuelta para hacer el relevo y tener preparada la siguiente tanda de gente. Teníamos dos equipos: uno mixto y otro de hombres, y con algunas de las carreras seguidas una tras de otra, pero nos reservaríamos gente para llegar con éxito a las finales, y parece que la estrategia resultaría 🙂
 

Nadie quiere perderse el comienzo de las carreras. Lástima que teníamos un barco en el campo de visión de donde estaba situada la línea de salida y los primeros metros no se podían apreciar, pero luego teníamos buenas vistas durante un buen tramo cuando los botes ya habían cogido cierta velocidad. Si se fijan en la esquinita de la derecha al lado del chico, asoma nuestro bote con la chica que va imprimiendo el ritmo de carrera con el tambor.
 

3,2,1… piiiiiii! la bocina pita la salida. Y al poco los equipos aparecen ante nosotros. El ritmo de los primeros metros es frenético hasta que luego se establece la pauta del remo largo que se lleva durante la mayor parte de la carrera, aunque claro está, cada equipo tiene su propia estrategia, algunos remo más corto y rápido, o nosotros con remo más largo pero con más pegada.
 

 

 

Estas imágenes con el agua saltando por todos lados, la gente concentrada en la carrera, el colorido de las camisetas y con el sonido de los tambores es algo espectacular. Y si uno está dentro del bote cuando le llega el turno, todo pasa tan rápido. Uno está con los cinco sentidos en su bote y no perder el ritmo de los compañeros que tenemos delante, y es que estar sincronizados es clave para hacer una buena carrera.
 

Después de unas cuantas carreras a lo largo de la mañana, hemos conseguido meternos en la «Final Copa Oro para el equipo mixto» y «Final quinta ronda equipo de hombres». Ahora sólo nos quedaba dar el último paso y darlo todo. Mantuvimos la concentración y el resultado no pudo ser mejor. 2º puesto en la final mixta y 1º en la final de hombres.

Y aquí están los trofeos, foto que sacó uno de los compañeros del equipo, Tony, los trofeos en las finales correspondientes. ¿Son bonitos verdad? 🙂
 

Apuesto que cuando tengamos nuestra cena anual del equipo que será para allá en el mes de agosto, que es cuando se juntan los trofeos de esta presente temporada y los subastamos entre nosotros, se pujará bien por ellos. No me importaría hacerme con uno de ellos, depende de a cuanto se vayan a cotizar, pero tiempo al tiempo.

Por si quieren ver algunas fotos más del día de la carrera, aquí les dejo el enlace del álbum que he subido en mi Facebook o también hay más material en el grupo del equipo «Buzz Dragon»
 

Arrancamos

 

Las buenas temperaturas acompañan y el deporte al aire libre es lo suyo, y cuando ponemos agua de por medio, aún mejor, para poder refrescarnos. Los vivos colores de las banderas de los equipos, los botes, los remos… la nueva temporada de dragon boat ya ha dado comienzo.
 

 

Seguro que el resto de equipos se habrá empleado a fondo para afrontar la temporada. Con algunos de ellos nos hemos cruzado en los entrenamientos por Aberdeen.
 

Si el año pasado fue bueno, éste tiene que serlo mejor aún. Mantener la cabeza fría y darlo todo en cada carrera que ahora el calendario estará apretado a carrera por semana. Me vienen a la mente buenos recuerdos de una carrera muy auténtica como la que tiene lugar en la isla de Po Toi; toda una experiencia y un privilegio estar compitiendo contra los equipos de pescadores.

A ver qué se acontece según vayan viniendo las carreras. Vamos Buzz!

 

LP invertido

 

Ahora que las temperaturas son un poco más fresquitas, es el momento más apropiado para dar comienzo a la temporada de caminatas. Pasados los calores del verano, la brisa de la montaña se agradece cuando uno sale a caminar. Nos juntamos Gonzalo, Marc, Enrique y yo hace un par de domingos para salir de caminata por Lantau. No me lo pensé dos veces y decidí unirme, y el tiempo para ese día parece que iba a acompañar. Igual muchos se preguntan que significa LP, ni mucho menos nada que ver con música, sino la abreviación de Lantau Peak.

Nuestro punto de encuentro fue la estación de Tung Chung (que suerte vivir al ladito), ellos venían desde Central en el metro. Antes de empezar a movernos, hablamos un poco qué ruta llevaríamos a cabo. Les comenté las rutas que había hecho hasta el momento y nos decidimos a hacer la ascensión hasta el pico Lantau para luego descender en dirección al Ngong Ping. Una ruta que ya había tenido ocasión de hacer, pero que esta vez tenía el aliciente de hacerla en su forma invertida, experiencia totalmente distinta. Para ello cogimos un taxi que apenas tardó unos 10-15 minutos hasta el inicio de la ruta: Pak Kung Au. Desde allí, el núcleo de Tung Chung ya lucía chiquito con el aeropuerto un poquito más al fondo.
 

Era el momento de empezar la caminata, las montañas nos esperaban. El sol también nos quiso acompañar con unos rayos generosos que de vez en cuando asomaban entre las nubes. Íbamos bien provistos de líquido elemento y alguna cosa para picar más adelante. ¡Vaamos!
 

El camino asciende de forma suave, con los escalones marcados y a los lados vegetación como: espigas, arbustos y algunos arbolitos, aunque no lo suficientemente frondosa como para resguardarse a la sombre de alguno. Creo que hice bien llevando una gorrita.
 

Poco a poco vamos subiendo y la pendiente va en aumento. Los escalones son más cortitos pero más elevados, cuesta habituarse para adaptar el ritmo. El grupo con tres a la cabeza y yo siempre un poco más rezagado con eso de ir sacando fotos a cada poco. El peso extra de la cámara junto con una toalla y unas cholas para luego, se nota.
 

Echando la vista atrás, otros grupitos de gente que vamos pasando, no vamos demasiado rápido pero si a buen ritmo. Se supone que en la ascensción se tarda 1 hora y media, creo que vamos a llegar algo por debajo del tiempo de referencia. Un poco más adelante haríamos nuestra primera parada.
 

Qué bueno poder encontrar un cachito llano del camino lo suficientemente grande como para reponer un poco las fuerzas, echar un trago de agua y continuar. El camino parece como si nos llevase directamente hasta el cielo, ligeramente más azulito pero a veces cubierto con una ligera neblina
 

A la sombrita de una pequeña caseta, unos 10 minutos pasan hasta que unos compañeros de ruta deciden continuar su camino. Todos muy bien equipados, especialmente las señoras con sus viseras y paraguas para protegerse del sol, buena mochila con agua y hasta con algo de fruta que nos ofrecieron tan amablemente.
 

El primer cacho más duro del camino lo habíamos superado, había que proseguir. Yo siempre detrás vigilando y foto aquí y por allá. La cima se iba acercando poco a poco pero aún nos quedaba un trecho. Calculo que haríamos las parada como una media hora después de la primera, todo se veía más claro y las ganas de llegar a la cima aumentaban, podíamos ver a más gente desde donde estábamos. ¡Ya queda menos chicos!
 

Sólo por las vistas que se tienen merece hacer la caminata y además cuando el tiempo acompaña, una brisita que aliviaba el calor que parecía apretar por momentos, el sudor goteando por la frente. Un muy buen ejercicio para una mañana de domingo.
 

Misión cumplida: habíamos llegado a la cima. Ya estaba casi todo hecho, tan sólo nos quedaba hacer la bajada pero sin duda algo mucho más ligerito pero bajar con cuidado porque con la inercia del cuerpo uno se puede confiar e ir más rápido de lo que debiera.
 

En apenas media hora nos plantaríamos en las cercanías del gran buda de Lantau, nuestro punto de destino final. Las piernas cargaditas después de la bajada y como no, tampoco olvidar la subida anterior. Eso sí, ahora sólo teníamos en mente una cosa: almorzar algo con fundamento.

¿Para cuando repetimos? algo se tendrá que ir hablando.

 

Tiempo de buceo

 

¿A qué habíamos ido a Koh Tao? sólo una cosa en nuestra mente: bucear. Esto no iban a ser unas vacaciones, sino que, iban a ser unos días intensos de clase tanto de teoría como de prácticas. Si llegamos a la isla un lunes por la mañana, ese mismo día por la tarde ya empezamos con las primeras lecciones de la mano de Eva que se encargó de explicar los conceptos básicos en esta práctica deportiva.

Fueron unas 3 horitas de clase más luego debíamos hacer unos deberes viéndonos unos vídeos explicativos y hacer un pequeño test. No sé si los vídeos eran un poco densos o ya estábamos cansados pero alguna que otra vez me quedé KO. Y al día siguiente menos mal que no había que madrugar demasiado, y pasaríamos a la siguiente parte del curso. Una vez los fundamentos teóricos dados, tocaba ponerlos en práctica y daríamos paso a la piscina donde manejarnos mejor con el equipo antes de salir a aguas abiertas.
 

Uno de los elementos principales del equipo: el regulador, que nos suministra el aire mientras estamos bajo el agua. También pudiendo usar una toma auxiliar para ayudar al compañero en caso necesario. El buceo puede que parezca peligroso, pero la seguridad es la regla número 1 y si se cumple, sólo queda disfrutar bajo el agua.
 

Todo iba saliendo según lo previsto, avanzando con las siguientes lecciones y las prácticas en la piscina superadas sin dificultad. Llegado el tercer día, era momento de salir a la mar y seguir practicando lo ya aprendido.

Bien tempranito quedamos con nuestros profesores Eva y Gerardo. El día antes después de terminar las prácticas en piscina, habíamos dejado el equipo preparado en su bolsa correspondiente y luego una vez en el barco era hora de montarlo. Dejar las mochilas en la mesa central y ponernos manos a la obra.
 

Alberto y yo posando antes de empezar con los preparativos para descender a las profundidades. ¡Que ganas de meternos en el agua y disfrutar con el fondo marino!
 

Bajo la mirada atenta de Eva comprobamos que todo está en orden. Botella de oxígeno bien amarrada, todas las conexiones bien hechas y que funcionan bien los reguladores junto con el inflado del chaleco. Siguiente paso es enfundarse el neopreno y el cinturón de plomos con cuidado de agarrarlo del extremo adecuado, no vaya a ser que nos llevemos un disgusto dejando caer un plomo.
 

Ya sólo queda echarnos el equipo a la espalda y hacer las últimas comprobaciones con nuestro compañero. Chaleco, plomos en su sitio, nivel de aire, comprobar la fase y los reguladores ¿Todo OK? OK ¿Nos vamos al agua?
 

Durante ese primer día en aguas abiertas, haríamos dos inmersiones con una profundidad máxima de unos 12 metros. Bajo el agua, una media de 30 minutos y pudiendo alargar más si se sabe dosificar bien el aire, eso poco a poco con la experiencia a medida que uno se va encontrando más cómodo. Menos aleteo y dejarse llevar mientras uno disfruta de la vida marina. Y es que el tiempo se pasa volando, es una sensación increíble levantar la cabeza y ver toda la masa de agua sobre nosotros, viendo pececitos de vivos colores y zonas de coral.

Ese mismo día a la tarde tendríamos nuestro examen final teórico que superamos sin problema. El final estaba cerca y al día siguiente, jueves, llevaríamos a cabo dos inmersiones más y con la última de ellas dábamos por finalizado el curso y con nuestro título en el bolsillo. Tan sólo quedaba algún trámite administrativo y obtener nuestro carnet temporal de PADI Open Water, yeah!! como dijo en su día Ignacio Izquierdo: «ya somos pececitos certificados»

Hasta la fecha no hemos tenido ocasión de volver a bucear, pero tiempo al tiempo. He de buscar para algún fin de semana que otro, algún rincón de Hong Kong donde poder hacer alguna inmersión. Al igual que en próximos viajes que llevemos a cabo, aprovechar y descubrir más sitios donde poder bucear. Quien sabe, igual más adelante me animo con el Advanced. Poco a poco y disfrutar del buceo.

P.D: Gracias Alberto por algunas de las fotos para ilustrar esta entrada.