Curry doble

Parece que la primavera se va dejando ver tímidamente pero el tiempo no termina de arrancar. Las mañanas pueden amanecer medio soleadas pero luego a la tarde se mete fresquito, y quieras que no en función de la temperatura del día esto condiciona a la hora de la comida. Algo fresquito como unos vermicelli vietnamitas o una ensalada pero también a veces apetece algo más calórico digamos, un plato de curry como el que les he puesto más abajo.

Un sitio más para la lista de descubrimientos en Wan Chai y con un nombre de lo más curioso: Cat’s Eyes. Situado en una callecita muy tranquila, transversal a Johnston road por donde pasa el tranvía. La vez anterior me pasé con un compañero nos quedamos con las ganas porque llegamos un poco tarde y estaban por cerrar, así que esta vez nos aseguramos de ir algo más temprano.

Un local con capacidad como para 20 personas como mucho, especialidad en curry con distintas combinaciones. Lo mejor de un negocio es la especialización y con eso te aseguras la clientela, desde luego. Más aún si ciertos elementos del menú los producen en cantidad limitada como un curry con hamburguesa.

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El curry japonés nunca decepciona y sabiendo que no es del todo picante. Por un lado curry de cerdo y al otro como un estofado de ternera y la tortillita con el arroz debajo. Veredicto: muy rico y la cantidad más que adecuada.

¿Qué tipo de curry les gusta más a ustedes? Hasta se me ocurre que podría hablar de otros tipos de curry en el futuro. Mejor lo dejo aquí, que me entran ganas de comer 😀

Las indicaciones para dar con el sitio siempre de la mano de Open Rice

Hecho a medida

¿Se han dado cuenta de la cantidad de trajes que circulan por la calle a diario? Esta escena se repite a lo largo del día y si miraremos con más detalle, tiene sus matices.

¿Será hecho a medida? Al contrario de lo que uno pueda pensar, tener un traje a la medida es algo habitual y que resulta muy bien de precio aunque hay que ir con ojo a la hora de elegir la tienda y tener las cosas claras.

Basta con que pasemos ppr delante de las Chung King mansions en TST y podemos salir con varios contactos de sastres indios; lo sé, es un poco agobio pero todos hemos pasado por ese trance. Quizás sea la zona donde más sastres se concentran pero también podemos irnos a Sheung Wan, Wan Chai o similares. Los hay con tanta fama que incluso se anuncian a todo color en alguno de los periódicos locales, pero eso ya son palabras mayores.

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Para cada cual, su estilo particular y las combinaciones pueden ser bastantes. Chaqueta con dos o tres botones, ojales para poner gemelos en las camisas, corte del pantalón y sus pliegues, y uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta: la tela. Bien sea un traje más de invierno o verano, aunque con el clima de aquí tener algo intermedio es una buena elección o sino tener aunque sea uno para cada una de estas épocas del año.

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Será raro que no nos encontremos letreros como este en cualquier barrio de la ciudad. Tienditas que por lo general no son demasiado grandes y con un pequeño escaparate desde el cual se pueden ver algunas muestras de telas para camisas y más hacia el interior para los trajes y/o pantalones. Son los sastres de toda la vida y que sus precios son más económicos que los situados en Central o Tsim Sha Tsui, aunque con el coste de la vida actualmente y sobre todo para el alquiler de locales hay que saber equilibrar el coste con las ganancias.

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Otra faceta de los sastres y no sólo para elaborar trajes nuevos es el poder hacer ajustes a prendas que teníamos de antes o bien que hayamos comprado en otro sitio.

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Asia ha sido siempre un referente en lo que respecta a sastrería y a pesar del boom textil de muchas marcas, es una profesión que sigue más viva que nunca. El poder tener algo con ese toque personal y a precios razonables es algo que realmente merece la pena. Rapidez, los hay que en cuestión de 24 horas te lo tienen listo o sino pueden hacer envíos internacionales previa toma de medidas, perfecto para gente de negocios / turistas que estén de paso y cuenten con poco tiempo. Aunque sea tener uno y conservarlo con ese aprecio pensando en la labor que hay detrás de la tela.

Algo inevitable

Somos animales de costumbres y más si a la hora de comer tenemos varios sitios a los que solemos ir durante la semana y habiendo uno de ellos en el que repetimos, es mi caso al menos. Cuando hay un sitio donde a uno lo atienden bien y la relación calidad/precio de la comida es razonable pues es normal que nos guste repetir, ¿verdad?

Sin embargo, hay días que salgo de la oficina y digo: «¿Y hoy qué será de comer?» entonces es cuando caigo en la cuenta de algunos sitios que tengo anotados mentalmente desde hace tiempo para ir pero entre una cosa y otra pues es algo inevitable que uno se olvide y el tiempo pase.

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A ver si este plato de «char siu» pasa la nota de corte 🙂 En lo que respecta al servicio, bastante eficiente y amable. Y buen dato es que tengan el menú en inglés aunque más o menos me apaño si ya sé de entrada el plato que me gustaría pedir.

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Sería que llevaba ganas de comer puesto que había tenido que ir a hacer unas gestiones por la zona y antes de regresar a la oficina decidí hacer un paradita para comer. Y vaya si me supo el plato. Después en lo que me terminaba el cafecito con hielo me dio por dar un vistazo al menú y junto con lo que observé que iban pidiendo otras mesas, algunos platos bastante apetecibles; así ya sé para la próxima.

Curiosamente le comenté a una amiga que trabaja por la zona si conocía el sitio y me dijo que suele ir a veces a desayunar antes de ir a la oficina; está bien saber que si se tercia para un té con leche y un sandwich de huevo para empezar el día, sienta de maravilla.

Uno de esos sitios con tradición en el vecindario y que habían pasado más de 7 años pasando en cantidad de ocasiones por su puerta, pero no fue hasta hace poco que finalmente les hacía una visita que tenía pendiente. Y claro que repetiré.

Para ver su ubicación pueden ver los detalles aquí

Otros tiempos

Se imaginan la de vueltas que dan ciertos objetos con el paso del tiempo, y en el caso de las monedas pues aún más. Cualquiera diría que la moneda de la foto es más mayor que yo, y ahí la tienes tan reluciente como si recién hubiese salido de la fábrica. No sé por qué tendré esa manía de cuando caen monedas en mis bolsillos el mirar la fecha es algo que no se me pasa. Habrá sido casualidad también, ¿por cuántas manos habrá pasado esta moneda? o igual estaba bien guardadita por alguien hasta que llegó el momento de empezar a darle uso y que transite de un comercio a otro.

35 años con los que cuenta esta moneda de 1HK$ y justo en el comienzo de los años 80. Tiempos de la reina Isabel II y actuando como gobernador Sir Murray Maclehose, al que seguro les recordará por una conocida ruta de hiking nombrada posteriormente en su honor.

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Aquellos tiempos cuando en España teníamos la peseta y el reinado de Juan Carlos I estaba empezando, ¿se acuerdan? Luego vendría el Mundial de Fútbol del ’82, pero de eso no tengo muchos recuerdos pero si un balón de Naranjito con el que pasé muy buenos ratos. Buena época la de los ochenta coincidirán conmigo todos aquellos con los que comparto generación 🙂

La próxima vez que caiga una moneda en sus manos y en especial las que tengan más brillo del habitual, asegúrense de ver qué fecha tiene y quizás les haga viajar en el tiempo como a mi me ha pasado.