Rumbo suizo

Llegamos a Milán en vuelo directo desde Hong Kong después de unas 13 horitas en el aire pero que se hicieron bastante llevaderas, y es que viajando de noche uno siempre puede aprovechar las horas de sueño habituales para darle descanso al cuerpo, y eso entre la cenita de turno junto con un par de películas para entretenernos. Pasaban unos minutos de las 7 de la mañana cuando aterrizamos en el aeropuerto de Malpensa y aún no se veía mucha actividad. A la espera de que salieran nuestras maletas y ponernos en marcha un ratito más tarde.


 

Habíamos reservado un coche de alquiler para hacer el primer tramo del viaje que implicaba desplazarnos desde Milán hasta Zurich, pero como llegamos más temprano de lo que había previsto, hicimos un poco de tiempo tomándonos un cafecito que el cuerpo nos lo iba a agradecer luego, sobre todo a mi que estaría tras el volante.

Bienvenido a los euros y a los precios europeos.

Echando un vistazo a cómo estala el tiempo fuera, y la verdad que no pintaba demasiado bien. Confiaba en que más adelante el día se despejase, pero ya estaríamos alejados de la ciudad y de camino a Suiza. Creo que con unos 2ºC de temperatura, cielo nublado y un poquito de lluvia finita.

Como ya se iba acercando la hora en la que había acordado recoger el coche, tuve que darles una llamada para que nos vinieran a recoger puesto que la oficina no estaba en la propia terminal. Después de unos minutos de espera, aparecía una furgoneta de la empresa de alquiler y que nos llevaría a la oficina para hacer los trámites de rigor.

El coche elegido era…igual difícil adivinarlo tan sólo por el cuadro de mandos. Un clásico Fiat Punto. Comprobar que todo estaba en orden, colocar el equipaje, ajustar los retrovisores y ponernos en marcha. Eso sí, tendríamos que hacer una breve paradita para llenar el depósito por completo puesto que nos esperaban unos cientos de kilómetros en dirección al norte.

Siendo previsor para el viaje, había descargado el mapa de nuestro trayecto e impreso las indicaciones. Así tenía a mi novia de copiloto, que eso siempre ayuda, aunque las indicaciones estaban bien señalizadas, pero ya se sabe cuando estamos en un país nuevo y con carreteras a las que no estamos familiarizados, y si juntamos que la meteorología es otro factor importante. Había tramos de niebla un tanto densa pero lo bueno es que no había lluvia intensa y ni tan siquiera nieve. Esta última tan sólo en los laterales de la carretera y en lo que yo conducía, mi novia aprovechó para sacar algunas fotos.

Nos preguntábamos ¿cómo estaría el tiempo en Suiza, igual de nublado que en Italia? la el paisaje se volvía un poco más montañoso según seguíamos acercándonos a nuestro destino, pero aún tendríamos sorpresas..

Finalmente se hizo la luz después de atravesar un largo túnel de 17 kilómetros. En concreto, el de Gottard y siendo el tercero dentro del top de túneles a nivel mundial. Se hizo un poco interminable, y además siendo de doble sentido durante tantos kilómetros en un espacio reducido. Pero lo mejor fue que nada más salir del túnel, el cielo azul nos dio la bienvenida de esta forma 🙂


 

El paisaje era estupendo, como sacado de una película. Las laderas de las montañas salpicadas de casitas de madera, el color verde de la tierra, el blanco de la nieve y un cielo limpio. Así daba gusto poder entrar en un nuevo país, y aunque la estancia sería breve, apuesto que me dejaría buen sabor de boca. Digo me, porque mi novia hace ya unos cuantos años que tuvo ocasión de visitarlo, pero yo me estaba estrenando.

Aunque aún nos quedaba un poquito para llegar hasta Zurich, decidimos hacer una paradita en una gasolinera de paso y así poder estirar las piernas. De paso, compramos algo de provisiones y también cayeron algunos souvenirs, incluída una clásica navaja suiza, ya me podía dar por satifecho.

La duración total del trayecto fue de apenas unas cuatro horas, incluyendo la parada antes mencionada. Ahora sólo teníamos que dar con el hotel; por suerte no tuvimos que dar muchas vueltas y llegamos bastante rapidito. Qué ganas de llegar a la habitación y descansar un poco, y mientras tanto disfrutar de la panorámica de la ciudad.

Más tarde saldríamos a dar una vuelta por el centro y encontrarnos con unos amigos para cenar. Allá vamos Zurich!!

Variadito

Esta última semana de 2012 ha sido bastante movidita en lo que a desplazamientos se refiere. Nos hemos venido a Europa a pasar las navidades.con una primera toma de contacto en Italia, pasando por Suiza y estos últimos cuatro días de vuelta por casa para la celebración de la boda de mi hermana. Paisaje diverso con nieve, cielos azules y también con fresquito y calor; ha sido un buen cóctel la verdad.

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Unos cuantos kilómetros de carretera pero disfrutando de increíbles vistas de montaña. Fue pasar de un tiempo gris en el lado italiano, a disfrutar de cielo azul al otro lado del túnel de Gottard, el tercero más largo con sus 17kms, impresionante.

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De vuelta en el aeropueto de Tenerife Sur y con vuelo directo hasta Milán-Bergamo. Nos quedaremos los siguientes tres días por los alrededores y celebrar la entrada de año. Espero podamos descansar alguito después de los días iniciales de ajetreo, aunque que nos quiten lo bailado, no? 🙂

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Aprovechando para desearles una buena entrada de año. ¿Cómo lo celebrarán ustedes? Uvas en mano y preparados para la cuenta atrás, le quedan horas a este presente 2012. Esperemos que el nuevo 2013 sea una época de cambios a mejor, haya más optimismo y sigamos saliendo adelante, especialmente aquellos en circunstancias difíciles como bien sabemos. Año de la serpiente según el calendario chino; ser astuto y con ese don de la oportunidad.

¡Feliz 2013 a todos!

Cruceros

Basta con quedarse mirando un rato la bahía de Hong Kong y ver la constante actividad de barcos de un lado a otro. Son barcos cargueros y también de pasajeros, algunos que organizan paseo turísticos u otros como el Star Ferry que sirven para cruzar el estrecho entre la península y la isla. Hay otro barco que también es protagonista: el crucero. A lo largo de la terminal que está pegada al Harbour City nos podemos encontrar uno o varios de estos barcos atracados mientras que los turistas recorren la zona haciendo sus compras pertinentes. Muchos de ellos hacen ruta por el sudeste asiático o incluso vienen del norte de China de ciudades como Shanghai, y la ciudad es una de sus puntos de parada obligado.

Parece que el número de cruceros ha ido en aumento a lo largo de estos años y la terminal se ha quedado un poco escasa con lo que se ha pensado no en ampliarla sino trasladarla no demasiado lejos, concretamente a la antigua zona que antes ocupaba el aeropuerto de Kai Tak. La zona se encuentra en pleno desarrollo en la actualidad y de aquí a unos años presentará una cara renovada, además de, poder alojar los nuevos cruceros que lleguen a la ciudad.

Mientras tanto la gente sigue aprovechando para contemplar las vistas desde TST y con la imagen de fondo del puente Stonecutters. Creo que queden pocos años de ver los grandes barcos ocupando la terminal, pero todo sea por ganar espacio y dar un empuje a la que será su nueva ubicación.


 

Aún no he tenido la oportunidad de estar de viaje en un crucero, pero viéndolo así la verdad que no me importaría hacer un viajecito de fin de semana por los alrededores del Mar del Sur de China. Y ustedes, ¿se han subido a algún crucero alguna vez? cuenten impresiones.

Día en Shenzhen

El pasado sábado me sugirió mi novia que en vez de quedarnos por Tung Chung como solemos acostumbrar o sino irnos hasta Tsing Yi, hacer un plan distinto de sábado. Había cogido anteriormente una guagua que va directa desde Tung Chung y hasta Huang Gang en Shenzhen, un trayecto que apenas una hora se hace. Un viaje muy rápido e incluyendo el paso tanto por la inmigración de Hong Kong como la consiguiente de China. Lo mejor es poder comprar el billete de ida y vuelta que nos sale 100HK$, pudiendo coger la última guagua que sale a las 22.15 horas. Salen en intervalos de media hora desde bien tempranito en la mañana.

De primeras, iríamos a almorzar a un restaurante de comida del norte de China y luego ya por la tarde y para dar un paseo nos acercamos hasta Dongmen (東門) que es una popular zona comercial. Y allí nos dedicamos a callejear un poco viendo lo que nos podía ofrecer. A primera vista, muchas tiendas de ropa y algunas cadenas de comida rápida como KFC, McDonalds o también Ajisen Ramen; entre otras.

La gente, sin llegar a abarrotar la calle, fluye de un lado a otro. Conforme el tiempo pasa, hay momentos que hay más tráfico de gente y de repente alguna unidad de la policía irrumpe haciéndose hueco. Todo hay que decir que la zona estaba bien protegida, no obstante siempre conviene con un sexto sentido para prevenir.

Y no sólo estuvimos en la calle, sino otro de los puntos fuertes son algunos centros de tiendas con varias plantas. Lugares para estar fresquito a salvo de calor mientras se va curioseando los distintos puestos. La disposición habitual de algunos de estos sitios suele ser y que es un paraíso para ellas:

– Planta baja: productos electrónicos, fundas para móviles, dvd´s…
– 1ª planta: accesorios, bisutería, complementos, textil.
– 2ª planta: más textil, calzado…
– 3ª planta: salones de belleza, manicura y pedicura, extensiones de pelo..

A partir de esta planta ya no seguimos subiendo ya que no era de nuestro interés, además, una señora un poco insistente perseguía a mi novia para que se hiciera un tratamiento de uñas.


 

Mejor irnos a la planta baja y echarle un ojo a los cacharritos electrónicos. Tal que así, salí con una funda nueva para el móvil y con un protector de pantalla, al módico precio de 5 euros. La verdad que nada mal, porque en Hong Kong no conseguía encontrar aún ninguna y la que tenía fue a través de eBay, pero de una empresa de HK; curiosamente en las tiendas físicas todo lo que hay se lo reparten entre iPhone 4 y el Galazy SIII, ominpresentes.

No sabría calcular el tiempo que estuvimos, pero desde luego que uno larguito porque entre lo que mi chica iba mirando esta tiendita y la otra, ropa aquí, complemento allá. Yo mientras tanto iba a la caza de alguna wifi abierta y así entretenerme 😀 Hasta que volvimos a la calle y con ganas de tomar algo fresquito, nos acercamos a una tienda taiwanesa de té con leche.

Ni tan mal el vasito, la pena que me durase a mi tampoco y luego tuviese que robarle un poquito a mi chica. Menos mal que inicialmente sólo nos ibamos a pedir uno para compartir, pero terminamos optando por uno para cada uno.

Otro de los aspectos que me gustó, fue la comida callejera. Un sitio en especial que estaba de bote en bote (eso significaba algo) y su especialidad eran los pinchitos, tanto de ternera como de cordero y sin faltar las clásicas bolitas tipo takoyaki.

Los pinchitos estaban de vicio y de precio tirados, dos por 1 euro. Tal es así que nos quedamos con ganas de repetir, pero mejor quedarnos con hueco para más tarde.

Más que un día completo, digamos que fue como medio pero que se aprovechó bastante. Nos lo tomamos con calma paseando, viendo tiendas, comiendo en sitios nuevos y a buen precio. Parece mentira que en el tiempo que lleve en Hong Kong y quedando Shenzhen a pocos pasitos, no haya ido más veces, pero ya sabemos que es lo que pasa cuando llega el fin de semana. Uno se acomoda, prefiere moverse menos y sinceramente, no motiva el ir a Shenzhen pero creo que será de que uno le coja el gustillo.

Por lo pronto no tenemos planes inminentes de volver pero es una buena opción para desconectar de Hong Kong por uno o dos días, y quien sabe si hacer noche allí que el alojamiento es razonable para ver más de la ciudad.