Langham Place

 

La entrada de ayer no tardó mucho en ser descubierta y como bien decía Alberto se trataba del centro comercial Langham Place. Edificio situado en pleno centro de Mongkok al lado de la estación de metro del mismo nombre y que forma parte del conjunto que incluye el Langham Hotel. Una de las opciones de hoteles por la zona, aunque también podremos buscar algunos bed and breakfast en el centro de Hong Kong si quisiéramos cambiar el lado de Kowloon.

Un espacio amplio y bien aprovechado donde tienen cabida bastantes tiendas, restaurantes o un cine, repartidos en 15 plantas. Sirve también como espacio para albergar algunas exposiciones temporales, algunas de ellas tan interesantes como ésta que los mostraba hace poco. Como podemos ver en el mapa, una de las salidas (C3) desemboca directamente en la parte baja del edificio, perfecto para los días de lluvia sin tener que pasar por la calle.
 

Un estilo que rompe con los alrededores, tanto por la altura como la estética. En un día soleado, luce imponente alzándose entre los edificios restantes. A su izquierda tenemos el hotel que se encuentra conectado a través de una de las plantas del centro comercial.
 

De noche, con las luces, los reflejos… es como si el edificio se transformara. En verdad es un contraste interesante entre la vida que se desarrolla por sus bajos: wet markets, puestos de snacks, restaurantes locales… pero todo convive en armonía.
 

 

Esto me recuerda que paseando por Londres, me llamo la atención este cartel:
 

Muy distinta esta zona en la capital británica. Dos ciudades, dos estilos pero con un nexo común: el nombre.
 

Día perfecto

Por motivos de hacer coincidir horarios de vuelos, a la vuelta de haber estado en Tenerife, nos tocaba de nuevo hacer noche en Londres, un poco cansino en vez de hacer el viaje del tirón, pero quieras que no, se agradece una paradita aunque era ya la segunda en el transcurso de todo el viaje.

Habiendo llegado a eso de las 4 de la tarde de un sábado, via aeropuerto de Stansted, más el correspondiente trayecto hasta el centro de la ciudad en guagua, luego coge metro y demás, pues pasan casi sin darse uno cuenta un par de horas. Ya con poco tiempo para hacer cosas y algo cansados después de madrugar ese día que cogíamos el vuelo desde Tenerife Sur.

Por delante teníamos todo el día del domingo, o casi, ya que nuestro vuelo salía rumbo a Hong Kong desde Heathrow a eso de las 22:35 de la noche. Ni que decir que la noche antes estabamos durmiendo antes de las 11 y recuperar algunas horas de los últimos días de estancia en la isla que habían sido algo agotadores la verdad. Y al despertar, la ciudad de Londres nos recibía con un día fantástico, de cielo azul y trazos con algunas nubes, y además, sin mucho frío: perfecto 🙂

Y las flores de los árboles en todo su esplendor. Blancas…

Rosadas…

Todo un «sakura» inglés como me dio por bautizarlo en ese momento. Y yo que estaba con ganas de haber ido a Japón, esto al menos me contentaba 🙂 aunque no es para comparar, ya se sabe.

Conforme se iba acercando la tarde, algunas nubes iban haciendo acto de presencia pero sin llegar a estropear el día. Ya sabemos que el cielo de Londres sin nubes resulta algo «raro» y le dan una atmósfera especial, sus formas caprichosas y la luz oculta del sol.

La gente en el parque (Hyde Park) aprovechaba la buena tarde de domingo para pasear o hacer algo de deporte donde destacaban bastantes aficionados al patinaje y skate, haciendo de las suyas practicando sus habilidades.

Y así entre una cosa y otra, desde que en la mañana salimos para disfrutar de un típico brunch inglés y luego patearnos la ciudad, se nos pasó el día de forma muy amena. Era hora de volver a casa de la amiga de mi novia que nos había acogido tan amablemente, recoger las maletas y rumbo al aeropuerto que nos esperaba el último cachito del viaje.
 

Volviendo a Londres

Lo que son las cosas del destino, o bueno, en este caso que te retrasen un vuelo, lo cancelen y con la consiguiente pérdida de mis otras conexiones para llegar hasta Hong Kong. Pero no hay mal que por bien no venga, que al llegar un día más tarde de lo previsto, tuve unas cuantas «horas muertas» en Londres y había que aprovecharlas, y lo mejor: turistear.
¿Que si ya conocía Londres? pues claro, pero no veas la tira de tiempo… desde el verano del año 98 no volvía a pisar la ciudad, parece mentira no? Quise recordar las calles que visité por primera vez cuando era un adolescente, de esos viajes a Inglaterra en los veranos para mejorar el inglés (buen motivo para otro post).

Y ahí estaba yo, como si el tiempo no hubiera pasado, plantado en Trafalgar Square y con la National Gallery de fondo.

Caminando en dirección a la zona de Leicester Square, tan conocida por su cantidad de teatros.

En aquel momento, obras como: El Fantasma de la Ópera, Rocky… hasta encontré un cartel con una obra protagonizada por Mr. Bean, bueno, su actor, Rowan Atkinson 🙂

…en dirección al Covent Garden

¿Les suena esta curva? A ver quien sabe decirme el nombre de la calle. Seguro que con la próxima foto adivinan la conexión. Me parece muy interesante la arquitectura de este lugar, la forma curva que se pierde en el fondo, adaptándose al trazado de la calle. Y ahora me pregunto: ¿qué fue primero, la calle o el edificio? igual una pregunta algo tonta, pero no recuerdo haber visto un conjunto tan elegante, sólo podía ser inglés 🙂

Y esto más aún… Picadilly Circus y sus anuncios de neón. Asomando en la esquinita TDK y SANYO, mitiquísimos.

Una visita express pero que bien valió la pena. Lo peor de todo, dentro de lo que cabe: el tiempo. Y ya nos conocemos como es de conocida Londres por su climatología, cielo gris y puede que llueva, y llovió. Suerte que me libré de la nevada que daría lugar un par de findes más adelante, sino, aún me veo por tierras inglesas.