Rutas en Lantau

Mitad de semana y terminando el mes de Julio, un mes que ha estado acompañado de unas buenas rutas de montaña que quiero compartir con ustedes. La primera de ellas fue la que me llevaría hasta lo alto del pico Lo Fu Tau y terminando en Discovery Bay. Saliendo desde Tung Chung y en dirección hacia Sunny Bay, iniciamos el recorrido desde una aldea llamada Pak Mong. Desde ahí basta con seguir las indicaciones para ir hacia Mui Wo y llegado el punto adecuado en el que el camino se bifurca siguiendo hacia el pico.

El paisaje es realmente precioso, lleno de verde por todos lados y con tan sólo el caminito que nos va guiando. Cuando el sol pega, lo hace de verdad y no hay muchos sitios en los que refugiarse, así que, una gorra que no falte y agua en abundancia.
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Praderas en lo alto de las montañas y la brisa que se siente en la cara por momentos, algo que se agradece. Continuamos la ruta que aún queda un poquito más para llegar al pico y luego queda la bajada, que estaría llena de unos tramos un tanto técnicos pero con cuidadito.

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Al fin de semana siguiente nos juntaríamos un grupito para hacer ir en dirección al buda y regresar al punto de partida. Una ruta de 15 kms que será uno de los recorridos de la carrera en el mes de Octubre. Un buen entrenamiento para acostumbrarse a la altitud y no empezar demasiado fuerte.

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A la vez, otro grupo de corredores más experimentados entre los que se encontraba Iurgi, que se irían a hacer la ruta larga de 21km. subiendo al Sunset Peak y al de Lantau, compartiendo la bajada por debajo del teleférico (Tung Chung hasta Ngong Ping, Nei Lak Shan y por debajo del teleférico de vuelta hasta Tung Chung).

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Ya por último, la del pasado fin de semana me llevo a intentar el ascenso al Sunset Sunset Peak a través de la ruta Wong Lung Hang. Bastante durilla la subida de escalones, hay que saber pausar bien el ritmo porque sino uno se queda sin aliento. Son casi dos kilómetros de recorrido en los que se ganan unos 400 metros de altura, y es cuando aparecen algunos tramos algo más llanos y podemos divisar las montañas.

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Pero nuevamente los escalones vuelven a ser nuestros mejore compañeros pero con una intensidad algo más moderada, el ascenso en esta parte se hace mucho más llevadero que en el tramo anterior. Vamos ganando altura y el terreno se vuelve más tupido de vegetación y con el sonido de algunos pequeños torrentes de agua, perfectos para refrescarnos un poco.

A pesar de que salí de ruta yo sólo, no es problema alguno porque uno se encuentra con bastante gente durante el camino con lo que de cierta forma, uno siempre va a estar acompañado y puede pasar a integrarse en uno de los grupos para coger ritmo y también motivarse.

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Lástima que cuando llegué a la cima estaba todo cubierto de bruma. Otros corredores que iban delante mío o que venían más rápido por detrás apartándome para que pasaran, al poco se perdían delante de mi vista. Yo iba con calma y precavido para evitar cualquier resbalón, puesto que el terreno aún andaba algo húmero de unas gotas que habían caído unas horas antes.

En el descenso y en dirección hacia Pak Kung Au (carretera de Tung Chung), la bruma se iba disipando poco a poco y los rayos de sol se colaban entre las nubes para hacer de las suyas. Durante todo el camino había estado tirando del agua que traje conmigo, iba bien de reservas pero las piernas las empezaba a notar algo cargaditas. Eran unos 10 kms lo que había recorrido desde el centro y lo más prudente era regresar para no forzar.

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Ahora ya conozco la ruta y sólo queda volver de nuevo para acostumbrarse. Otro fin de semana habrá tiempo para subir al pico Lantau y finalmente combinar la distancia total incluyendo ambos picos, el recorrido del día de la carrera. Así que poco a poco y cogiéndole gusto al nuevo reto que tengo por delante. El día que haga la ruta completa podré saber y hacer un estimado, pero no hay que anticiparse y sin ningún tiempo en mente, pero lo mejor de todo es disfrutar con el entorno.

Estas son algunas de las rutas que hay en la isla pero no las únicas. No obstante es la isla más grande del territorio, doblando en tamaño a la isla de Hong Kong. Puro parque natural y rutas para disfrutar de la montaña como nadie.

Oasis

Ya tenemos aquí el veranito de forma oficial, finalmente, tan ansiado por muchos aunque también indeseado para otros. Con sus cosas buenas como que los días son más largos y por tanto las horas de luz se han estirado un poco, pero por otro lado, y lo que desagrada o cuesta acostumbrarse: el calor.

A la sombra de los rascacielos más imponentes, se puede buscar un rinconcito al que escaparnos de la oficina para cambiar un poco de aires. No es el primer sitio, ni será el último, que les comento al que uno puede ir tranquilamente para disfrutar de un rato de relax mientras se almuerza.

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No es que sea una piscina pero este charquito hasta invita a que nos demos un remojón en los días que el calor aprieta más. De momento se está comportando el clima, pero como quien dice, apenas acaba de empezar. Veremos para el próximo mes de julio o sino agosto que es cuando se suele intensificar y también aderezado con alguna que otra tormenta tropical que descargue un poquito de agua a su paso.

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Bien podemos sentarnos en los banquitos allí dispuestos o quizás en el bordito más cerca de las fuentes.

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¿Y dónde se habrá metido todo el mundo? Y es a veces la gente huye y prefiere quedarse en el interior, bien sea con un almuerzo para llevar y delante de su mesa o bien en un restaurante. Yo creo que si no llegar a ser sofocante y podemos buscar un poquito de sombrita, no está tan mal del todo. Además, podemos disfrutar de una bonita vista de exteriores como esta de uno de los laterales del edificio del Banco de China.

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Puestos a elegir, ¿cuál sería su elección? Yo no renunciaría a disfrutar de un bonito jardín para romper la monotonía de la oficina aunque me cueste un poquito de sudor, ya luego tenemos el aire acondicionada para refrescarnos por unas cuantas horitas mientras trabajamos.

Día de campo

A pesar de que los días de año nuevo son bastante tranquilos y de poco movimiento, hubo uno de ellos que fue distinto a lo habitual. No me imaginaba yo que haría un buen día como si de primavera se tratase, con temperatura cálida y más estando algo más hacia el norte en comparación a Hong Kong. No nos fuimos demasiado lejos, como a una media hora en coche y al encuentro de unos amigos de un familiar de mi novia. ¿Adivinan el plan?

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Ni más ni menos que a recoger fresas. Una buena forma de disfrutar el día fuera. Rodeados de algunas huertas cercanas, en las que la gente cultivaba coles, lechugas y otras verduras. Me venían a la cabeza en esos momentos la primera vez que fui a coger fresas en uno de aquellos veranos en Inglaterra.

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No me esperaba yo que a mediados del mes de febrero estuviese ya la temporada de fresas. Un aspecto más que apetitoso el de estas fresas y de todos los tamaños, aunque preferiblemente cogía de tamaño medianito porque las más grandes luego no suelen ser las más sabrosas, por norma general. Así ibamos entre una hilera y otra, en busca de una buena captura y llenando la cesta poco a poco.

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Al final terminamos con una buena cantidad recolectada, ésta tan sólo era mi cesta pero juntando las otras diría que como unos dos kilos.

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La próxima parada sería la casa de unos conocidos, en plan finca y rodeados de una buena plantación de árboles de liches. Tan sólo la casa en medio de tanto árbol y la tranquilidad del lugar, se estaba la mar de bien. Y nuestros anfitriones no tardarían en servirnos un poco de té y darnos algo de fruta.

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Poder curiosear en el huerto, echar agua a las plantas o vigilar a los gallos y gallinas entre algunas de las actividades que los más pequeños disfrutaban. Era como recordar los tiempos de las visitas del colegio hace muchos años atrás.

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Unas bonitas imágenes de las montañas y las nubes con formas caprichosas. Habían sido unas horas bastante entretenidas.image

El día no podía terminar mejor con una abundante cena en la que no faltaban verduras, carne, arroz y sopa. Y entre medio algún que otro brindis con un licor autóctono; nos quedamos más que completos. Las fresas habría que dejarlas para el día siguiente.

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Ya con esto estaba como para irme a dormir pero casi que no porque apenas eran pasadas las 7 de la tarde. Y es que los días en el campo, parecen más lentos de lo habitual pero se aprovechan bastante.

Descubre Lantau

 

La gente no sabe por lo general el lugar privilegiado que es esta ciudad para descubrir sus montes y sus rutas. No todo es jungla de asfalto y hormigón, y la isla de Lantau es una buena prueba de ello. Es la segunda más grande del territorio y es un su totalidad un espacio de parque natural y con poca población que se concentra en ciertos puntos como pueden ser Mui Wo, Discovery Bay, Tai O o Tung Chung. Lugar que es propicio para la organización de carreras de trail-running.

Aprovechando los entrenamientos que estoy haciendo para la carrera de finales de mes, un fin de semana quise descubrir una ruta que tenía ganas de coger desde hace tiempo. Y es que hay un camino que transcurre en paralelo a la ruta de metro de la línea HK-Tung Chung. Camino de cemento hasta que llegas a una desviación y es cuando se pone interesante, primero con un pequeño estanque y el camino que se adentra entre los árboles poco a poco, y con algunos elementos que son muestra del pasado como este horno incineradora de los años 50 (según indicaba un cartelito).

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Esa parte del camino tiene una ligera pendiente hasta que después de unos 200 metros, empieza a llanear de nuevo. Para mi sorpresa me encuentro con algunas casitas que van salpicando el paisaje y este puente que cruza el riachuelo con el lecho de rocas. En la época de lluvias me imagino la cantidad de agua que puede transportar, y seguro que emboca directamente al estanque por el que pasamos antes.

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Otro de los descubrimientos durante el camino es esta escuela abandonada. El nombre indica que es la escuela de Pak Mong, de las tres aldeas. Me pregunto cuántos años habrán pasado desde que esté abandonada. En su interior algunos pupitres, todo muy polvoriento y con los cristales de las ventanas rotos. No me gustaría pasar de noche por ahí, se imaginan…
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En esto que el camino empezaba a descender y en esta especie de valle, un pequeño conjunto de casas y con algunos campos de cultivo. Lo curioso es que por el camino por donde bajaba, tenía el ancho exacto como para que pudieran pasar vehículos, y así fue como me encontré algunos coches y motos por los alrededores. Un sitio algo aislado del que desconocía su existencia, pero bastante bien organizado con su red de cañerías y hasta con un servicio de baños públicos como pude comprobar.

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Casas en medio de una tranquilidad absoluta y tan sólo rodeadas por tierra y otro pequeño riachuelo que transcurre por un lateral. Como casa de fin de semana para evadirse del centro no está nada mal, la cosa es llegar hasta allí, lleva su tiempo.

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El camino se bifurcaba por momentos dando acceso a otros pequeños grupos de casa, pero el camino principal iba en dirección hacia la zona sur-este de la isla y más en concreto hacia Mui Wo. Si hubiera dispuesto de más tiempo aquel día, no hubiera dudado en seguir el camino hasta el final pero tenía que regresar. No dudo que regresaré para terminar la ruta y recorrerlo con más calma.

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Dato que se me olvidó comentar, y tal y como dice en la indicación, una de las rutas cercanas fue de cuando las Olimpiadas de Pekín. Apuntado para otro día queda.