Como quien dice, esto es casi empezar por el final pero también apuramos el último día de visita en la isla hasta el máximo. Día 31 de diciembre y en la víspera de recibir el nuevo año al lado del mar; nos escapamos hasta el sur de la isla que nos recibía con un sol radiante como si se tratase de verano y buena prueba de ello la cantidad de turistas británicos, alemanes, rusos… y demás nacionalidades que estaban tumbados cogiendo rayos; a cada cual con un tono un poco más sonrosadito y mientras tanto nosotros dando un paseo que habíamos iniciado desde la playa del Duque y bordeando la costa llegando hasta casi la caleta de Adeje.
La hora de comer se iba acercando y la gente me iba reclamando ya un sitio para sentarnos y comer. No demasiado lejos podía divisar unos restaurantes y sería cuestión de pocos minutos en llegar a ellos. En lo que me había adelantado para ir dando un vistazo al menú de varios locales, hablaba por teléfono con mi mujer para darle algunos detalles de la carta. Finalmente, asunto resuelto y nos sentamos en una de las mesitas del restaurante «Casa Celso«, con una vista privilegiada al lado del mar.
Vistazo a la carta para empezar con unos entrantitos y luego algo de pescado del día. Tanto les había gustado el cherne de la otra noche cuando estábamos por el Puerto de la Cruz que no dudamos en pedir de nuevo. Los entrantes entre los que estaban: mejillones, pimientos de padrón, pasta marinera y gambitas al ajillo, junto con el pescadito para compartir. Suficiente para contentar al personal, o eso espero y sino… hueco para el postre que siempre hay.
La hora del postre fue sagrada y los más golosos de la mesa entre los que nos encontramos la sobrina de mi mujer y un servidor nos acercamos a las neveras a ver cuáles eran las opciones. Quesillo con nata y una tarta de chocolate con nueces, y creo que acertamos de pleno 😀
Ahora para el regreso nos quedaba un paseito como de casi una hora pero con eso de estar haciendo la digestión y demás, seguro que se nos alargaría demasiado. Lo mejor fue que me diese un salto a buscar el coche al aparcamiento donde lo habíamos dejado y recogerlos; el paseito a paso ligero si que me vino bien a mi para que luego no sufriese los efectos de la modorra habitual y que luego teníamos que poner rumbo de vuelta a Santa Cruz.
Fue un día de media jornada pero en el pudimos aprovechar un buen ratito de sol; yo creo que hasta todos cogieron un poco de colorcito y todo. A no ser un día que nos llovió estando por el Sauzal, de resto el tiempo estuvo espléndido hasta el final. Vacaciones de Navidad perfectas y además probando muchas cositas nuevas, y sobre todo para mis parientes que lo experimentaban todo por primera vez.
El jet lag ya está más que superado después de casi dos semanitas desde que nos volvimos. Yo creo que todos disfrutaron mucho de la isla y más aún al lado del mar disfrutando de la brisa y buena comidita local.
¡Feliz fin de semana a todos!