Bicis por doquier

Especialmente por los Nuevos Territorios hay más movimiento de bicicletas si lo comparamos con Kowloon o la isla de Hong Kong. Espacios amplios, verdes y con carriles bici para llegar bien de un lugar a otro. Es un medio de transporte muy práctico y a la vez se hace ejercicio en los desplazamientos.

El problema es que hay mucha gente que no puede subirse la bici a casa con lo que optan por dejarla en la calle, y quieras que no, eso tiene sus riesgos. Las bicicletas suelen estar encadenadas a algunas de las vallas como podemos ver en las fotos, se llegan a juntar bastantes y siempre hay alguna que otra que destaca.

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Con el pintado no quisieron complicarse desmontando los componentes 😀

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Con el tiempo algunas se van estropeando y sus dueños se despreocupan de ellas y terminan por abandonarlas sin que nadie haga nada por solventar esto. Creo que luce bastante feo el ver bicicletas oxidadas o partes de estas, puesto que alguien seguro se aprovecha, y no se pongan medios para hacer una limpieza. Podrían seguir el ejemplo de Japón y llevar un control de las mismas con licencias y seguro los dueños se preocuparían más. Ahora que lo menciono, creo que he visto algo parecido en la isla de Lamma; sería bueno contrastarlo.

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Y entre tantas, de vez en cuando alguna tan reluciente que es la envidia del resto.

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Buenos recuerdos me vienen de cuando pequeño y mi primera bici, de vez en cuando tengo el mono de cogerla, lástima que no tenga una aquí pero puede que un día me anime a hacerme con una y aprovechar los fines de semana. Eso sí, bien guardadita en casa.

Logística

Cada día cuando hago el trayecto en metro hasta la oficina, en una parte del recorrido hay siempre algo que me llama la atención. Es una explanada donde se concentran bastantes camiones, es curioso ver desde lo alto el juego de colores que forman el blanco y el azul. Me imagino que pueda ser parte de un centro logístico en el edificio cercano, tendría mucho sentido ya que se trata de la zona de Kwai Chung que queda prácticamente al lado de la terminal de contenedores de Kwai Tsing que conforma el puerto de Hong Kong, siendo el tercero a nivel mundial en movimiento de mercancías.

Estos camiones una vez cargados no sólo distribuirán en la ciudad sino que también hacia la parte de China continental: Shenzhen, Dongguan o Guangzhou, las más próximas. No obstante, la ciudad es un sitio clave para la reexportación de muchos productos debido a las pocas trabas que hay en la economía de la región.

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Me pregunto cuántos se moverán a diario. Es toda una maquinaria bien sincronizada y a veces diría que hasta invisible. Las cosas llegan de una punta a otra del planeta vía marítima, aérea o terrestres y seguro que no nos hacemos una idea de por cuántas manos pasa hasta que consumimos algo.

Sólo original

Conocida es la ciudad por ser un centro de compras importante, basta que nos demos una vuelta por zonas tan concurridas como Causeway Bay o Tsim Sha Tsui, y nos daremos cuenta la cantidad de gente que hay e incluso hace cola delante de las principales tiendas de las marcas de lujo. Los fines de semana pueden ser algo locos cuando el flujo de visitantes aumenta.

Otro hecho es que algunos productos no están al alcance de todos los bolsillos y ahí es donde entra en juego el mercado de las falsificaciones. La industria de la moda y sus complementos mueve mucho dinero y las copias o fakes también son buscadas por miles de visitantes que por aquí pasa, aunque las cosas no son tan fáciles como uno pueda pensar. Por eso, hay campañas como esta en la que se advierte al consumidor para que no acepte la compra de productos falsos. Anuncios en la tele, alguna que otra valla publicitaria e incluso una aplicación móvil en la que encontrar información de utilidad sobre establecimientos de confianza.

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¿Se pueden conseguir copias en Hong Kong? La respuesta es si, pero seguro las autoridades puede que digan otras cosas para no dañar la imagen de la ciudad. El que sabe donde buscar, siempre halla.

Seguro que no es la primera vez que saben de alguien que va de viaje a China y lleva consigo una lista de encargos de amigos / familiares, o incluso ustedes mismos. Es un tema delicado que beneficia a unos y claro, perjudica a otros. No sólo aplicable a la moda, sino a la industria audiovisual o la relojería.

Día de campo

A pesar de que los días de año nuevo son bastante tranquilos y de poco movimiento, hubo uno de ellos que fue distinto a lo habitual. No me imaginaba yo que haría un buen día como si de primavera se tratase, con temperatura cálida y más estando algo más hacia el norte en comparación a Hong Kong. No nos fuimos demasiado lejos, como a una media hora en coche y al encuentro de unos amigos de un familiar de mi novia. ¿Adivinan el plan?

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Ni más ni menos que a recoger fresas. Una buena forma de disfrutar el día fuera. Rodeados de algunas huertas cercanas, en las que la gente cultivaba coles, lechugas y otras verduras. Me venían a la cabeza en esos momentos la primera vez que fui a coger fresas en uno de aquellos veranos en Inglaterra.

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No me esperaba yo que a mediados del mes de febrero estuviese ya la temporada de fresas. Un aspecto más que apetitoso el de estas fresas y de todos los tamaños, aunque preferiblemente cogía de tamaño medianito porque las más grandes luego no suelen ser las más sabrosas, por norma general. Así ibamos entre una hilera y otra, en busca de una buena captura y llenando la cesta poco a poco.

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Al final terminamos con una buena cantidad recolectada, ésta tan sólo era mi cesta pero juntando las otras diría que como unos dos kilos.

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La próxima parada sería la casa de unos conocidos, en plan finca y rodeados de una buena plantación de árboles de liches. Tan sólo la casa en medio de tanto árbol y la tranquilidad del lugar, se estaba la mar de bien. Y nuestros anfitriones no tardarían en servirnos un poco de té y darnos algo de fruta.

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Poder curiosear en el huerto, echar agua a las plantas o vigilar a los gallos y gallinas entre algunas de las actividades que los más pequeños disfrutaban. Era como recordar los tiempos de las visitas del colegio hace muchos años atrás.

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Unas bonitas imágenes de las montañas y las nubes con formas caprichosas. Habían sido unas horas bastante entretenidas.image

El día no podía terminar mejor con una abundante cena en la que no faltaban verduras, carne, arroz y sopa. Y entre medio algún que otro brindis con un licor autóctono; nos quedamos más que completos. Las fresas habría que dejarlas para el día siguiente.

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Ya con esto estaba como para irme a dormir pero casi que no porque apenas eran pasadas las 7 de la tarde. Y es que los días en el campo, parecen más lentos de lo habitual pero se aprovechan bastante.