Sol y playa

Si muchos se habían preguntado por dónde he estado estos días y la ausencia de posts en el blog. Seguro para los que me sigan por la página de Facebook habrán visto que he estado de escapadita viajera aprovechando días de sol y playa; siendo el lunes 25 festivo por la celebración del cumpleaños de Buda y también porque una amiga de mi novia celebraba su boda en Bali. Hace ya meses atrás que vimos la opción de ver si podríamos venir y así escaparnos casi una semanita para descansar, además de revisitar algunas rincones de la isla y conocer más cositas.

¿Cuál era el plan para los días que teníamos por delante? pues ante todo relax, coger sol, bañitos en la playa o en su defecto en la piscina. El resto iría llegando solo, sin prisas.

La playa de Kubu, situada al sur de la isla en la zona de Jimbarán y perteneciente al resort Ayana es sin duda uno de esos sitios que merece la pena visitar. Unos tramos de escalera un tanto empinados, sobre todo en el camino de vuelta. Casi 200 escalones que nos separan desde el borde del acantilado hasta la orilla del mar, pero pueden juzar por si mismos con las fotos.

kubu
 
playa

En dos ocasiones estuvimos esta vez, y en la segunda de ellas me quedé adormilado por un rato en lo que me pegaba el sol, al rato saliendo a remojarme porque no veas cómo estaban dando los rayos. Ese momento de relax en el que desconectas de todo y de todos 🙂

sol

Este post a modo de aperitivo para luego desgranar algunas cositas más, que incluso creo me quedaron pendientes de cuando hicimos nuestra primera visita allá por el año 2009, se dice pronto! Espero que me acompañen en los siguientes posts, les espero!

Colina dorada

Comenzamos una nueva semana y siguiendo un poco al hilo del últimos post, con inspiración tailandesa desde Chiang Mai. De nuestra escapadita a finales de noviembre y que dio para mucho. Disfrutamos de buena comida y conociendo los alrededores de la zona, entre ellos el lugar del que les hablaré a continuación.

El templo de Wat Phrathat Doi Suthep se encuentra situado en lo alto de una colina a unos 15 kilómetros a las afueras de Chiang Mai. Aunque no es mucha distancia, según nos vayamos acercando hacia la carretera de acceso nos daremos cuenta que el tráfico se puede volver un poco denso y al ser este el único punto de acceso para los vehículos. Por tanto, es recomendable ir algo más temprano para poder contemplar el atardecer desde lo alto y luego más tarde con calma empezar el camino de regreso cuando la noche empieza a caer o igual adelantarse un poquito.

brillo

Según cuenta la historia, fue en el año 1383 cuando se ponían las primeras piedras de este templo y con la construcción del primer chedi, esa especia de campana picuda, pero a lo largo del tiempo ha ido sufriendo transformaciones y ampliándose. No sería hasta el año 1935 que hubo carretera para facilitar un poco el acceso y hasta nuestros días que el flujo de gente es considerable por la afluencia no sólo de los locales sino de los turistas.

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Momento de oración tras haber pasado por los puestitos que venden incienso estratégicamente colocados en las cercanías del templo.

oracion
sombra

¿Será esta la chedi sobre la que se erigieron los primeros cimientos del templo? la estructura en general es la clásica de los templos tailandeses, con una zona central donde se suele guardar un buda y en el perímetro una galerías con un montón de estatuas de budas e inscripciones. Si nos fijamos, veremos que hay algunas placas de gente que ha realizado donaciones a lo largo de los años para asegurarse tener su nombre en las paredes y con cuya contribución ayudan a las labores de mantenimiento del mismo.

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Después de haber estado un rato recorriendo los rinconcitos del templo, parece que el cielo decide que es hora de dar el día por terminado y el sol empieza a esconderse a lo lejos. Son muchos los que desde el mirado contemplan los últimos rayos mientras que otros se dirigen a la salida a coger su transporte para evitar las colas habituales. Una buena forma de terminar nuestro día y cogiendo rumbo al hotel para descansar y luego prepararnos para la cena.

cielo

Dubai fugaz

No era la primera vez que pasábamos por Dubai pero siempre nos había coincidido mal la conexión tanto en el vuelo de ida como de vuelta y con el pesar de no tener unas harías para conocer el centro de la ciudad. En cambio esta vez la suerte estaba de nuestro lado, y es que la conexión de vuelta a Hong Kong me permitía el tener algo más de 10 horitas. Tiempo más que suficiente para ver los sitios más representativos de la ciudad. Yo era el que me volvía antes puesto que mi novia se quedaría en casa de una amiga allí para pasar unos días.

Lo bueno es que las distancias son relativamente cortas pero si que hay que tener cuidado con los atascos de las horas puntas, de resto no se tardan más de veinte minutos hasta el centro. Casualidad también era que donde vivía la amiga de mi novia quedaba al ladito del complejo de Dubai mall, así que mejor imposible.

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Algo bastante llamativo es el paisaje de rascacielos en medio del desierto y la cantidad de ellos que están construyendo.

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Menos mal que no era pleno verano porque sino hubiéramos sufrido más los calores típicos pero tratándose de finales de septiembre como que se notaba algo mejor. Por si acaso toca esperar un rato a que aparezca un taxi, no viene mal resguardarse bajo la sombrita como esta chica.

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Burj Khalifa es el protagonista absoluto y uno de los principales reclamos turísticos, el edificio más alto del planeta y que no deja indiferente a nadie. Mejor ir con un buen angular si queremos sacarle una foto en condiciones. Y por la noche promete mucho más con el espectáculo de luces en la fuente que tiene a sus pies pero no me daría tiempo, ya era pedir mucho 🙂

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Otro de los puntos que no hay que dejarse sin visitar es el mercado de aspecto tradicional pero muy bien acondicionado en su interior para estar fresquitos: Medinat Jumeirah.

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Tiendas de souvenirs o un buen sitio para disfrutar las vistas hacia el Burj Arab, el único hotel del mundo con 7 estrellas.

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Esto es lo más cerca que podremos tenerlo puesto que si queremos cruzar el canal por uno de los puentes hay un cartel que nos advierte el sólo para huéspedes del hotel.

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En apenas un par de horita ya habíamos visto un cachito de la ciudad pero aún se podría exprimir un poco más el tiempo e incluir algo más. Mezcla de sensaciones que despierta esta ciudad, uno de los símbolos de poderío económico de la región dominada por los jeques y el petróleo.

Shenzhen, al norte

Día de cielos despejados y perfecto para salir a la montaña, y es que teniendo una ruta cerca de casa pone las cosas más fáciles. Desde que uno inicia el ascenso y hasta que llegamos a este punto es tan sólo media hora de camino o como mucho una hora si vamos de forma más pausada. Como lo he denominado : «balcón con buenas vistas». Al alcance de nuestra vista, la frontera de la ciudad con la vecina Shenzhen al fondo, el verde del campo y rascacielos salpicando el territorio.

Hace poco más de veinte años el panorama era totalmente distinto al actual. El campo con sus paisajes de cultivo predominaba y el carácter eminentemente pesquero era también una de las características de Shenzhen. Todo comenzó como un experimento por parte del gobierno central para ver cómo evolucionaba esta región colindante con Hong Kong. Visto lo visto, el experimento si que dio sus frutos y hoy en día es una ciudad imponente que no para de crecer y ha superado ampliamente la población de la ex-colonia inglesa.

Vista al norte
Vista al norte

Se ha generado gran riqueza por parte del comercio marítimo, su aeropuerto y también como centro tecnológico donde se han implantado muchas conocidas marcas como Microsoft, HP, Nvidia.. Pero también se han desarrollado empresas que se han convertido en gigantes de calibre similar como Tencent (creadores de QQ o el Wechat) o el fabricante de telecomunicaciones Huawei. Con estos dos nombres se pueden hacer una idea de lo fuerte que han irrumpido en el panorama mundial.

Se podrán imaginar el movimiento que hay entre ambas ciudades cada día. La puerta de entrada al resto de China continental y a través de red de trenes que tanto se ha expandido y hace sombra al propio Japón.

Para mi sigue siendo un lugar un tanto desconocido porque no he estado tantas veces como debiera pero que con los años ha ido ganando potencial. No es sólo por las compras o la comida sino que también cuenta con museos, jardines y hasta algún parque temático. Habrá que acercarse un poquito más.