Los muelles

 

Uno de los sitios emblemáticos en la isla de Hong Kong y en el distrito de Central, son los muelles. Desde ellos nos permite conectar con distintos puntos de la geografía de la ciudad. A lo lejos podremos reconocer el edificio principal, el cual alberga algunas tiendecitas varias en las que comprar algunos refrigerios o sentarse a tomar un café. Desde allí podremos coger el Star Ferry hacia TST o bien hasta Hung Hom entre otros, además de otras muchas rutas que comentaba en el post de ayer.

Podemos llegar hasta los muelles caminando fácilmente por algunas de las pasarelas cercanas al centro comercial IFC o también mediante taxi o guagua, están bien comunidados y de fácil acceso. Siempre podremos ver bastante movimiento de gente, no sólo turistas sino los propios ciudadanos que hacen uso de los ferrys en su día a día. Gente que vive en Lamma o en Discovery Bay, es el medio de transporte más habitual hasta la zona de la isla. Lo malo cuando haya amenaza de tifón, entonces si que…
 

 

Aunque ya lo he comentado en otras ocasiones, siempre que tengo oportunidad aprovecho para dar un paseito en barco. Y es que, a pesar de que el transporte subterráneo (MTR) funciona de lujo, nada mejor que disfrutar de la brisa marina tanto de día o mejor aún de noche, y sin prisa.

He intentado hacer un poco de memoria histórica sobre los muelles y he dado con este artículo sobre las obras que se tenían pensado llevar a cabo y el valor de esta zona de los muelles que en el pasado era lugar de importantes recibimientos a celebridades o miembros de la realeza británica.

A subirse al barco y dejarse llevar, no hay nada mejor para «desconectar» del bullicio.

 

Sube y baja

 

¿Quién no coge un ascensor todos los días? una acción más que cotidiana para todos nosotros. A diario cuando salimos de casa y esperamos a que venga para «depositarnos» en la calle y empezar una nueva jornada de trabajo. No será el primero ni el único que cojamos a lo largo del día, de arriba a abajo nos mueven sin casi percibirlo. Hacen su trabajo en silencio transportando a mucha gente cada día.
 
 

Y ascensores de todo tipo: grandes, medianos o pequeños; modernos o no tanto. El dato de unos 7650 rascacielos impone bastante, se pararon a pensar ¿cuántos ascensores puede haber en una ciudad como esta? y a la par podríamos pensar en su «hermana» Nueva York, disputándose codo con codo la de ciudades con mayor número de edificios altos. He intentado indagar un poco a ver si daba con algún dato estadístico al respecto, pero creo que se antoja algo difícil o quizás con más calma. Yo antes de venir a Hong Kong, los ascensores que había cogido rara vez pasaban de un piso 12 (creo recordar), en cambio aquí, mejor no contar los pisos. A veces parece como si sobrara algún número 🙂
 

Haciendo un poco de historia y recordando los pisos en los que he vivido hasta ahora, parece como si no bajase nunca de una planta 20 (que es donde está la oficina). Mi primer piso situado en un 21, el siguiente en un 23 y era el último del edificio, para a continuación pasar a un 25. Parece que nos vamos más arriba. Suerte que son tramos únicos de ascensor, porque por lo general en los edificios de oficinas que cuentan con mayor número de plantas y ascensores, lo normal es encontrarse el tener que cambiar en una planta intermedia para llegar a plantas de más arriba, haciendo nuestro camino un poquito más largo pero también una forma más eficiente de transportar a la gente y que no se colapsen todos los ascensores, aunque si nos toca hora punta de esa no nos libramos 😀

 

Ngong Ping 360

 

Ayer que fue fiesta, también para mi por aquí que tenemos el calendario de festivos compartido entre los de España y los de Hong Kong, lo mejor hubiera sido quedarse en casa a descansar, no? En cambio, con el día tan fantástico que amaneció, era una pena no aprovecharlo.

Si aún hay cosas que me quedan por visitar en la ciudad, el sitio del que hablaré a continuación era uno de ellos. Situado en Tung Chung, isla de Lantau, y al que se llega de forma muy cómoda y rápida cogiendo la línea naranja de metro. Una vez allí seguir las indicaciones hasta el edificio donde cogeremos el teleférico: Ngong Ping 360. Uno de los sitios que no se puede dejar de visitar si estamos de visita.
 

Lo bueno de haber ido en un día entre semana: tener menos gente y no tener que sufrir los agobios que se produzcan el fin de semana cuando un mayor número de turistas y no turistas hacen cola para cogerlo. El horario de apertura es a las 10 de la mañana y hasta las 6 de la tarde.

Poco a poco nos vamos alejando de Tung Chung y por delante un recorrido de casi 6 kilómetros con una duración de unos 25 minutos.
 

Relajarse y disfrutar de las vistas pasando por encima de la bahía de Tung Chung y en dirección a la parte más norte de la isla de Lantau.
 

¿Qué les parecen las vistas? bonitas verdad? pues apenas llevamos un rato del recorrido. Me pregunto a qué altura nos encontramos sobre el nivel del mar. Un dato a añadir, la cabina era de suelo de cristal, más emoción al viaje, aunque algo difícil de sacar en las fotos. Merece la pena. Ojo chicas con las faldas, nunca se sabe 🙂
 

Y a la izquierda de la foto empieza a asomar algo, ¿qué será?…
 

Como no, el aeropuerto internacional de Hong Kong (Chep Lap Kok). Una construcción impresionante y eso que ya hace sus 13 añitos desde que empezó a funcionar, pero está como recién salido del horno.
 

Si se fijan por debajo de la torre a la derecha de la foto, hay un caminito que asciende hasta el mismo sitio donde nos dejará el teleférico. La próxima vez creo que optaré por esta ruta para estirar un poco las piernas. Y es que Hong Kong es el sitio perfecto para hacer rutas por la montaña.
 

A medida que fuimos subiendo, parecía que la bruma iba en aumento. El cielo tan espléndido del que gozábamos en Tung Chung había desaparecido, pero al menos seguro que hace algo de fresquito y nos quitamos de encima la humedad que parece estar de vuelta en estos días.
 

A lo lejos ya se podía divisar el buda de Tian Tan. Con ello nuestro recorrido tocaría a su fin, una vez en los alrededores de Ngong Ping y a los pies del buda. Qué recuerdos desde la primera vez que iba de visita y hasta entonces no había vuelto.
 

Muy lejos de que aquí acabase el día, aún tenía en mente llevar a cabo una buena rutita que me llevaría de nuevo hasta el punto de inicio casi cuando el sol empezaba a decir adiós. Otra historia que merece ser contada con todo detalle en un post que no tardará en llegar, espero que puedan esperar pacientes 🙂
 

Aquí tienen la página oficial si quieren curiosear un poco más.

 

HK en Lego

 

Mira que me lo digo siempre: «no salir sin la cámara de casa», pero por h o por b, nanai. Esos momentos en los que nos pilla desprevenidos y nos quedamos con las ganas de sacar fotos y más fotos, ¿verdad? Algo similar me pasó cuando daba un paseo por TST y en concreto por el centro comercial Harbour City. La intención primera era la de encontrar la réplica de un galeón español que iba a estar estos días por la ciudad. Es cuando me encuentro esto por unos de los pasillos…
 

Nada más y nada menos que la Gran Muralla aunque en su versión reducida. Habrá que seguirla a ver hasta donde nos lleva, no?
 

 

Mientras seguía curioseando los distintos tramos de la muralla. Cada uno de ellos tenía un «dueño» distinto con su correspondiente cartelito. Hasta con hombrecitos del espacio y todo, que currado verdad?
 

Hasta el mismísimo Dr. Watson, lupa en mano. Me pregunto si andaría algo despistado y en busca de su fiel compañero de aventuras el bueno de Sherlock Holmes. Poco a poco la muralla iba dando a su fin, ¿sería el final de los ladrillitos de Lego?
 

Muy lejos de eso, ahora venía la mejor parte de todo. Se trataba de una exposición de Hong Kong hecha íntegramente con pieza de Lego y reproduciendo algunos de los rincones más característicos de la ciudad, así como, otros elementos de la cultura china.

Ni que decir tiene, que estaba a rebosar de gente. Todos expectantes y cámara en mano para retratar las pequeñas maravillas dispuestas para esta exposición.
 

 

Empezando con el templo de Won Tai Sin, situado en Kowloon y al que se puede acceder desde una parada de metro de la línea verde del mismo nombre.
 

No se pierdan los detalles que están muy logrados: flores, dragones, gente haciendo ofrendas con incienso…
 

O este otro del Monasterio de los 10mil budas en Shatin. El cual visité no hace mucho y tengo un post para contarles 🙂
 

Tampoco podía faltar el clásico junco que se ve a menudo surcar las aguas de la bahía.
 

Y en este de aquí. A ver cuantos símbolos de la ciudad saltan a la vista, sin pistas 😀
 

 

 

La actividad entre los expositores era constante. Tanto los peques como los mayores se acercaban a curiosear con detalle cada una de las réplicas. Dicho sea de paso, estaban bastante logradas y bastantes horas invertidas para que el parecido con la realidad sea el más aproximado. Yo disfruté como un enano.
 

Para cerrar el post, me quedo con esta escena. Toque friki, y lo que mola 😀