Ya somos cuatro

Después de los meses de espera y con las últimas semanas que parecía más lento aún finalmente llegó el día. Un poco antes de lo esperado inicialmente pero todo ha salido bien y ¡ya somos cuatro! Lo que iba a ser algo que sucediese en la mañana del miércoles, finalmente fue de madrugada.

Igual pilla por sorpresa a muchos, pero hemos querido llevarlo de la forma más discreta posible durante estos meses. No ha sido fácil el camino, pero estamos súper contentos de que hayan llegado a nuestras vidas.

Después de su llegada, un continuo ir y venir al hospital. Visitar a mi mujer y a las niñas. Parece que todo avanza de forma favorable, aunque ya se que se trata de pocos días. Muchas ganas de que puedan estar con nosotros en casa pero la verdad que en el hospital se están portando de lujo.

visitando el hospital

En lo que estaba revisando las fotos de estos días, me pareció bastante adecuada la foto que he puesto debajo. Sin casi haberme dado cuenta cuando saque la foto, capte un bonito símbolo de lo que sera a partir de ahora nuestra familia.

ya somos cuatro

El 26 de abril tiene mucho más significado con la llegada de nuestras hijas. Nos alegramos que a pesar de que estos meses no hayan sido fáciles, todo ha ido mejorando paso a paso y supone una alegría mayor si cabe.

La mamá y las niñas se encuentran bien y mejorando con el paso de los días Fue justo hace dos días cuando mi mujer ya pudo regresar a casa pero las niñas de momento pasarán unos días hasta que puedan volver a casa. Lo más probable es que la bebé grande se venga a casa antes y un poquito más tarde la pequeña. No hay prisa ante todo, pero hay ganitas de estar los cuatro juntos.

Me hace mucha ilusión poder compartir con ustedes esta noticia. Un cambio grande en nuestras vidas ahora que ya somos cuatro. Una nueva aventura en la que intentaré estar a la altura del título recien estrenado de papá 🙂 Ayudar en todo lo posible y si necesitase algún consejo de otros papás blogueros seguro que les pediré que me echen algún cable, jeje.

Lunes goloso

Será que después de la carrera y con la necesidad de reponer calorías, se me ha venido a la mente este post para un lunes goloso. Unos recuerdos de tan sólo unos meses cuando estábamos disfrutando en familia las Navidades por Tenerife.

Tocaba visitar la ciudad de La Laguna, un domingo era si no recuerdo mal después de haber estado un poquito más al norte. Seguro que con las fiestas, el ambiente en la calle estaría estaría más animado que de costumbre. Llegamos cuando aún había algo de luz pero no tardaría en empezar a anocher mientras íbamos bajando desde la iglesia de la Concepción

centro la laguna
 
paseando

Uno de los escaparates con más historia como es el de la dulcería La Princesa. Mis parientes no dudaron en entrar y la sobrina de mi mujer salió con dulce en mano al igual que un servidor, un mítico barquillo de chocolate con nata que me trajo muchos recuerdos y también algunas de las tartas de los expositores (lástima que no era la temporada de la de nísperos).

la princesa

Seguimos bajando por la calle y otra tienda más que capta mi atención, no será por veces que haya pasado por ahí, pero esta vez sin perderme detalle de tan dulce escaparate: rosquetes, merengues, pasteles de gloria, truchas…

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Espero que no estén sufriendo, esta es ya la última parada del recorrido dulce. Se imaginan cómo pueden llegar a ser las Navidades si a parte del turrón o los polvorones empezamos a contar con todas estas delicias, que uno a veces las echa de menos en Hong Kong pero las disfruta más a poquitos cuando está de vuelta por vacaciones y se va con muy buen sabor de boca.

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Habiéndonos salidos ya de la zona más comercial y siguiendo el callejeo, tocaba el momento de retornar a coger el coche.

calle iluminada

Toda una tentación para la vista y sobre todo para los que tenemos esa debilidad por lo dulce. Parece mentira que no me hubiese acordado la gran variedad de dulces tradicionales que tenemos en mi isla, pero verlo de esta forma haciendo de turista le abre los ojos a uno mucho y más aún cuando hay otros que se interesan por probar esto y lo otro.

Creo que luego saldré a pegarme una carrerita para evitar las tentaciones de un lunes goloso 🙂 ¡Buen comienzo de semana a todos!

Punta de Teno

Como si se tratase de un triángulo, la punta de Teno vendría a ser uno de los vértices más alejados desde la capital y que tiene un atractivo especial. Llegar hasta el final de la isla, hasta su faro y sentir la brisa del mar; la fuerza del oleaje y sentir ese spray de gotitas que las lleva el viento.

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Para nosotros los isleños que a veces las distancias nos parecen grandes, ir hasta la punta de Teno es como quien va a pasar el día y ya que estamos, uno aprovecha para darse una vueltita por la isla como quien no quiere la cosa. Es una excusa para poder disfrutar del paisaje, de la carretera y algunas paraditas a lo largo del camino para almorzar o echarse un cafecito.

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Los Gigantes fácilmente visibles y el terreno donde se mezcla roca con algo de vegetación. Un sitio que hasta hace poco estaba cerrado debido a las obras de mejora de la carretera, en parte para prevenir los desprendimientos porque lo que se dice respecto al asfalto había unos cuantos buenos agujeros y había que ir con cuidado.

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Una pequeña calita en la que los bañistas disfrutan o bien echarse un rato al si encontramos un hueco entre los callados de la playa. Un poco de viento si que hacía ese día pero un bañito en el mes de Diciembre es todo un lujo.

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Caminando en dirección al faro, el sol está pegando con intensidad pero ya la iba quedando poco gas porque en cuestión de una hora y poco el atardecer estaría por llegar. Como quien no quiere la cosa, nos pegamos casi una horita entre las fotos y el paseo. Nada mejor después de haber almorzado y evitar la clásica modorra, sobre todo para un servidor que se tenía que poner al volante.

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Con las pilas cargadas, emprendemos el camino de vuelta por la carretera y en dirección a las cumbres de Masca para terminar volviendo por la autopista del sur. Lástima no habernos quedado para ver el atardecer que seguro fue todo un espectáculo, aunque desde las alturas si que disfrutamos de un cielo con unas tonalidades increíbles.

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El viaje si que mereció mucho la pena, en parte porque hacía muchísimos años que no había podido estar y porque también fue especial el poder enseñarles a la familia de mi mujer ese rinconcito de la isla.

Al lado del mar

Como quien dice, esto es casi empezar por el final pero también apuramos el último día de visita en la isla hasta el máximo. Día 31 de diciembre y en la víspera de recibir el nuevo año al lado del mar; nos escapamos hasta el sur de la isla que nos recibía con un sol radiante como si se tratase de verano y buena prueba de ello la cantidad de turistas británicos, alemanes, rusos… y demás nacionalidades que estaban tumbados cogiendo rayos; a cada cual con un tono un poco más sonrosadito y mientras tanto nosotros dando un paseo que habíamos iniciado desde la playa del Duque y bordeando la costa llegando hasta casi la caleta de Adeje.

La hora de comer se iba acercando y la gente me iba reclamando ya un sitio para sentarnos y comer. No demasiado lejos podía divisar unos restaurantes y sería cuestión de pocos minutos en llegar a ellos. En lo que me había adelantado para ir dando un vistazo al menú de varios locales, hablaba por teléfono con mi mujer para darle algunos detalles de la carta. Finalmente, asunto resuelto y nos sentamos en una de las mesitas del restaurante «Casa Celso«, con una vista privilegiada al lado del mar.

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Vistazo a la carta para empezar con unos entrantitos y luego algo de pescado del día. Tanto les había gustado el cherne de la otra noche cuando estábamos por el Puerto de la Cruz que no dudamos en pedir de nuevo. Los entrantes entre los que estaban: mejillones, pimientos de padrón, pasta marinera y gambitas al ajillo, junto con el pescadito para compartir. Suficiente para contentar al personal, o eso espero y sino… hueco para el postre que siempre hay.

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La hora del postre fue sagrada y los más golosos de la mesa entre los que nos encontramos la sobrina de mi mujer y un servidor nos acercamos a las neveras a ver cuáles eran las opciones. Quesillo con nata y una tarta de chocolate con nueces, y creo que acertamos de pleno 😀

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Ahora para el regreso nos quedaba un paseito como de casi una hora pero con eso de estar haciendo la digestión y demás, seguro que se nos alargaría demasiado. Lo mejor fue que me diese un salto a buscar el coche al aparcamiento donde lo habíamos dejado y recogerlos; el paseito a paso ligero si que me vino bien a mi para que luego no sufriese los efectos de la modorra habitual y que luego teníamos que poner rumbo de vuelta a Santa Cruz.

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Fue un día de media jornada pero en el pudimos aprovechar un buen ratito de sol; yo creo que hasta todos cogieron un poco de colorcito y todo. A no ser un día que nos llovió estando por el Sauzal, de resto el tiempo estuvo espléndido hasta el final. Vacaciones de Navidad perfectas y además probando muchas cositas nuevas, y sobre todo para mis parientes que lo experimentaban todo por primera vez.

El jet lag ya está más que superado después de casi dos semanitas desde que nos volvimos. Yo creo que todos disfrutaron mucho de la isla y más aún al lado del mar disfrutando de la brisa y buena comidita local.

¡Feliz fin de semana a todos!