Visitando Disney

 

En el tiempo que llevo en la ciudad, aunque ya he estado en el Ocean Park, me quedaba la asignatura pendiente: Disneyland. La mayoría de comentarios apuntaban a que el parque no eran tan bueno como debiera y generalmente la gente se decidía más por el otro parque, que es más local y tiene más tradición. También tenía que aprovechar la entrada gratuita que nos dieron cuando nos proclamamos campeones en la carrera de Discovery Bay durante el festival de Dragon Boat y justo se vencía a final de julio, y me cuadró bien en el último fin de semana del mes.

Este año el parque celebra 5 años desde su inauguración. Aún recuerdo cuando visité un verano el que está situado en Paris, hace unos cuantos años pero el otro día mientras se lo comentaba a mi novia, es como si hubiera ido hace nada. Increíble cómo pasa el tiempo pero ahí siguen en nuestra memoria.

¿Mis expectativas? no iba con demasiadas pero al menos pasar un día entretenido y disfrutar de algunas de las atracciones, a ver qué nos ofrece el parque. Aquí tenemos a Mickey con su famoso atuendo de «Aprendiz de brujo» dando la bienvenida mientras comprueban nuestra entrada.
 

Desde primera hora ya había gente haciendo cola para entra pero iba bastante fluído. Una cosa sí, el calor también estuvo presente desde el principio, el agua no faltaría durante toda la visita y de vez en cuando refugíandonos en la sombra porque el sol era bastante intenso, al menos no llovió y disfrutamos de cielos azules.
 

Mapita en mano para explorar las distintas zonas del parque, así nos organizamos para ir viendo las atracciones y repartimos mejor el tiempo. Aún así, nos faltaron algunas cosas por ver pero así hay excusa para otra visita más adelante cuando sea alguna celebración especial (Halloween o Navidades) que seguro el parque presenta un aspecto algo distinto.
 

Vamos recorriendo la calle principal en la que las tienditas se van alternando: tienda del pan, joyería, fotografía… y todas decoradas con estilo antigüo en sus escaparates. Ir curioseando algunos de los souvenirs o también comer algo.
 

 

Las zonas del parque son tres:

-Adventure Land: nos podemos encontrar con un espectáculo del Rey León, la casa de Tarzán y un recorrido en barquito por el río. Con vegetación abundante, como si de una selva se tratase.
 

-Wonderland: donde no falta la atracción de las tacitas de té o un pequeño jardín. Un aspecto clásico.
 

-Tomorrow Land: la parte más futurista del parque, con una montaña rusa (Space Mountain) y todo ambientado en el espacio exterior junto con personajes como Buzz Lightyear y sus compañeros de Toy Story.
 

Como no, los juguetes marca Disney no podían faltar. Muchos niños correteando de un lado a otro en las tiendas y probando todo lo que estaba a su mano. Raro sería que no se lleven un recuerdo de la visita al parque, hasta yo me compré alguito 🙂
 

 

Las horas pasaron volando visitando una y otra zona, con alguna pausa para descansar y picotear algo de comer. Una pena que no pudiéramos quedarnos hasta el final y poder los fuegos artificiales que hay cada día a las 8. El parque me sorprendió gratamente y a pesar de no ser demasiado extenso, tiene para pasar un día entretenido y distinto en la ciudad. Turistas extranjeros no había tantos pero de China continental los que más y en un fin de semana más aún, se imaginarán.

Por unas horas, la magia Disney nos hizo recordar nuestros tiempos de dibujos animado y miles de historias, que siguen vivas dentro de nosotros.

 

Old Police

 

Por suerte, aún siguen quedando edificios históricos en el centro de Hong Kong, no tantos como a mucha gente les gustaría, pero al menos queda parte de la esencia del aire colonial de hace tantos años atrás. Un claro ejemplo, es este edificio que sirvió como Estación Central de Policía

Sus orígenes se remontan al año 1864 partiendo de una estructura de barracones de unas 3 plantas de altura. Posteriormente con el paso de los años se fueron añadiendo nuevos bloques a la estructura principal, entre los años 1910 a 1925. Además, daba puerta con puerta a la prisión de Victoria. Ocupando gran parte del lateral de la calle Old Bailey y doblando la esquina con Hollywood Road. En el mapa siguiente podemos ver su ubicación:
 


Ver mapa más grande

 

De un color amarillo suave, con las paredes un tanto descascarilladas y ese peculiar color azul de los marcos de puertas y ventanas. Una renovación o digamos un lavado de cara, sería más que aconsejable para que este edificio vuelva a lucir como en sus primeros años. Teniendo en cuenta que desde que se trasladara el cuartel general de la Policía a la nueva ubicación en Wan Chai tras la Segunda Guerra Mundial, el uso de este edificio fue disminuyendo y se nota el paso de los años por él.
 

En la actualidad, han sabido aprovecharlo para dar cabida a algunas exposiciones de arquitectura o de arte moderno. Ese aspecto descuidado que caracteriza las instalaciones, lo hacen un lugar más que interesante para exponer obras y un buen reclamo para los curiosos y/o amantes de la fotografía. Cantidad de rincones, detalles… en los que capturar una instantánea diferente.

El patio central que separa algunos de los bloques es recorrido por los visitantes en una de las últimas exposiciones que visité. De un lado a otro, la actividad vuelve a estar presente en el viejo edificio. Me pregunto cómo sería el ambiente cuando el edificio funcionaba a plena actividad y muchos de los edificios que vemos por detrás, aún no existían.
 

Un lugar para perderse unas cuantas horas entre sus muros. Parece como si la gente se mantuviese más en silencio de lo habitual, recorriendo los pasillos, el crujir de la madera en algunas escaleras con el sube y baja de la gente y las alambradas que son testigos mudos del paso de los años.
 

Con carteles que nos advierten a nuestro paso… aunque ahora sin peligro de adentrarnos en una zona «prohibida».
 

Nos vamos adentrando más y más entre los bloques del edificio, quedando atrás la estación de policía y metidos de lleno en la zona de la prisión. El ambiente se vuelve un poco más oscuro, nos paseamos por el interior de la zona de celdas que está repartida en dos pisos. Más silencio aún, sólo el sonido de algunos flashes y disparadores lejanos. Una experiencia interesante como pocas.
 

 

Seguro que no será la última vez que me recorra el interior de estas instalaciones con alguna nueva exposición que habiliten en su interior. Espero que por el bien del legado de la ciudad, el edificio recupere su esplendor y se le de un buen uso, bien como centro cultural, para albergar futuras oficinas del gobierno (algo leía al respecto) u otro fin que tengan en mente las autoridades de la ciudad.

¿Les hace un paseíto?

 

El lado sur

 

El domingo pasado tocaba madrugar un poco, ponerse en marcha a las 8 de la mañana y poner rumbo a Aberdeen, lado sur de la isla de Hong Kong. Trayecto de metro y luego guagua desde la estación de Hong Kong debajo del centro comercial IFC.

La ruta número 75 nos lleva en apenas unos 20-25 minutos. El tiempo en ese día como pueden apreciar en las fotos, era espléndido. Ligera brisita que soplaba y el calorcito del sol se iba dejando notar, eran las 10 en ese momento pero ya había cierta actividad en la zona, gente que como nosotros quería aprovechar el día y salir a navegar. Nosotros en cambio esperábamos una embarcación que nos llevara hasta Middle Island, lugar donde llevaríamos a cabo el entrenamiento de remo.
 

Una cara totalmente distinta al norte de la isla. A pesar de tener algunos edificios altos como se puede apreciar en algunas fotos, es una zona menos masificada y en la que el verde predomina más. Parte industrial y parte residencial, junto con su puerto deportivo donde poder encontrar «barquitos» de muy buen ver. Hasta se da un aire con el puerto de Mónaco, es un decir 😛
 

 

Seguro igual habrán apreciado que el color de las fotos es un tanto «no natural». En concreto las saqué con el móvil y haciendo uso del programa Camera360 con el filtro HDR (suave). ¿No quedaron mal verdad? al menos los tonos azules (del agua y el cielo) ganaron algo en intensidad, un efecto interesante para este procesado instantáneo.
 

No se por qué, pero este barco se da un aire con el que Quicoto tuvo la suerte de hacer aquella travesía. Yo no diría que no a un paseito en barco en una mañana de domingo.
 

Y claro, no se me podía olvidar uno de los lugares estrella cuando visitemos Aberdeen, se trata del restaurante Jumbo. Buen lugar para disfrutar tomando algo en su terraza superior o de comida china, sin que falte el pescado o marisco. Les parecerá mentira, pero aún no he ido en todo este tiempo. A ver si me cuadra un fin de semana o si tengo visita por la ciudad les llevo allí y así lo pruebo yo 🙂
 

 

Cheung Chau

 

Desde que había leído el post de Alberto, me había quedado con ganas de pisar esta isla, una de las cuantas existentes en el territorio de Hong Kong. A tan sólo una media horita desde los muelles de Central, nos plantamos en la isla de Cheung Chau, el lugar perfecto para hacer una escapada durante el fin de semana o un día entre semana si nuestro trabajo nos lo permite o aprovechar algún festivo.

No fuimos los únicos que pensamos lo mismo aquel día. A la hora de coger el ferry, ya se podrán imaginar las colas de gente, pero despacito y buena letra como se suele decir, cupimos en el primer barco que llegó y a echar una cabezadita durante el trayecto, aunque a veces interrumpida por algunos niños correteando por los pasillos del barco pero una travesía agradable.

Tiempo de bajar el ritmo y disfrutar de un ambiente distinto al que nos acostumbra el centro de Hong Kong (la isla y Kowloon). Una de las principales actividades de la gente que vive en la isla, es la pesca. Ante nuestros ojos cantidad de barquitos pesqueros anclados y a la espera de una nueva travesía para capturar pescadito y/o marisco por los alrededores. Ese día que era festivo, aprovechar para reunirse con la familia y descansar.
 

La venta del pescado seco está a la orden del día. A medida que vamos caminando nos encontramos con algunos paneles con las tiras de pescado dejadas al sol para secarse. Ya saben que los «frutos» del mar en estado seco, son muy apreciados para la elaboración de sopas o algunos simplemente a modo de aperitivo.
 

A pesar de estar bastante concurrido el centro donde hay bastantes restaurantes uno tras otro en los que disfrutar de algunos platos de pescado y marisco a precios bastante razonables, además de, arroz frito, verduras.. y acompañados de un buen refrigerio o sino té, que siempre entra bien. Nos ibamos alejando y la gente desaparecía de repente o aparecía de forma más espaciada.
 

Había gente que prefería ir estirando las piernas como nosotros o las chicas que vemos más adelante en esta foto. En cambio, los había que preferían ser llevados, disfrutar de la brisa mientras otros pedaleaban. Eso sí que es vida, no? 😛
 

Una playita que invita a remojarse los pies por la orilla o sentarnos en las rocas poniendo la mirada perdida en el horizonte. A pesar de ser un día algo caluroso, yendo por la sombrita se estaba bastante bien o sino aprovechar los rayos del sol, parecía que el verano aún no quería decirnos adiós.
 

 

Continuar caminando a lo largo de la costa y de repente ver un camino que invita a empezar a subir, habrá que hacer caso al instinto de la curiosidad y subir poco a poco. Una cuesta empinada de cemento con abundante vegetación a cada lado. Inicialmente no se podía ver demasiado, pero conforme ibamos subiendo la cosa iba mejorando bastante..
 

Incluso nos encontramos nuevos amigos por el camino 🙂 A pesar de invitar a que se viniera con nosotros, ella prefirió quedarse bien pegadita a la red. Igual Lorco hubiera querido intimar más con ella para añadirla a su colección. El tamaño bastante considerable de nuestra amiga es digno del mismísimo cómic de Spiderman, pero no estaba por la labor de comprobar si su picadura me diera algunos superpoderes, jaja, y luego treparme por los rascacielos de Central.
 

Una vez llegado al punto más alto del camino, tocaba el descenso. Poco a poco iban apareciendo las casas por el camino, y cualquiera diría que no estamos en cualquier pueblecito de nuestra geografía española, un entorno muy rural y acogedor.
 

Algunas tiendecitas que nos encontramos, como esta panadería, ya estamos de nuevo en el núcleo de Cheung Chau y sólo es cuestión de poco que nos encontremos de nuevo con la gente que llena sus calles. Algunas haciendo compras, otras pensando en qué restaurante entrar a tomar algo o simplemente paseando, mezclándose con el resto.
 

 

Parece que nuestro paseo está llegando a su fin, pero justo a tiempo para la hora de la merienda. Nos meteríamos en el primer restaurante que vimos y a disfrutar del fresquito del ventilador acompañado de un té frío o quizás picar algo de comer? mmmm….
 

El refrigerio después de la caminata, era el punto perfecto para casi terminar el día. Afuera, parece que el sol se dispone a ocultarse, los últimos rayos y las sombras que se empiezan a hacer más presentes. Momento de enfilar hacia los muelles para coger nuestro ferry de vuelta.
 

Pero como se suele decir, la noche es joven. Un día festivo y siendo viernes, aún quedaba por ver los fuegos. Eso sí, después de estos podíamos dar el día por terminado y recogernos.

Un nuevo rincón de la ciudad menos por explorar, aunque seguro que repito la visita. No obstante, en esta ocasión no llegamos a visitar las cuevas del pirata y eso sí que no me lo dejo para la próxima.