Los árboles de mi calle

Cada mañana cuando voy de camino a la estación de metro, me fijo en algunos árboles de mi calle. Justo al otro lado de la acera por la que voy, se alzan unos cuantos metros y el colorido de sus hojas me llama bastante la atención. Quizás a pie de calle pasen un poco desapercibidos, pero desde el paso elevado que cruza la calle hay mejor vista.

Aunque ya la primavera sea la estación actual, no me dirán que los colores parecen como si fuese otoño. A pesar de que no protejan con mucha sombra al no ser muy frondosos, su colorido es sin duda el punto fuerte.

los arboles de mi calle

La calle suele estar bastante transitada, por donde pasan varias líneas de guaguas y hay varios colegios cercanos. Justamente al otro lado de la calle es donde viven los padres de mi mujer. Eso seguro que les resuelve muchas dudas a los que se preguntaban por qué vivo tan al norte (pero no está tan lejos en realidad).

Por zonas verdes no nos podemos quejar, puesto que tenemos el parquecito al que solemos ir bastante a menudo. Un buen espacio para pasear, para los niños jugar e incluso con una cancha de fútbol. Rodeados de árboles de lo más variado.

Puede que parezca algo tonto, pero es de esas cosas que le dan un toque especial a cada día. Ver el paso de las estaciones en los árboles de mi calle. Haga frío o calor, llueva o no, con más o menos hojas. Por cierto, que no sé qué tipo de árbol es; todo será cuestión que me fije a ver si tiene una plaquita. Porque aquí está todo muy bien etiquetado y/o catalogado, incluso las pendientes (ya hablaré de esto otro día).

Día lluvioso

¿Será el último día lluvioso ahora que se acerca la primavera? No creo que nos las deseemos tan felices, ya se sabe. Cambio de estación con temperaturas más cálidas pero seguro que con días de chaparrones.

Ayer domingo el sol brilló por su ausencia y los cielos nos ofrecían estos tonos más dramáticos. La bruma en las cumbres y la brizna traía algo de lluvia finita.

Por suerte la lluvia durante el entrenamiento no fue muy intensa, pero había que mantenerse en movimiento para no enfriarse. Primera sesión ejerciendo de entrenador y la segunda remando.

A un mes vista del comienzo del calendario de carreras, sabiendo que la climatología siempre puede hacer de las suyas. Haga día lluvioso o no, hay que estar preparados.

De regreso ya en Fanling y pasando por el parque, el olor a tierra mojada y el verdor de las plantitas. Una sensación refrescante y agradable para los sentidos.

Mezcla otoñal y comenzando una nueva estación.

Sé que alguna gente no estará contenta con el comienzo de la primavera y menos pensar en verano. No siempre se está a gusto y menos para lo que no soporten demasiado la humedad cuando va en aumento.

¡Vamos allá! Al mal tiempo, buena cara.

Budas en la montaña

En las salidas de montaña que suelo hacer el fin de semana, no hay tiempo para aburrirse y poder descubrir cositas nuevas. Como bien apunta el título de este blog, hay un rinconcito donde hay budas en la montaña. No es que sea la primera vez que paso por esa zona, pero fue un día que me dio por hacer un desvío tras ver un caminito entre los árboles. La última vez que pasé, como se aprecia en la siguiente foto había un poquito de bruma lo que le daba un ambiente algo más místico.

Tempranito por la mañana con apenas gente y disfrutando de la brisita, por suerte no hizo un día de calor pero si con algo de humedad.

siguiendo el camino

La sorpresa de los budas en la montaña se la encuentra uno en el sitio más inesperado porque desde el camino principal pavimentado no se aprecia. Coger un camino de tierra unos metros a la derecha y tras una gran roca entre los árboles: salta a la vista! me quedé contemplando la escena durantes un rato porque bien merecía la pena. Este pequeño santuario en medio de la montaña y que ha debido costar su trabajo para juntar tantas figuritas. No tiene desperdicio si nos podemos a apreciar los detalles.

budas en la montaña

Seguro que la gente del lugar, es un sitio que no entraña mucho misterio pero que seguro es frecuentado de vez en cuando por todos aquellos que gustan de ir de paseo a la montaña. Ejercicios matutinos en la naturaleza y también espiritual para velar por la familia y los antepasados. Lo más inquietante es que había una voz como de cántico de monje que salía de entre las rocas; un pequeño transistor colocado junto a una de las figuras. Igual alguien tiene como misión el ir a cambiar las pilas de vez en cuando.

La ubicación me la guardo para mi porque seguro que así lo querrían los demás. Un secreto de la montaña que comparto con ustedes y que estará a buen recaudo 🙂

Amaneciendo

En los días fríos y en los que el sol le cuesta salir un poco más y salir de la cama también nos cuesta. Una vez uno se pone en marcha y puede contemplar que el día está amaneciendo, todo cambia.

amaneciendo

Como rutina mañanera, me gusta salir a disfrutar corriendo y más sabiendo que tengo sitios bien cerquita con buenas vistas.

Cierto es que hay días que me cuesta más pero tras un cafecito y una tostada; luego el calentamiento e ir cogiendo ritmo. Ver el cielo así es un subidón de energía, llegar a la cima y respirar hondo. Prepararse para la bajada mientras se siente la primera brisa del día.

Aunque esta última es de cuando nuestra estancia en China durante el Año Nuevo Chino, merecía su lugar en este post. Justo el último día antes de regresar a Hong Kong.

Lo mejor de todo es que así el día se aprovecha mucho más. De vuelta para el desayuno en casa y recuperar energías, así da gusto. ¿No creen? 🙂