¿Dónde andaré?

Igual les habrá extrañado a muchos/as que de repente el blog haya dejado de tener actividad en los últimos días, no? ni mucho menos me he olvidado de querer contar historias, pero era parte de mi plan para sorprender a la familia, y que bien me ha salido 😀

Andaba con la incertidumbre si al final vendría o no aprovechando las fechas de las vacaciones de Semana Santa y no llegué a concretar nada con mis padres. Así que por sorpresa me he plantado ayer en Tenerife tras haber estado un par de días en Londres, ya que, la combinación de vuelo directo Londres-Tenerife y el precio, era la mejor para el día de ayer.

En lo que iba de camino desde la estación de guaguas hasta mi casa, iba dándole vueltas a ver la forma de sorprenderlos al tocar en el portal, hasta que una vez llegado allí se me ocurre: «Comida china» (traida desde muy lejos), a lo que mi madre responder: «Aquí no es» y cuelga, jeje. Con lo que llamo de nuevo para decirle que era yo.

Por fin en casa después de casi otro añito, como pasa el tiempo desde julio del año pasado. Pero nada, aquí estamos para disfrutar de la gente y la isla durante un par de semanitas hasta el día 10 que coja rumbo de nuevo, pero mientras a disfrutar que hay días por delante.

Espero poder ir escribiendo alguna entradita de vez en cuando, siempre y cuando el tiempo lo permita. Estamos en contacto.

¡Saludos desde Tenerife!

 

Brisa marina

Para aquellos que me pedían más cositas sobre Australia 😉 que aún quedan cositas pendientes, el viaje dio de si, aunque uno siempre se queda con ansias y ganas de ver más y más. Creo que sólo por lo lejos que está el continente y lo exótico de las cosas que nos podremos encontrar por allí, siempre despierta el interés de mucha gente, no les parece?

Tras haber conocido Sydney durante unos días y mi posterior estancia en Cairns, tocaba regresar a mi punto de origen antes de tomar el avión de vuelta. Así que tuve la oportunidad de recorrer algunos sitios más de una vez, como el que comento a continuación.

Darling Harbour. Se encuentra situado hacia el norte de la ciudad en dirección a donde está ubicada la tan conocida Ópera House. Con amplios espacios para pasear, banquitos para sentarse y disfrutar la tranquilidad o si nos apetece echarnos algo en una terracita o restaurante.

Desde el mismo también podemos divisar la parte trasera de la torre de Sydey y algunos edificios altos, que son más contados que en Hong Kong. La verdad que muy bien conservada la arquitectura de esta ciudad.

Una gozada pasear cerquita del mar y su puerto deportivo con unos cuantos barquitos que ya nos gustaría a algunos poseer, jeje, ver y no tocar 🙂

El acuario y el parque animal que se encuentran en la zona son dos visitas muy recomendadas, yo no dejé pasar la ocasión de visitarlos, valen la pena.

Y no me podía olvidar de una protagonista no menos importante en esta zona, nuestra amiga la gaviota. No puedo evitar que se me vengan a la mente escenas de la peli «Buscando a Nemo», que como ya saben parte de su andadura transcurre en la ciudad de Sydney y cercanías de su zona costera. Mío, mío, mío…

Una de templos

Mi siguiente día a mi llegada a Kyoto, visita obligada a varios templos de los más conocidos de la ciudad. Y para moverme mejor, me recomendaron a mi llegada al hostal que me hiciera con un bono de guagua válido por 1 día (precio 500 yenes) que te permite usar toda la red de transporte, y bastante útil, más aún cuando el tiempo no acompañaba del todo y evitar caminar en exceso.
Empezando por la zona sur-este de la ciudad, la primera parada en mi recorrido.
Kiyomizu-dera

El primer sitio que me quedaba más cerca de mi hostal era el templo de Kiyomizu-dera, muy conocido cuando la época de las flores de los cerezos. Construido sobre el año 768 pero los edicios actuales datan del 1633. El templo toma su nombre de las cascadas que existen en el complejo, las cuáles bajan de las colinas cercanas. Kiyomizu (清水) literalmente significa agua pura, agua clara o agua limpia.

 

Leyendo un poco me he enterado de que existía una tradición de saltar desde la barandilla del templo en una caída de unos 13 metros, y los que sobrevivieran al salto se les concedía un deseo. Práctica que en la actualidad no se lleva a cabo, pero el porcentaje de gente que lo conseguía era bastante elevado (en el Periodo Edo). ¿Alguien se anima?
También existe una parte del templo donde hay una casacada de agua, donde la gente coge unos cazos para beber el agua que cae. De ahí el significado del nombre del templo, el agua pura.

 

No muy lejos de donde se encontraba el templo, zona de callecitas empedradas con pequeñas casitas entre las que se alternaban restaurantes con tiendas de souvenirs, momento para comprar algunos detallitos para la familia.

 

Es la zona de Gion, también conocido por ser una zona donde se encuentran las geishas. Tuve la suerte de encontrarme una cuando iba de paseo, aunque en la foto se vea algo tímida, tampoco quería fotografiarla de frente, me dio un poco de palo.

 

Moviéndonos hacia la zona noroeste, muy juntitos uno del otro, apenas unos 10 minutos los separan, dos de los lugares más famosos de la ciudad.

 

Kinkaku-ji (Pabellón dorado)

Entre los lugares turísticos de obligada visita en Kyoto y símbolo de la ciudad, se encuentra este templo. Data de 1397 como villa de descanso del Shogun Ashikaga Yoshimitsu, como parte de su propiedad llamada Kitayama. Su hijo transformó el edificio en un templo Zen de la secta Rinzai. El templo se quemó varias veces durante la guerra Ōnin. Recubierto de láminas de oro la segunda y tercera planta del templo, aunque retocado por última vez en el año 1987.

Ryoan-ji

Y muy próximo, se encuentra el también muy conocido templo de Ryoan-ji (El templo del dragón tranquilo y pacífico), que cuenta con uno de los jardines secos más famosos del mundo. Según dicen, hasta han hecho estudios, bajo el jardín han encontrado el patrón de un árbol, y por eso resulta tan agradable admirarlo.

Y gracias a nuestra amiga Wikipedia, saco lo siguiente: «En total hay 15 piedras dispuestas en 3 grandes grupos. El primero comprende las 3 rocas de más a la derecha. El segundo, las 5 siguientes, y el tercero, las 7 restantes. En cada grupo destaca una piedra mayor que las demás. El musgo se utiliza como base de algunos grupos para dar unidad.

 

Existe una idea de movimiento, según miramos los grupos de derecha a izquierda, se van volviendo cada vez más dispersos, hasta llegar a las últimas dos piedras que no tienen musgo. No se puede ver todo de un sólo vistazo, hay que ir moviendo la vista.»

Castillo de Nijo

 

Y para terminar mi recorrido finalizando en el castillo de Nijo, compuesto por el Palacio de Ninomaru e Hinomaru junto con los jardines de los alrededores y las protecciones de los muros. Me lo recomendó Fernando, el chico que conocí en el hostal de Tokyo los primeros días. Y la verdad que mereció la pena, aunque llegué justo de tiempo, pero me dio para ver lo más importante. Esta la zona del Palacio de Ninomaru. El día algo gris y bueno, difícil a veces captar buenas fotos.

Y las vistas desde una de las zonas altas del castillo con el Palacio de Hinomaru, al fondo parte de la ciudad de Kyoto y sus montañas, que tranquilidad. Junto con los muros interiores que rodean la parte del Palacio de Ninomaru.

Bastante cultura por un día, además de, las casitas que uno se va encontrando mientras callejea por la ciudad. Sin duda, hacen falta más días para conocer la ciudad a fondo, pero le di un repaso importante, y bastante contento con todo lo que vi.