Zona Toy Story

Finalizando el día después de haber pasado por el lejano Oeste nos quedaba por visitar otra de las nuevas zonas del parque: la tierra de Toy Story. Una de las sagas más populares de la factoría Disney y que se merecía su rinconcito en el parque. Según por donde accedemos a la zona, nos darán la bienvenida bien el dinosaurio asustadizo o el bueno de Woody. Vamos allá que comienza la diversión, o más bien, continúa!


 

Una vista general de la zona con algunas de las atracciones en la que destaca la de los paracaidistas o también la del simpático perrito de muelle que digamos es del tipo tiovivo que va dando vueltas. A ver si encuentran más detalles de la película que aún no haya nombrado…


 

Todos y cada uno de los entrañables personajes de la película están presentes en la decoración, incluso con orden de busca y captura de Mr. Potato 😀

Y aunque habíamos probado suerte anteriormente para subirnos a la atracción, la cola era considerable por lo que optamos ir a otra zona del parque y regresar más tarde.¿Adivinan hacia dónde nos llevará esta peculiar pista?

La atracción en forma de V que nos es familiar a todos en la que el vehículo se desplaza de un lado a otro cogiendo cada vez más impulso, un clásico. Esta vez ambientada con el cochecito de radio control, Buggy. Un par de meneos y en pocos segundos había terminado, se hace demasiado corta en comparación al tiempo de espera, pero la satisfacción no te la quita nadie, jeje.


 
Publicado el Categorías OcioEtiquetas , , , , 3 comentarios en Zona Toy Story

Lejano Oeste

El fin de semana pasado tuve ocasión con algunos compañeros del equipo de dragon boat a Disneyland en lo que mi segunda visita. Con motivo de haber ganado la competición de Discovery Bay, el organizador daba entradas gratis a los ganadores y como tenía restringido el uso para los meses de julio y agosto, pues ahora era el momento de aprovechar antes de que se nos pasase de fecha.

La vez anterior me quedaron cosas por ver, además en este periodo de tiempo han abierto atracciones nuevas. Una de ellas que abrió tan sólo unos meses atrás: Grizzly Gulch y fue la primera a la que nos dirigimos nada más llegar al parque.

Con ambientación en el lejano oeste, a la decoración no le faltaba detalle alguno hasta con geíseres y todo. Y tampoco podía faltar una gigantesca pepita de oro 🙂


 

Dando un vistazo al pueblito minero, lleno de casita bajas y coloridas. Algunas que hacen de tienda de souvenirs, otras para tomar un refrigerio.. no falta de nada. Incluso en la casita de ladrillo rojo que vemos, había unos cañones de agua con los que disparar de un lado a otro pero con el consiguiente riesgo de mojarse la gente que pasase por el pasillo de en medio. No obstante, refrescarse no venía mal, a pesar de que el día andaba nubladito, con la humedad presente era conveniente estar bien hidratado o con el airito de un ventilador cerca.

Justo aquí es cuando uno empieza a hacer cola para entrar en la atracción. Lentamente avanzando hacia el interior de una de las edificaciones, como si el interior de una mina se tratase y con la decoración apropiada y con lujo de detalles como podemos ver en una foto un poquito más abajo.


 

Parecía que la cola no terminaba, a pesar de haber sido prevenidos que el tiempo de espera sería de unos 40-50 minutos. Espero que al menos mereciese la pena, tarde o temprano lo íbamos a comprobar..

Desde esta ventanita que daba a los raíles de la atracción, casi al comienzo, se podía escuchar como iban y venían los vagones junto con los gritos de emoción de algunos. Quedaba pocos metros y sería nuestro turno, al fin.


 

Nos subimos a la atracción y comienza el recorrido. Va cogiendo velocidad, curva a un lado y al otro, se frena. Es movidita y divertida, pero lo mejor al final cuando hacemos un tramo de espaldas, totalmente inesperado. Lástima que dure tan poquito pero con buenas sensaciones 🙂

Aún nos quedaba día para rato, era sólo el comienzo de más emociones. Repetiríamos algunas de las atracciones y alguna mass nueva que les descubriré en una próxima entrada. Mientras tanto, desearles buen fin de semana, momento de disfrutar y descansar.

Playita en Lantau

 

Nada más reconfortante que después de la caminata que nos habíamos pegado unas horas antes, terminar en una playita. El mes de noviembre estaba por empezar pero hay días que ha seguido haciendo como de verano. A pesar de que el día no era especialmente soleado, la temperatura era agradable y el cuerpo también nos pedía un bañito. ¿Quién se apunta?
 

Los niños con sus papás y mamás correteando por la orilla o algunos haciendo castillos de arena, qué felicidad verdad? la brisa del mar y el sonido de las olas, no hay nada como eso mientras cerramos los ojos para pegarnos una cabezadita. Con la modorra que le entra a uno después de comer y lo a gusto que está uno cuando va a la playa, el cuerpo lo estaba pidiendo a gritos.
 

Mis compañeros si que optaron por ello, mientras me di un paseíto hasta una de las esquinas de la playa. El socorrista dentro de su casetita, todo tranquilo y sin novedad.
 

 

La playa cuenta con un par de pequeños restaurantes al refugio de los árboles, el lugar ideal para esconderse cuando los rayos del sol aprietan en verano, aunque éste no era el caso. Estaba bastante animado. Para aquellos padres que en vez de hacer algo de ejercicio, gustan de tomarse una cervecita mientras vigilan de cerca a los niños que hacen de las suyas con la arena 🙂
 

El sol parecía que quería dejarse ver tímidamente entre las nubes. Anímate chachoo! dános unos rayitos aunque sea. ¿Lo podremos convencer?
 

Hasta pasados unos minutos que se reflejan los rayos sobre el agua, más vale tarde que nunca, y nunca mejor dicho, la tarde va cayendo sobre la playa. La actividad cesa y se ve menos gente, aunque si hay que decir que estaba muy tranquila, en su mayoría extranjeros y algún que otro local. Un muy buen ambiente de fin de semana con la familia o los amigos, ¿qué más se puede pedir para cerrar el domingo?
 

El nombre de la playa en cuestión: Cheung Sha, ubicada en la zona sureste de la isla de Lantau y que está dividida en una zona superior y otra inferior. Para más señas adjunto el mapa de situación debajo. Y para llegar hasta ella podemos coger alguna de las líneas de guagua que van en dirección a Tai O ó Mui Wo, no tiene pérdida.
 


Ver mapa más grande

 

Ya tocaba

 

A estas alturas de verano, ya se estaba haciendo algo raro que no nos embarcásemos en una de las actividades más populares: el junk trip. Si no recuerdo mal, el año pasado tuve como tres de ellos pero en cambio este año hasta este domingo pasado, no había hecho ninguno. Por suerte, una amiga organizaba una para celebrar el cumpleaños de su novio junto con más amigos, nos juntaríamos unos 30 más o menos.

Empezar la mañana de domingo tempranito, ya que, la hora para reunirnos había sido fijada a las 9.30 de la mañana en Sai Kung y saliendo desde Tung Chung que es donde yo vivo, es un trechito entre tren y luego un minibus que te lleva desde Yau Ma Tei. Durante el trayecto de tren sin problema pero a la hora del minibus, me tocó esperar más de lo que pensaba y llegué algo justo de tiempo, pero por suerte, la hora de quedar siempre se adelanta un poco para evitar que la gente no se quede atrás y mientras tanto se compraban las cosas de última hora y esperábamos a que el barco se aproximase al muelle para subir las cosas y embarcarnos.

La previsión del tiempo era buena, aunque inicialmente había algunas nubes que luego darían lugar a un cielo azul estupendo.
 

Por delante 1 horita y algo de trayecto hasta las cercanías de la playa donde fondearíamos, mientras tanto la gente empieza a abrir las primeras cervezas y no son ni las 11 de la mañana. El calor empieza a apretar y estoy deseando que lleguemos a la playita para darme un chapuzón, mientras tanto disfrutar del paseo, la brisa del mar y charlar con algunos amigos.
 

El sol había empezado a brillar con intensidad, el momento para sacar fotos era perfecto.
 

Una vez llegados a nuestro destino, momento de tirarse al agua. Chapuzón que te pego, aunque el agua no estaba todo lo fresquita que me hubiera gustado pero si te sumergías más al fondo podías notarlo mejor. Algunos nos decidimos ir hasta la playa, que aparentemente está cerca pero son al menos unos diez minutos. Una vez allí nos tiramos a disfrutar de los rayos de sol y jugar un poco con las olas en la orilla.
 

En un día caluroso, la fruta fresquita vino de maravilla y especialmente la sandía tan dulcita que vemos en primer plano. Por supuesto que no faltó comida, un buffet variadito de alitas de pollo, arroz, pasta, char siu, siu mai y varios más; perfecto para recargar las pilas después de pasar un buen rato a remojo.
 

Además para la ocasión, se juntaron un total de tres cumpleañeros. Tarta de chocolate y otra de mango, vaya pinta que tenían. Pero antes que nada tocaba cantar el feliz cumpleaaños y soplar las velas…
 

 

Y ya se sabe lo que pasa cuando uno sale a pasar todo el día fuera, que si el trayecto en barco, la playa, la bebida, la comida… al final del día uno termina por agotar los niveles de energía. En el viaje de vuelta hasta el muelle, es un buen momento para echarse una cabezadita con el vaivén del barco. Un día completito.
 

El color del cielo con distintas tonalidades y la luz que empieza a escasear, el sol ha dicho basta por hoy y poco a poco se va retirando a dormir dando por finiquitado su trabajo. El ambiente entre la gente se vuelve más relajado aún si cabe, la música que antes animaba el barco ahora apenas se escucha, hay ganas de volver a casa. Y seguro que muchos pensando, ojalá al día siguiente no fuese lunes..
 

Ha sido un día muy divertido y conociendo gente nueva, además de, hacer algo de deporte en el agua. Lo malo ahora será el volver a casa, menudos atascos se forman a estas horas. Todos estamos igual, pero habrá que tomarlo con paciencia.
 

Hasta un próximo junk trip…