Rincón floral

Vamos descubriendo el vecindario y se empiezan a hacer habituales las visitas a ciertos sitios como: el supermercado, la panadería o la floristería entre otros. Esta última es la que nos ocupa en el post de hoy y en la cual hemos comprado ya en un par de oocasiones para dar un toque de color a la casa. Y hasta la fecha es la única tienda de su tipo que haya encontrado por la zona, aunque bien es cierto que en el «wet market» me suena haber visto un poco puestito.

Para que se hagan una idea, diría que la tienda tiene poco más de 15-20 m2 que aunque parezca reducido, está bastante surtidita y sino echen un vistazo a las siguientes fotos.

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Algo que tampoco podía faltar en estas fechas: flores de pascua. Una de estas decora un rinconcito de nuestro salón 🙂

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La tienda está regentada por un matrimonio; por lo general es la señora la que suele estar habitualmente y bastante atenta. Si voy sólo la próxima vez al menos me puedo defender con mi cantonés y es la mejor forma de ponerlo en práctica.

Espero que ustedes también hayan comprado una plantita para sus casas, pero no sólo por Navidades sino también mantener la costumbre a lo largo de todo el año. Seguro que muchos tienen su tiendita de confianza.

¡Buen fin de semana pre-navideño!

En movimiento

Muchos se habrán visto metidos en medio de mudanzas en más de alguna ocasión, es algo inevitable que tarde o temprano toca y que puede dar pereza inicial. El tema del empaquetado, separar las cajas de esta y otra habitación o las cosas frágiles de la cocina a las que hay que poner especial atención.

En Hong Kong parece que por norma general uno tienda a ir emigrando de un piso a otro, bien porque el alquiler se haya incrementado o por necesidades de espacio. Solos, en pareja o bien compartiendo con amigos, conocidos o extraños. Un mercado bastante dinámico y que no está exento de quebraderos de cabeza a la hora de buscar, una de las principales preocupaciones cuando alguien llega a la ciudad.

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Doy gracias que durante los últimos tres años no hayamos tenido que mudarnos de Tung Chung y que hayamos tenido una muy buena relación con los propietarios. Fue un acierto haber escogido la zona, que para muchos pueda parecer algo alejada pero uno se acostumbra al transporte diario y son esos instantes que uno aprovecha para ponerse al día con noticias, música o bien ver algún capítulo de nuestras series favoritas.

Esta vez nos hemos mudado al norte, en los Nuevos Territorios y más en concreto en Fanling. ¿Puede parecer lejos? Pues no tanto como parezca. Hoy de camino al trabajo, he cambiado el metro que he venido usando diariamente por el trayecto en guagua. He tardado apenas diez minutos más que habitualmente, y de puerta a puerta casi, con lo que muy bien.

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Todas las cajas listas en el salón minutos antes de que llegase la empresa de mudanzas; sería un visto y no visto en lo que limpiarían todo, tan sólo dejando el sofá junto con un mueblito de la tele que acordamos con los propietarios en dejar, les vendrá bien para sus próximos inquilinos.

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Antes de despedirnos del piso, una última foto para el recuerdo y una vista hacia las montañas de Lantau que se extrañará. Ahora ya no tendré tan cerquita si me quiero dar un pateo como he hecho últimamente pero siempre podemos volver durante el finde. Y como no, descubrir nuevas rutas en nuestra nueva ubicación 🙂

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Al final del día, que se hizo largo, pero todo trasladado y a la espera de ir colocando las cosas con calma, tendremos tiempo durante el fin de semana.

Mi primera media

Ayer domingo 24 de febrero, no era una fecha cualquiera en el calendario, al menos para mi. El día de la maratón de la ciudad, a la vez que las carreras de 10 kilómetros y las medias maratones, esta última es en la que iba a participar yo. Hace unos meses atrás decidí apuntarme para participar en lo que sería mi primera media maratón y con bastante ilusión para afrontarla.

Hasta ahora, el hecho de correr había sido algo un tanto aislado, bien en la cinta de correr o bien en algunos entrenamientos con el equipo de dragonboat en la pista de Happy Valley. Quería ponerme a prueba y ver si podía llegar en buenas condiciones para la carrera. Me estuve documentando sobre planes de entrenamiento, recomendaciones y demás, finalmente lo hice un poco a mi medida y según me iba viendo en cada entrenamiento e incrementando poco a poco en cada sesión.

Lo que empezó como algo lento fue cogiendo cada vez más velocidad y cuando me vine a dar cuenta se nos echaban encima las Navidades y su consiguiente parón, con la carrera a falta de 2 meses. Un mes después vendría el Año Nuevo Chino y entonces quedarían apenas unas semanas para la carrera. Reconozco entre las celebraciones, una semana que estuve algo pachucho del estómago y alguna semana menos intensa, me sentía falto de algo más de entrenamiento. Sin que ello me desanimase, iba con la cabeza fría y en mente conseguir el objetivo de acabarla lo mejor posible. Fue la semana pasada cuando recogía la bolsa con el material para la carrera entre ellos el dorsal y un folleto de instrucciones sobre la carrera en sí. Ya sólo quedaba descansar la noche anterior para estar fresco.

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La carrera empezaba desde el lado de Kowloon en Tsim Sha Tsui en la céntrica Nathan Road. A las 9.10 de la mañana sería la salida, con lo que llegué con tiempo para hacer el calentamiento previo y luego dejar en el camión mi bolsa debidamente etiquetada con algo de ropa, para luego recogerla al finalizar la carrera. Mientras tanto algunos corredores haciendo sus estiramientos previos y a la espera de que llegase la hora de la carrera.

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Los minutos iban pasando y era hora de dirigirnos a la zona de espera cerca la salida de carrera. La concentración de corredores iba en aumento, se podía sentir la emoción en el ambiente en los minutos previos. Allá a lo lejos veía el arco que marcaba el inicio de la carrera; puse en marcha la aplicación del móvil para rastrear la ruta y tan sólo esperar a que diese comienzo, poco a poco la gente empezaría a moverse. Esto estaba en marcha…

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A partir de este momento, era yo sólo y con la carrera en mi mente mientras iba disfrutando el ambiente de los alrededores. Al principio había poco espacio para moverse debido a lo estrecho de la carretera, mientras uno mira a lo lejos y sólo vez cabezas en movimiento. A paso ligero, esquivando algunos participantes y haciendo hueco por donde se puede, la carrera va cogiendo forma a partir de los primeros 3-4 kilómetros cuando la carretera se va ensanchando y eso facilita las cosas.

Yo voy a mi ritmo constante y sin apretar demasiado porque aún es temprano, compruebo el reloj y mi ritmo es de unos 6 minutos el kilómetro, no está mal para ir con tanta gente, me lo tomo con calma a medida que van pasando los kilómetros.

Es a la altura de Lai King donde está el punto de retorno y de ahí volviendo sobre nuestros pasos por la misma autopista y en dirección hacia el túnel de Kowloon Oeste, justo al lado del ICC, que conecta con la isla de Hong Kong. El tramo más largo estaba casi superado pero la salida del túnel con una ligera rampa algo peraltada, era una de las partes duras y había que dosificar las fuerzas ya que luego vendrían algunos subes y bajas de los puentes siguientes junto con unos tramos llaneando.

En los tramos que eran de bajada intenté hacer la zancada más grande para soltar las piernas y luego en las subiditas, paso algo más corto y rápido. Sabía que una vez llegados a la isla, ya las tenía todas conmigo pero ni mucho menos relajarme porque quedaban casi 6 kilómetros hasta llegar al parque Victoria en Causeway Bay donde estaba ubicada la llegada. Seguía a ritmo constante, sorteando corredores y posicionándome bien en zonas menos concentradas, pasando por los muelles de Central, luego Wan Chai con un último repechito algo matador y casi enfilando el último kilómetro de carrera. Me vi con fuerzas para esprintar y arañar unos segundos más a mi tiempo final que era por debajo de las 2 horas 10 minutos, aunque aún estoy esperando a que mañana publiquen los tiempos oficiales en la web y comparar.

Había tenido buenas sensaciones a lo largo de la carrera aunque con esos momentos algo más duros con los repechitos que siempre pasan factura cuando llevas ya unos cuantos kilómetros a tus espaldas. Con una gran satisfacción el haber cruzado la meta y sin pararme en ningún momento de la carrera. Ahora sólo me quedaba recuperarme, beber líquido en abundancia y hacer algunos estiramientos. Ahh! y como no, ir a por mi bolsa que debía recoger en un campo contiguo al parque. Un diez para la organización por lo bien organizado y saber dirigir bien a casi 73000 corredores que participaron en esta edición de la carrera, y también a la gente que animaba a nuestro paso: ga yau! ga yau! que traducido sería: «añade aceite» pero más coloquialmente es un: «no te rindas», «vamos» o «adelante», y eso quieras que no, también da alas a los participantes 🙂

Ahora sólo me queda el recuperarme del esfuerzo de ayer, que las piernas se resienten, pero mejor de lo que esperaba. Espero mañana no arrepentirme de mis palabras, jeje. Y este objeto conmemorativo del día de la carrera y comenzando el año de la serpiente.

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Aunque aún es pronto para pensar en ello, el año que viene repetiremos si nada me lo impide. Me ha gustado mucho la experiencia y con más motivación si cabe. Para los que aún no lo hayan hecho, no dejen de apuntarse a una carrera bien sea de 10kms o una media maratón, eso ya según las posibilidades de cada uno. De momento una maratón completa lo veo lejos pero no imposible, requiere mucha más preparación, pero nunca digas nunca.

Actualización: Finalmente he conocido el tiempo oficial de la carrera -> 02:09:34 y siendo el tiempo neto de 02:07:03, éste último el que cuentan desde que pasas por la alfombrilla que mide el tiempo a la salida y hasta que llegas a la otra alfombrilla de la llegada. Pero el tiempo que cuenta es el primero, que sigue estando muy bien.

Almuerzo especial

Luego dirá Chiqui que sólo hablo de comida, pero la ocasión es la ocasión. Era un día en el que tan sólo ver el cielo azul, a uno se le esboza una sonrisa y más sabiendo que lo que esperaba por delante, un día un tanto distinto para alguien muy cercano a mi. El viernes 28 de diciembre (y no era cosa de una inocentada, jeje) en la que mi hermana Miriam llevase a cabo su enlace con su novio Juan. El lugar elegido: el ayuntamiento de La Laguna, y con una sencilla pero emotiva ceremonia con la gente más cercana por ambas partes.

Después vendría el tiempo de las fotos y el posterior almuerzo, trasladándonos al norte de la isla en la zona de La Victoria de Acentejo. El restaurante: «La Sabina«, situado con buenas vistas al mar y en un entorno agradable. Primera vez que estaba allí, más tarde con la comida me preguntaba cómo es que no conocía de su existencia desde antes 🙂

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La comida en sí consistió en unos cuantos entrantes tales como fritos de pescado, platito de quesos variados, ensalada de pollo con salsa de curry con mango o jamón con toque de algas, entre otros. Bastante bien para empezar y a destacar la ensalada que triunfó mucho.

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Y el plato estrella que fue el solomillo de cerdo con salsa de almogrote con miel de palma, además acompañanado con un corazón de caramelo y unas papitas bajo el solomillo. La salsa estaba exquisita y la carne en su punto. Ahh! y se me olvida comentar que incluía también como una pasta de gofio en un lateral. Desde luego que la combinación de sabores fue espectacular, con sabor 100 x 100 canario 🙂

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Tratándose de un evento así, el pastel de boda tampoco podía faltar para dar punto y final a tan buen almuerzo; todos más que satisfechos.

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Y con la presencia del Teide desde la lejanía, las luces del día se fueron apagando hasta que fuimos recibiendo la noche y un poquito de fresquito norte empezabas a hacerse notar. Mientras tanto nosotros seguíamos de celebración con alguna copita y con algunos bailes. Poco a poco la gente se había ido recogiendo y tan sólo quedamos la gente joven, y como no, la pareja que seguía con mucha marcha.

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Un día bastante completo y que para nada se hizo largo. Pudiendo disfrutar de la cercanía de la familia en un día tan especial como era para mi hermana. Me alegra el poder habernos acercado hasta casa y estar con ella y los míos en ese día. Gracias por todo Miriam y Juan!