En las salidas de montaña que suelo hacer el fin de semana, no hay tiempo para aburrirse y poder descubrir cositas nuevas. Como bien apunta el título de este blog, hay un rinconcito donde hay budas en la montaña. No es que sea la primera vez que paso por esa zona, pero fue un día que me dio por hacer un desvío tras ver un caminito entre los árboles. La última vez que pasé, como se aprecia en la siguiente foto había un poquito de bruma lo que le daba un ambiente algo más místico.
Tempranito por la mañana con apenas gente y disfrutando de la brisita, por suerte no hizo un día de calor pero si con algo de humedad.
La sorpresa de los budas en la montaña se la encuentra uno en el sitio más inesperado porque desde el camino principal pavimentado no se aprecia. Coger un camino de tierra unos metros a la derecha y tras una gran roca entre los árboles: salta a la vista! me quedé contemplando la escena durantes un rato porque bien merecía la pena. Este pequeño santuario en medio de la montaña y que ha debido costar su trabajo para juntar tantas figuritas. No tiene desperdicio si nos podemos a apreciar los detalles.
Seguro que la gente del lugar, es un sitio que no entraña mucho misterio pero que seguro es frecuentado de vez en cuando por todos aquellos que gustan de ir de paseo a la montaña. Ejercicios matutinos en la naturaleza y también espiritual para velar por la familia y los antepasados. Lo más inquietante es que había una voz como de cántico de monje que salía de entre las rocas; un pequeño transistor colocado junto a una de las figuras. Igual alguien tiene como misión el ir a cambiar las pilas de vez en cuando.
La ubicación me la guardo para mi porque seguro que así lo querrían los demás. Un secreto de la montaña que comparto con ustedes y que estará a buen recaudo 🙂