Cacharritos

 

Las calles de la ciudad nunca dejan de sorprender a uno y ese es el encanto de callejear en sitios como en Central, lugar donde encontrar pequeños puestitos o bien en la zona de Kowloon. La posibilidad de dar con cosas muy curiosas y de otras épocas que nos hacen retroceder atrás en el tiempo con tan sólo verlas. Ésta es tan sólo una muestra de lo que avisté fugazmente el otro día. No me digan que no llama la atención, sino fíjense en la siguiente foto en la que podemos encontrar objetos tales como:

  • Calculadora.
  • Walkman.
  • Taza para té.
  • Cajita metálica.
  • Cesta de bambú (para dim sum).
  • Cilindros con llave… entre otros

De lo más variada esta exposición de objetos que seguro han sido rescatados de aquí y de allá. Seguro que si pudiesen hablar, cada uno de ellos podría contar una historia distinta y de lo más interesante. ¿Qué dueños habrán tenido? ¿qué vueltas habrán dado por la ciudad? algunas de las que se me pueden ocurrir. A veces no nos paramos en los detalles de esos elementos cotidianos que aún se les puede sacar uso y una buena señora o señor lo ponen de cara al público esperando que un nuevo comprador se lo lleve a casa.

Yo de elegir entre todos ellos, creo que me hubiera quedado con una de las calculadoras, uno de los objetos más prácticos de todos. Y del precio pocas pistas, pero yo creo que con la voluntad bastaría. Más adelante más cositas sobre cacharritos varios, pero esta vez en la zona de Kowloon. Mucho más por descubrir.

 

Esa «sidra»

 

Durante estos pasados días que estuve en China, además de estar con la familia de mi novia también tuvimos tiempo para hace una excursión con noche de hotel incluído en Huizhou a tan sólo un par de horas de Shenzhen. Por cierto, tengo pendiente de contar las sensaciones de la visita y las cosas que vimos, aunque no fue mucho tiempo, algunas cosas interesantes se vieron, al menos algo diferente que hacer durante el fin de semana 🙂

Antes de ir al hotel para descansar después de andar todo el día de trote con la guagua de un lado a otro, momento en el que parábamos en el restaurante en cuestión para la hora de la cena. Sentados esperando a que la comida vaya llegando, aunque antes llegan las bebidas: té, algunos refrescos y de repente:
 

La etiqueta de por sí ya es interesante, ahora queda ver su aspecto un poco más de cerca con burbujitas incluídas.
 

Antes que nada, perdonen esa relación con la rica sidra asturiana pero fue la palabra sidra la que me mencionaban para intentar explicarme la bebida que les acabo de mostrar.

Una extraña reacción al oler y luego probar. No sé si igual se lo podrán imaginar con mis palabras. En efecto, el olor es de vinagre pero no muy fuerte, digamos suave, y de gusto pues ligeramente dulcito pero con esa sensación chispeante de las burbujitas. Veredicto: no está malo este brebaje, interesante descubrimiento.

A lo mejor no estoy descubriendo la pólvora (aunque fue en China, jeje) pero en el tiempo que llevo aquí, primera vez en dar con esta bebida. Y anda que no entraba bien luego con un par de tazones de arroz junto con un poco de pollo y verduras salteadas.

 

HK en Lego

 

Mira que me lo digo siempre: «no salir sin la cámara de casa», pero por h o por b, nanai. Esos momentos en los que nos pilla desprevenidos y nos quedamos con las ganas de sacar fotos y más fotos, ¿verdad? Algo similar me pasó cuando daba un paseo por TST y en concreto por el centro comercial Harbour City. La intención primera era la de encontrar la réplica de un galeón español que iba a estar estos días por la ciudad. Es cuando me encuentro esto por unos de los pasillos…
 

Nada más y nada menos que la Gran Muralla aunque en su versión reducida. Habrá que seguirla a ver hasta donde nos lleva, no?
 

 

Mientras seguía curioseando los distintos tramos de la muralla. Cada uno de ellos tenía un «dueño» distinto con su correspondiente cartelito. Hasta con hombrecitos del espacio y todo, que currado verdad?
 

Hasta el mismísimo Dr. Watson, lupa en mano. Me pregunto si andaría algo despistado y en busca de su fiel compañero de aventuras el bueno de Sherlock Holmes. Poco a poco la muralla iba dando a su fin, ¿sería el final de los ladrillitos de Lego?
 

Muy lejos de eso, ahora venía la mejor parte de todo. Se trataba de una exposición de Hong Kong hecha íntegramente con pieza de Lego y reproduciendo algunos de los rincones más característicos de la ciudad, así como, otros elementos de la cultura china.

Ni que decir tiene, que estaba a rebosar de gente. Todos expectantes y cámara en mano para retratar las pequeñas maravillas dispuestas para esta exposición.
 

 

Empezando con el templo de Won Tai Sin, situado en Kowloon y al que se puede acceder desde una parada de metro de la línea verde del mismo nombre.
 

No se pierdan los detalles que están muy logrados: flores, dragones, gente haciendo ofrendas con incienso…
 

O este otro del Monasterio de los 10mil budas en Shatin. El cual visité no hace mucho y tengo un post para contarles 🙂
 

Tampoco podía faltar el clásico junco que se ve a menudo surcar las aguas de la bahía.
 

Y en este de aquí. A ver cuantos símbolos de la ciudad saltan a la vista, sin pistas 😀
 

 

 

La actividad entre los expositores era constante. Tanto los peques como los mayores se acercaban a curiosear con detalle cada una de las réplicas. Dicho sea de paso, estaban bastante logradas y bastantes horas invertidas para que el parecido con la realidad sea el más aproximado. Yo disfruté como un enano.
 

Para cerrar el post, me quedo con esta escena. Toque friki, y lo que mola 😀
 

 

Lo acumulado

 

Hablando de temas monetarios, hoy quiero comentar lo poco conveniente que puede ser el acumularse las monedas en la cartera. Que yo recuerde cuando manejo euros, siempre consigo deshacerme de gran parte de calderilla para que la cartera no vaya tan abultada o será también que nuestros euros son algo más estilizados en comparación a las monedas locales de Hong Kong.

Un claro ejemplo lo tenemos en la colección de monedas que llevo hoy encima. Curiosamente tengo casi todas las posibles a excepción de la moneda de 10 HKD (menos mal). Desde las de 10, 20 y 50 céntimos hasta las algo más grandes de 1,2 y 5 dólares. A ver si de aquí a la noche teniendo que comprar algo puedo dejar algunas por el camino, sino van de cabeza a la hucha que tengo en casa 🙂 Por cierto, ¿cuánto tendré acumulado ya? a ver si un día se las enseño.
 

Y aunque un poco oscuro, espero que puedan apreciar lo que abultan viendo el grosor de cada una de ellas. Viendo la moneda de 5 HKD (50 céntimos de euros aprox.), que como la llamo yo: mini oreo, mejor no juntarnos con unas cuantas de ellas o nuestra cartera corre serio peligro.
 

Nuevamente vuelvo a remitirme a nuestra querida Octopus que nos permite sustituir buena parte de estas monedas, pero es inevitable tener que llevar algunas con nosotros. Es el día a día.