Esa «sidra»

 

Durante estos pasados días que estuve en China, además de estar con la familia de mi novia también tuvimos tiempo para hace una excursión con noche de hotel incluído en Huizhou a tan sólo un par de horas de Shenzhen. Por cierto, tengo pendiente de contar las sensaciones de la visita y las cosas que vimos, aunque no fue mucho tiempo, algunas cosas interesantes se vieron, al menos algo diferente que hacer durante el fin de semana 🙂

Antes de ir al hotel para descansar después de andar todo el día de trote con la guagua de un lado a otro, momento en el que parábamos en el restaurante en cuestión para la hora de la cena. Sentados esperando a que la comida vaya llegando, aunque antes llegan las bebidas: té, algunos refrescos y de repente:
 

La etiqueta de por sí ya es interesante, ahora queda ver su aspecto un poco más de cerca con burbujitas incluídas.
 

Antes que nada, perdonen esa relación con la rica sidra asturiana pero fue la palabra sidra la que me mencionaban para intentar explicarme la bebida que les acabo de mostrar.

Una extraña reacción al oler y luego probar. No sé si igual se lo podrán imaginar con mis palabras. En efecto, el olor es de vinagre pero no muy fuerte, digamos suave, y de gusto pues ligeramente dulcito pero con esa sensación chispeante de las burbujitas. Veredicto: no está malo este brebaje, interesante descubrimiento.

A lo mejor no estoy descubriendo la pólvora (aunque fue en China, jeje) pero en el tiempo que llevo aquí, primera vez en dar con esta bebida. Y anda que no entraba bien luego con un par de tazones de arroz junto con un poco de pollo y verduras salteadas.

 

Cacharrita de barro

 

Nada mejor que empezar una nueva semana a base de una entrada culinaria. Ya sabemos lo mucho que cuesta empezar en lunes, pero poquito a poco se coge ritmo y apurando los días que le quedan a este mes de enero.

Un plato muy completo y bastante rápido de preparar. Ante todo que no falte el ingrediente principal: arroz, dispuesto en estas cacharritas de barro y a la espera del resto de ingredientes para cocinarse todos juntos. Nada mejor que tener apiladas algunas cacharritas para agilizar los trámites a la hora de preparar varias a la vez. Las tapas esperan su turno y para los curiosos que pasan por fuera del local, pueden darle un vistazo al menú dispuesto antes de decidirse a entrar o no.
 

 

La actividad es frenética, y el hombre encargado de controlar los fogones no para ni un segundo. Una nueva orden en marcha, una que está lista para llevar a la mesa. De igual forma, los clientes no paran de entrar y salir mientras los camareros buscan mesa y acomodan como pueden. Todo sea por el bien del negocio, actividad en estado puro.

Y en efecto, la «cocina» está por fuera del local. El lugar perfecto para que la gente que pase por allí, se animé a entrar al restaurante viendo antes cómo se cocina este plato. Una vez dentro, el espacio es ajustado y los clientes se acomodan como pueden. No es digamos el sitio más cómodo y relajado para estar comiendo, pero vale la pena que lo probemos, a pesar de no estar tan holgados como nos gustase.
 

Y el resultado después de unos minutos de espera, recién sacada del fogón y lista para comer, aunque mejor ir soplando un poquito que no veas como aguanta el calor la cacharrita. En concreto este de la foto, era con pollo, champiñones y unas verduritas, el arroz debajo y sólo hacía falta añadir un poquito de salsa de soja por encima, y remover. Listo para comer.
 

Para aquellos que quieran pasarse un día por el restaurante en cuestión, este se llama: Ming Yuen Noodle restaurant, situado en Soy street, una perpendicular a Sai Yeung Choi en Mongkok. Y con la magia de Google street view, hasta una foto del local por fuera. Imposible perderlo de vista 🙂
 


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Les dejo con este «aperitivo» para empezar la semana. Igual me pillo uno a la noche cuando salga del gimnasio que me queda cerquita, quien sabe.

 

Fantástichoc

 

El sábado pasado aprovechando la tarde teníamos un plan en mente: ir de merienda. El lugar elegido fue el Hotel Mandarin Oriental, que recientemente había anunciado que tenía una oferta de «tea time set» con especialidad en chocolate. Pintaba muy tentador así que decidimos probar a ver que tal.

El hecho de ir de merienda a algunos hoteles y/o restaurantes, es una práctica bastante habitual los fines de semana. Disfrutar de unos dulcitos, algunos sandwiches junto con una taza de café o té. El lugar más famoso en la ciudad para poder disfrutar de una de estas meriendas es el hotel Península situado en TST (Kowloon) que por cierto, aún no he ido pero igual un día de estos habrá que probarlo.

Menú en mano, podíamos decantarnos por otras opciones para la hora de la merienda pero nosotros ya lo teníamos claro, íbamos a por nuestra opción con chocolate. Dicho y hecho, bebidas pedidas y ahora sólo queda esperar a que nos traigan la parte saladita de la merienda, de la parte dulce ya se encarga cada cual ya que es en plan buffet. Al ataquerr! 😀
 

 

Vamos a echar un vistazo a ver qué se cuece en la sala. Ambientación con piruletas y palitos de caramelo (no se comen, jeje).
 

Los protagonistas de esta merienda se encuentran dispuestos para que la gente los vaya a degustar. La pregunta es: ¿por dónde empezar? Hay bastante buena variedad y será cuestión de ir degustando poco a poco, no vaya a ser que de una sola vez nos llenemos. Por delante tenemos más de 2 horas (el horario es de 15.00 a 17.30 horas), tiempo suficiente para disfrutar de la comida charlar, hacer una pausa, seguir comiendo…
 

Aquí vamos con la primera tanda de la tarde. Un buen surtido con tarta sacher, unos pequeños brownies, copita de frutas y un buñuelo con crema. Nada mal para empezar y acompañado del cafecito latte que les mostraba unas fotos más arriba. El ambiente es agradable, con música suave de fondo y la gente se ve que está disfrutando de esta hora de la merienda.
 

 

Entre tanto dulce, tampoco puede saltar algo de cositas saladas para amenizar. Aquí tenemos unos sandwiches de salmón y de jamón cocido junto con unas pequeñas quiche. Sin tampoco olvidarnos de unos «scones» para rellenarlos con un poco de crema de queso y mermelada de fresa con pétalo de rosa, que por cierto, esta última estaba buenísima. Habrá que pasarse un día por la tienda del hotel y hacernos con un botecito de estas, seguro que a mi madre le gustaría, ella es la fan nº1 de las mermeladas 🙂
 

 

Después de este pequeño inciso, retomamos con algunos más de los dulces allí presentes. Nota mental: apuntar los nombres de las tartas o sino haberle sacado una foto más de cerca a los cartelitos, aunque ya sólo con las fotos uno se hace una idea y dan ganas de darle un bocadito, ¿verdad? Como se nota que el rey de la tarde era el chocolate, el mismo que daba nombre al menú. En forma de brownie, trozo de tarta o bien a modo de «pincho».
 

Entre una cosa y otra, era momento de ir pidiendo un segundo café junto con este último plato, que sería el último de la tarde. Puede parece que por el tamañito de los dulces, éstos sean poca cosa pero uno se queda más que satisfecho, doy fe de ello. Estaban todos bastante buenos, a no ser alguno que tenía el bizcocho un poco seco u otro que se pasaba de dulzor, pero en líneas generales una muy buena experiencia.
 

Y a todo esto, muchos se preguntarán: ¿es caro? pues siendo el sitio que es, el precio es razonable. Viene a ser 388 HKD el conjunto para 2 personas, lo que viene a ser en torno a un poco menos de 20 euros por persona, incluyendo el buffet de postres más una bebida por persona. ¿Qué les parece? seguro que no les disgustaría probarlo si tienen ocasión, bien en este hotel o en otro sitio. Rodearse de buena compañía y disfrutar una merienda distinta 🙂
 

De altos vuelos

 

Quien nos diría que hace muchos años atrás en los tiempos cuando la aviación hacía sus primeros pinitos, llegaríamos a probar platos tan ricos como si estuviésemos en un restaurante en tierra. Ya sé que no se puede comparar a la comida recién hecha, pero con el tiempo la comida en los aviones ha mejorado considerablemente aunque esto también depende de la compañía con la que volemos, ¿no les parece?

En el último viaje a España de hace apenas un mes, pude ir con dos compañías diferentes. Inicialmente todo estaba previsto para que hiciera los dos trayectos con Finnair, siendo mi primera experiencia con ellos pero al final el trayecto de ida fue con Cathay Pacific, con la que ya he tenido trato y nuevamente me sorprendió gratamente.

A la hora de tomar el desayuno faltando pocas horas para aterrizar en Londres, teníamos dos opciones a elegir: la típica tortilla acompañada de unas salchichitas y bacon o bien la opción por la que me decanté yo: dim sum. Un variadito, además de tener panito (que me había comido en el momento de la foto), café, jugo y ensalada de frutas. Y es que las ganas de comer después de tantas horas de vuelo, se notan.
 

Desde luego que la opción dim sum, más que acertada y como es algo que uno no suele encontrar en el avión, mejor que mejor. Aunque donde esté un típico restaurante de la ciudad, pero estando en las alturas, es un lujo

Y siguiendo el orden de las comidas, esta vez le toca el turno del almuerzo. Durante el trayecto Madrid-Helsinki con Finnair y cuando apenas había pasado media hora del despegue, la azafata apareció con la comida y eso que apenas eran las 11.30 (hora de Helsinki). De aspecto bastante ligero con: ensaladita, pechuga de pollo con papitas guisadas (escondido bajo la platina dorada) y panito integral. Tiene buena pinta, ¿no? 🙂 pero aún queda más, no se vayan…
 

Después de la escala en el aeropuerto, tiempo de embarcar y coger el asiento. Tiempo de relajarse, hacer tiempo leyendo una revista con un poco de alguna peli. Uiss, la cena! y con un toque nórdico claramente: sashimi de salmón en primer plano, ensaladita y una cremita. Sólo de verlo se me hace la boca agua, y luego venía el segundo plato pero estaba tan entusiasmado que se me olvidó sacar la foto.
 

Doy fe que estaba todo muy bueno. Dos aerolíneas, dos estilos de comida y variedad donde elegir. Igual creen que me había olvidado de la bebida; que si carne, pescado, pan… pero todo acompañado de vinito tinto o blanco, hasta con un vasito de champán antes de empezar la cena en el viaje de regreso a Hong Kong.
 

Yo firmaba por volver a comer así de bien en todos mis vuelos. Seguro que ustedes también. Les dejo que un poco de comida me reclama, mmm.. erienda!