Paciencia

Un día festivo y más siendo fin de semana, sólo puede significar una cosa: la afluencia de gente, y si a eso le juntamos que se celebraba la festividad de Ching Ming los números se multiplican. Una de esas ocasiones que se tiene que rendir a los fallecidos para visitar sus lugares de descanso, adecentar los nichos y también quemar papeles; terminando con una buena traca de petardos para auyentar a los malos espíritus.

Uno se da cuenta en fechas como estas la mucha gente que tiene a sus ancestros en poblaciones cercanas en la provincia de Guangdong, es un movimiento masivo. Me atrevería a decir que no había visto tanto colapso para salir de la ciudad en comparación con Año Nuevo Chino, que ya es decir.

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Una vez cruzada contra la frontera, tocaba hacer cola para comprar el billete de tren. Más de lo mismo, con la cola avanzado lentamente hasta el mostrador. Nos distribuimos en varias colas para ver quien conseguía llegar antes pero al final el resultado fue el mismo, ya se sabe lo aleatorio que puede ser esto de los mostradores y la gente que tenemos por delante.

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La nuevisima estación de Dongguan que apenas lleva unos meses funcionando, la cual era nuestro destino final y apenas son 45 minutos de trayecto desde Shenzhen.

Algunas zonas de los alrededores aún estar por desarrollar pero ha supuesto un salto cualitativo respecto a la anterior estación en Shilong.

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Y es que viajar en tren en China está mejor de lo que uno piensa, pero ante casos como este no queda otra que armarse de paciencia. Mucha gente queriendo ir hacia el mismo sitio, el mismo día y todos queriendo llegar antes que nadie, y pasa lo que pasa. Suerte es no tener que coger un coche, que el caos por la autopista se lo podrán imaginar.

Punto de descanso

Este pasado fin de semana no fue uno de los habituales, y es que hacía ya bastantes meses desde la última vez que me había subido a un avión. En concreto, desde mayo del año pasado cuando estuvimos en Taipei. Se presentó una buena ocasión de juntarse con un buen grupito de gente entre ellos Alberto y Dani que nos los había visto desde la boda de Miguel el año pasado.

El destino elegido fue Phuket, en lo que sería mi primera visita a la isla. Siempre había oido hablar mucho sobre ella, pero se me había resistido el poder ir en todo este tiempo. Llegando el jueves por la noche y hasta el domingo, con un total de 3 días por delante en los que pensar poco y tan sólo disfrutar de descanso en la piscina, playa y con alguna buena marcha.

Lo mejor de todo es el habernos podido quedar un poquito a las afueras del centro, en la tranquilidad de la montaña y con vistas a la ciudad, en Patong.

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A los que nos tiró más la playa nos desplazamos hasta la playa de Surin que estaba a poco más de veinte minutos en coche. Si que mereció la pena cambiar la villa por unas horas, darse unos baños en el mar y contemplar el atardecer de nuestra última noche en la isla.

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El domingo era el día de las despedidas, algunos sobre el mediodía partíamos de vuelta al aeropuerto y otros en cambio aún podía aprovechar unas cuantas horas más de piscina hasta la tarde-noche. ¿Había cundido el fin de semana? puede que parezcan pocos días, pero aquí lo que se trataba fue de estar en modo relax, echarse unas risas, disfrutar de la comida y en compañía de unas cervecitas; objetivo cumplido totalmente.

En otra ocasión con algo más de tiempo habrá que descubrir un poco la zona norte de la isla y hacer algo de turisteo bien sea con un barquito o ver las panorámicas desde un punto más elevado, pero hasta entonces uno se queda con buenas sensaciones con la escapadita.

El parque Luo Fu

En la segunda parte de visitas después de haber ido a hacer las ofrendas pertinentes, aún quedaría otro lugar que visitar. No importaba tener que tragarse otro día poquito de colas, allí estábamos todos con el mismo día propósito pero sabiendo cómo es el carácter de los chinos al volante pues las pitadas, adelantamientos por arcén o con doble raya continua no importaban.

Situado en los alrededores del monte Luo Fu, íbamos a visitar el parque del mismo nombre. Espacio verde, lago, templo; en definitiva, un sitio para el esparcimiento y donde disfrutar bajo la sombra de los árboles o al calor del solecito en aquel día un tanto inusual.

Todo hay que decirlo, el lugar tenía muy buen aspecto y eso ya decía algo. Cuando llegamos a la puerta principal del complejo nos podíamos encontrar con que tenía clasificación AAAAA en los estándares de China; así costaba unos 70 yuanes por persona la entrada, aunque los que fuesen del Año del Caballo estaban de suerte porque les saldría gratis.

¡Vamos allá! Sigamos a la gente y luego a dispersarse que por lo que vi en el mapa, bastante extensión tiene. Y no me faltaría razón al término de la visita, porque no llegamos a ver todo y eso que yo me pude aventurar a explorar un poco más. Queda pendiente para la próxima.

No pude evitar acordarme de aquel divertido programa de la tele y sus clásica prueba de las zamburguesas, jaja, aunque en esta ocasión todos superaron la prueba 😀

Y si por si acaso alguien se preguntaba el nombre del lago en cuestión: El lago del Loto Blanco que por lo que contaba en la tablilla tiempo atrás era la flor que predominaba en el lago y de ahí le venía.

Justo al fondo donde termina el lago se encontraba el templo Chongxu al cual peregrinaban los visitantes. Los puestecitos justo a la entrada ofrecían desde varillas de incienso, molinillos de viento e incluso moneditas para poder tirar a un pozo de los deseos con dragones que tenía a mis espaldas. No debe ser mal negocio vender todo esto y además algunos refrigerios, porque con el calor de quemar incienso junto con que ese día la temperatura había subido de forma inesperada.

Ya en el camino de vuelta decidimos ascender a la «Colina del Ciruelo», cuyo nombre viene de la cantidad de ciruelos allí plantados y en algunos de los cuales habían empezado ya a florecer. Una parte menos transitada del parque y desde la cual disfrutar de unas bonitas vistas de las montañas cercanas.

No fue una mala forma de culminar el día con esta visita. Todo lo que sea conocer rincones nuevos es algo que siempre me gusta, a pesar de la masificación de esos días pero en parte comprensible por estar metidos de lleno en unas fiestas tan importantes como las que se celebraban.

Apuntes

Entre las primeras tareas del año que todos nos solemos proponer es: «hacer limpieza y ordenar un poco». También es cierto que con la mudanza de hacer un par de meses siempre se cuelan cosas que luego hay que revisar con más calma y como no, es una buena práctica de cara a finales de mes con la llegada del año chino y viene bien hacer limpieza.

Algo de cablerío, revistas y algunos bloc de notas a medio usar. Precisamente en un bloc, algo infladito, rescaté algunos papeles que me trajeron bastantes recuerdos. Entradas a monumentos, folletos informativos o billetes de tren. Todos ellos se remontan a los primeros viajes entre China, Japón y Vietnam.

Esto me ha dado una idea para rescatar parte de estos viajes, de los cuales escribí en su momento pero seguro que algo se me quedó en el tintero. Parte de mis memorias viajeras que no viene mal rescatar.

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¿Qué les llama más la atención de la foto anterior? ¿Han estado en alguno de los sitios que puedan identificar?

Creo que tengo material suficiente para ir elaborando las historias poco a poco y mientras rebusco en mi galería de fotos. Ahora sólo me queda fijar un día y hacerlo una costumbre, esperando que no me estanque. A ver qué tal sale el rescate de estos apuntes 🙂