La gran noche antes del comienzo del Nuevo Año Chino era la del miércoles pasado. Saliendo un poco antes de la oficina y de camino a China continental para celebrar la cena familiar con mi novia. Después de un par de horas de viaje entre metro y tren, llegamos a la casa y justo a punto para iniciar la cena.
Luego momento de reposar la comida y esperar a que el reloj se acerca a la medianoche, aunque desde hace ya un rato se pueden escuchar a lo lejos y también de cerca el estruendo de los fuegos artificiales. Sobre todo los niños, bajo la supervisión de los padres, son los que más disfrutan de estos momentos. Pim pam pum, fiuuuu… prat prat putummm! los estruendos se suceden uno tras otro.
Es habitual que en las puertas de las casas se coloquen tracas para dar la bienvenida al nuevo año. A la mañana siguiente, el panorama en las calles es bastante tranquilo como es de esperar, después de la noche de celebraciones y fuegos. Además, es hora del almuerzo, de una siesta o jugar al mahjong.
Me gusta el contraste que hay entre el gris de las cosas con el rojo intenso más el dorado. Los adornos a las entradas de las casas no faltan, ya se sabe lo mucho que se siguen las tradiciones en China. Todo sea para entrar el año con buen pie 🙂
De momento, el día después la gente se lo toma con calma. Costumbre el dejar los restos de las tracas hasta pasado un día o dos. Las calles se tiñen de rojo, el año del conejo ya ha dado comienzo.