¿Se acuerdan que en una ocasión les hablé de Cheung Chau? Y parece que haya sido el otro día cuando visitaba por primera vez esta islita, una de las cuantas que salpican la geofrafía de la zona. El sitio ideal para pasar un día diferente y cambiar el chip además de poder comer algunas de las delicias locales mientras se da un paseo. Justamente el fin de semana y aprovechando que teníamos un día adicional, un amigo sugirió de juntarnos unos cuantos para escaparnos hasta allí. Aunque el tiempo de buena mañana amenazaba con algún chaparrón, pero que finalmente no se materializó, pero si que dio pie a un día de bastante caluroso pero que resultó de lo más agradable y más cuando uno puede estar a la orilla del agua sintiendo el fresquito del agua.
Hasta los muelles de Central nos fuimos a coger el ferry, a juntarnos un poco con el mogollón porque claro está hubo más gente que tuvo la misma idea feliz 🙂 Los barcos salen cada media hora, pero hay de dos tipos: ordinario y exprés; finalmente tuvimos que embarcarnos en el ordinario porque el exprés se llenó más rápido de la cuenta. Por delante casi una horita de trayecto, pero también buen momento para echar una cabezadita o sino sentir la brisa marina desde la cubierta trasera.
En lo que paseamos un poco por el centro y luego buscamos un sitio para comer. Buena conversación entre Tsing Tao y Tsing Tao; aderezado con gambitas, arroz frito y una vieiras con ajitos. Y puesto que uno de los amigos había llevado a su hijita de 2 años y poco, lo suyo después del almuerzo era darse un saltito hasta una de las playas cercanas. Un rato de relax para los mayores en lo que la niña se entretenía con las conchitas y chapoteando con el agua.
Por suerte los nubarrones se irían aclarando pasados unos minutos de llegar a la playa. Los más pequeños son los que estaban disfrutando más en busca de distintos tipos de conchitas en la arena y mientras tanto algunas señoras se afanabam en capturar algunas almejas y/o pescaditos.
Esta imagen resumen mi estado en ese momento: total relajación. Cual niño, sintiendo cómo se aproxima el agua hasta la orilla sin importar que se me mojen los tenis. Cómo se nota que soy un isleño.
¿Son cosas mías o es que ya tengo ganas de verano? porque lo que son las temperaturas parece que está con ganas de llegar antes de tiempo, aunque seguro que no nos libramos de algo de lluvia y con esa humedad característica, pero bueno, siempre nos quedarán los aires acondicionados hasta que nos podamos dar una saltito hasta la playa más cercana y disfrutar de la orilla.
¡Buen fin de semana a todos!