El pasado fin de semana, me ofrecieron la posiblidad ir de ruta en bici por la isla de Lantau. El punto de encuentro era en Mui Wo, con lo que cogiendo una guagua (línea 3M) desde Tung Chung, llegué allí en media hora escasa. Mi amiga estaba esperando, ir a coger las bicis y prepararnos para la ruta (Chi Ma Wan trail)
Siendo sincero, me esperaba que fuera un paseo pero lejos de todo eso, una ruta bastante exigente que nos llevaría unas 4 horas según me comentó al principio. Con las piernas un poco molidas del entrenamiento de un par de días antes, pero el ejercicio en la bici vendría bien para descargar las piernas y quitarme las poquitas agujetas que tenía. Primero dimos una vuelta de reconocimiento por los alrededodes de Mui Wo para luego dirigirnos hasta el inicio de la ruta. Camino estrechito que empezaba en lo alto de la montaña con lo que previamente tuvimos que colgarnos las bicis para alcanzar ese punto y luego la cosa ya pintaba más fácil, en principio.
Un camino de tierra, aunque con algunas partes asfaltadas, piedritas de vez en cuando… de todo un poco. Zonas llanas, descensos en los que te dejabas los frenos y luego algunas cuestitas que quitaban el aliento. De cuando en cuando hacer un paradita para repostar líquidos y sobre la marcha continuar. En esta foto una de esas paraditas que hicimos después de habernos tragado una cuestita previa, rompepiernas desde luego…
Lo mejor de todo, el paisaje que nos ibamos encontrando a nuestro paso. Una pequeña presa con este puentecito para pasar hasta el otro lado y seguir la ruta monte a través. Encontrarnos con alguna gente en bici o bien de caminata, y es que el día sin hacer demasiado calor, era perfecto para disfrutar de la montaña.
Lástima que no llevase conmigo la réflex, pero yendo con la bici era mejor llevar poco peso. Al menos el móvil resolvió y cuando iba cogiendo algo de ventaja respecto a mi compañera de ruta, podía parar un poquito y sacar un par de fotos aquí y allá. Bonitas vistas hacia el sur, con la playa de Pui O escondida hacia la derecha, y lugar de paso habitual de los ferrys que van hacia Macao. Como se puede ver, no estaba especialmente soleado el día, pero no por ello había que descuidarse que se notaba el calorcito después de un rato en el cuello, jeje.
Y como no, ante todo bien protegido que con tanta roca de por medio, nunca se sabe.
Cosas curiosas como encontrarnos con alguna señal algo «fuera de lugar», como esta: prohibidos los coches y/o motocicletas. Lo de las motos lo entiendo, pero coches? sólo hay que ver lo ancho del camino 😀
O también las indecisiones: ¿izquierda o derecha? seguimos en dirección a Pui O. La mayor parte de la ruta la habíamos superado, con sus tramos más difíciles habiéndolos pasado a pie debido a lo complicado del trazado con las rocas o zonas de bajada empinadas. Mientras tanto tirando pa´lante, con alguna playita perdida de por medio o con casas abandonadas, y prácticamente solos en esta parte del camino.
De repente algunos tramos más de escalones un tanto complicados con lo que toca desmontarnos para seguir a pie. Y al poco el camino que se vuelve a hacer llano. Más abajo se podía escuchar el sonido del paso de los coches cada vez más cerca, eso quería decir que la carretera estaba cerca, y prueba casi superada…
Desde luego que no me puedo olvidar de mi compañera de fatigas en ese día que se portó como una campeona. Me hizo recordar mis buenos tiempos pedaleando por las calles de Santa Cruz o algún paseito hasta la playa, y es que hacía la tira desde que no pillaba una bici. No hay que perder las buenas costumbres, verdad?
El cansancio se iba notando y más aún cuando nos quedaba por afrontar una buena pechadita yendo de vuelta hasta Mui Wo, pero nos lo tomamos con calma. Tramos a pie y otros sobre la bici haciendo uso de la marcha más ligera posible, aún así parece que la cuesta se resistía pero pronto alcanzaríamos la «cima» y luego una bajadita que nos dio alas hasta llegar nuevamente al centro de Mui Wo. En nuestras mentes sólo una cosa: comer.
Buscar un sitio tranquilo y al fresquito: OK
Cervecita como dios manda: OK
El resto ya vino (y se fue) en menos de lo que canta un gallo. Y lo rico que estaba todo: Ensaladita de pollo, pizzita y tampoco podía faltar un postrito 😀
Nos quedamos más que satisfechos. Ya sólo nos faltaba café y puro para empezar la sobremesa, jeje. El broche final para una buena jornada de ruta en la montaña. Habrá que repetir, no? la ruta.. aunque la comida tampoco me importaría.