Siluetas

 

Aquella tarde en la que terminaríamos paseando por los puestitos de la zona, pudimos disfrutar un bonito atardecer y no fuimos los únicos. Llevados primero por la curiosidad, vimos a algunas personas en unas rocas y decidimos hacer nosotros lo mismo. Aún había claridad pero el sol indicaba que poco a poco se iría escondiendo.

Cada cual equipado buscó su rinconcito y cámara en mano se dispuso a sacar fotos de los instantes siguientes. Un atardecer que hacía recordar a los buenos días de verano, de calor, de juegos en el agua y de cosas fresquitas. Y eso que el verano nos había dejado unos cuantos meses atrás, justo la época de frío estaba por venir pero aún se pudo disfrutar de un día perfecto.
 

 

Lentamente el color del cielo iba cambiando y el anaranjado del sol iba ganando fuerza. La gente seguía llegando y cogiendo posiciones como podía intentando no estorbarse entre unos y otros, todos pendientes del sol.
 

¡Qué ganas de volver a disfrutar del sol en todo su esplendor! pero de momento toca esperar, y de vez en cuando asoma tímidamente como este domingo pasado, que en parte se agradeció durante el entrenamiento de dragon boat. Ya es momento de empezar la nueva temporada, estamos en ello.
 

No hay nada como disfrutar de imágenes como estas para evadirse un poco del frío, ¿no les parece? dejar volar la imaginación. Pensar en calorcito de primavera y del cielo azul 🙂

 

Puestitos

 

Ir paseando tranquilamente un domingo por la tarde, a un lado y a otro gente con puestitos variados que ofrecen desde productos de pescado y marisco seco o bien unos aperitivos salados o dulces, a nuestra elección. En el pueblecito de Tai O, es una estampa muy típica, aunque sin la multitud habitual que suele haber durante los fines de semana. Si ya de por sí el lugar es chiquito, imagínense como es cuando se concentran muchos curiosos sacando fotos o comprando cosas de un sitio a otro, que éste no es el caso.

Curiosamente, mi novia no había estado aún allí, y yo haciendo memoria, creo que era mi tercera o cuarta vez. Es lo que suele pasar cuando uno es de fuera, el interés por descubrir cosas nuevas es mayor, mientras que cuando uno ha estado toda la vida en un sitio, puede que aún hayan sitios por descubrir. Me alegra que haya sido de mi mano la oportunidad de tener una tarde diferente de fin de semana, y seguro que no es la última que vayamos, tenemos aún otro año por delante.
 

Los puestitos de la calle son el alma de cualquier asiática que se precie, es una mezcla de colores, olores y sabores. A veces es comida, a veces es ropa, accesorios o cacharritos varios; gente que lleva muchos años dedicados al mundillo y ahí siguen al pie del cañón.
 

Sería bastante interesante conocer la historia de cada uno de ellos, ¿no les parece? seguro que tendrían muchas anécdotas curiosas para contar. Y la de tortitas que habrán pasado por ese hornillo. Lo más curioso el atuendo del buen señor, cualquiera diría que está haciendo sólo tortitas sino haciendo alguna fundición, pero más vale estar protegido para evitar cualquier imprevisto.
 

Y porque no todo es trabajar sin parar, otros aprovechan para tomarse una pausita y a la espera de que lleguen más clientes a comprar algo de calamar fritito.
 

Los últimos rayos de sol hace poco que dijeron adiós y ahora es el turno de las bombillas. La actividad aún no cesa, y las ventas se siguen sucediendo. Algunos miran curiosos a la espera de que otros clientes se animen a comprar. Ya se sabe lo de «culo veo, culo quiero», un efecto que siempre se cumple. Basta que veamos a alguien comprando/comiendo algo para que se nos antoje y así el efecto se va multiplicando.
 

 

Sino, siempre quedará esperar a la jornada del día de mañana para seguir con el oficio y dar la bienvenida a nuevos clientes. Seguro que durante la semana el ajetreo de turistas no es tan intenso y con las compras que haga la gente local y demás, algunos ya hacen el día, pero es cuestión de seguir en ello.
 

 

Era de noche

 

Ayer por la tarde después del trabajo, mi novia y yo quedamos en Mongkok como solemos hacer en más ocasiones con la intención de cenar alguito primero y luego ir a ver una película. En esta ocasión elegimos la de «In time», en la que aparece Justin Timberlake y la verdad no está mal del todo, tiene sus momentos de acción y el concepto en sí es interesante: el tiempo como moneda de cambio.

Tuvimos que ir a la sesión de las 10 de la noche, así que, cuando salimos ya pasaban unos minutos de las 12 de la noche. El centro comercial Langham donde están los cines, estaba en silencio y las escaleras mecánicas ya dormían, tan sólo la gente de camino a los ascensores o escaleras abajo hacia la salida. Era momento de ir en dirección al metro y rumbo a casita. Para nuestra sorpresa, en uno de esos callejoncitos siempre tan bulliciosos en plena tarde, donde ahora pasaba menos gente de lo habitual, había un señor un tanto curioso. Estaba sentado en una sillita mientras iba dando forma a algo con sus manos y nos acercamos a mirar un poco más de cerca. Allí estaba el buen hombre tejiendo unas figuritas en forma de flor, mariposa o saltamontes (como el que ven en la foto).
 

Con un pequeño cartelito escrito en chino y en inglés, contaba que tenía 78 años y que procedía de China continental. Por consideración a su bonita labor, pedía no sacarle fotos y agradeciendo la contribución de la gente. Nos quedamos un rato mirando como iba dando forma a las figuritas, a la vez que observábamos las que ya tenía terminadas. Después de estar mirando un rato, mi novia se decidió por el saltamontes. Su precio de tan sólo 30 HK$, pero incluso el más caro que tenía forma de mariposa, ascendía hasta los 50. Desde luego, un precio más que simbólico para el trabajo que hay detrás de cada una de estas figuritas.

Nos alejamos del hombre con una sonrisa, mientras él seguía a lo suyo. Espero que alguien más se parase como hicimos nosotros y tener el detalle de colaborar con él. ¿Lo veremos de nuevo en el mismo lugar? tan sólo lo sabremos cuando se haga de noche nuevamente y quien sabe, seguirá en el mismo sitio y sin perder esa mirada humilde.

 

Puertas

 

Fíjate por donde que el otro día di con mi cámara compacta Sony que tenía aparcada desde hace tiempo y rescaté algunas fotos que ya ni me acordaba. Por aquel entonces aún estábamos en nuestra primera casa cerca de Mongkok, anda que no ha llovido ni nada. Hay algo que siempre me llamado la atención y es el tipo de puertas que se suelen utilizar en los pisos en la ciudad, aunque siempre si nos referimos a edificios que son algo más antigüos.

Como medida adicional de seguridad se coloca una puerta extra que actúa a modo de verja y nos las podemos encontrar de muchos estilos como veremos en las siguientes fotos. Por lo general son de hierro o de aluminio, bien pintadas o con ese toque brillante del metal. Y ojo con los tiradores también..
 

Aquí se puede observar que el estilo de puerta es tipo corredera, ya que, cuando el espacio es limitado la opción de que la puerta se abra hacia fuera puede entorpecer en un momento dado si hay alguien en el pasillo de nuestra planta o el vecino del al lado anda entrando y saliendo de su casa.
 

Más o menos recargadas, con barrotes de distintos grosores o el uso del alguna chapa metálica. Lo que si me puede parecer práctico, es que si en verano queremos que corra un poco de brisita, abrimos la puerta del interior y la casa se puede airear sin necesidad de estar expuestos a que se meta cualquiera, aunque también es un poco escaparate no? pero si sólo estamos viendo la tele como que no pasa nada 🙂
 

Particularmente, no es algo que me guste porque la sensación desde el interior es como si fuera tipo jaula. Es algo a lo que uno no está acostumbrado en España donde el uso de verjas parecidas es más bien en el exterior de casas y no pisos como aquí vemos.

En mi primera y segunda casa tuve, sin embargo en las dos siguientes la cosa cambió pero tampoco lo echo de menos.