¿Descanso?

 

Hay que ver cómo pasan de rápido los días cuando uno hace un parón para irse algunos días de vacaciones. Han sido un total de 4 días en China (provincia de Guangxi (广西)) empezando primero con Guilin (桂林) y en vuelo directo desde Hong Kong que tarda 1 hora escasa, un trayecto corto en el que uno apenas se entera. Por delante teníamos hasta el domingo para aprovechar ver todo lo que nos puede ofrecer la zona para luego dar el salto a Yangshuo (阳朔) antes del posterior regreso a casa.
 


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Ayer con poco tiempo y teniendo que organizar las cosas después del viaje, aún no me he puesto a organizar las fotos pero en breve iré comentando con más profundidad lo que han sido estos días de pateos, guaguas, bicis, balsas de bambú… muchas cosas en tan poco tiempo. Hoy lunes se está haciendo un poco más largo de lo habitual, seguro que con el transcurso de la semana la cosa mejora y recuperamos el sueño perdido de días atrás. Y es que, si uno se embarca en viajes como estos, hay que aprovechar el tiempo al máximo y eso implica dormir menos horas de las que uno gustaría, seguro que conocen la sensación ¿verdad?

La climatología nos acompañó durante nuestra estancia en la región, eso sí, con bastante calor. La previsión decía de tormentas y algo de lluvia, pero sólo fue en nuestra noche de estancia en Yangshuo cuando apenas unos minutos después de entrar en un sitio para cenar empezaban a caer gotas de lluvia durante un buen rato, pero sin mayor consecuencia, en unas horas estaba todo seco nuevamente.

A pesar de que el viaje haya terminado ayer domingo para mi, Alberto y sus amigos continúan su marcha hacia el norte, Hangzhou y Shanghai les esperan. Seguro que estos días siguientes les vendrán bien para descansar después del tute, pero y lo bien que lo hemos pasado, eso sí que no tiene precio. Con ganas de leer sus crónicas del viaje que seguro tiene aún más cosas que contarnos.

 

Día de playa

 

Vamos a hacer las comprobaciones previas:

¿Cholas? -> OK
 

¿Flotador? -> OK
 

Y claro, no puede faltar el bañador y la toalla para tener el equipo al completo. De resto, siempre podemos apañarnos de camino a la playa que seguro nos encontramos con algún puestito y comprar cosas de última hora (pelota de playa, frisbee, palas…)
 

O sino, alquilar una sombrilla. Que luego empieza a pegar el sol de lo bueno y a veces con la cremita no es suficiente y hay que ser precavidos, ¿no les parece? Y ya puestos igual alguna sillita para echarnos una siesta de las buenas. Seguro que se lo están imaginando y qué bien pinta 🙂
 

El lugar elegido para pasar el día: la playa de Big Wave Bay situada en la zona sur-este de la isla de Hong Kong, según se aprecia en el mapa que muestro a continuación. ¿Forma de llegar? Pillamos la línea azul (Island Line) del MTR hasta la parada de Shau Kei Wan y dirigirnos hacia la salida de la parada de guaguas. Pillamos un minibus que hace paradas en la playa de Shek O y luego en la de Big Wave, se tarda alrededor de unos 20 minutos si no recuerdo mal.


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Llegamos a la playa y toca buscar nuestro sitio para instalarnos, quizás un poco más arriba cerca de la sombrita de los árboles o bien algo más abajo tirando hacia la orilla. Para ser domingo había gente en la playa, pero sin llegar a estar apelotonados, con lo que se agradece.
 

No veas como estaba de animada la playa: gente charlando, jugando, paseando o simplemente sin hacer nada con la vista puesta en el horizonte (como yo) y disfrutar del día playero, ¿qué más se puede pedir?
 

 

 

De vez en cuando darme algún bañito, vuelta a la toalla y así unas cuantas veces, pero tenía la curiosidad de ver cómo serían las vistas un poco más arriba siguiendo un camino cercano a la playa. Dicho y hecho, cámara en mano y con nueva dosis de cremita, porque no veas como pegaba el sol en esos momentos, y allá vamos. Empezamos a recorrer el camino y nos vamos alejando de la playa dejando a nuestras espaldas una de las torres de los socorristas, las sombrillas se van haciendo más pequeñas y seguimos el ascenso…
 

¿Querías escalones? toma unos cuantos y a seguir tirando pa´rriba que aún queda una buena pechada, sin prisa pero sin pausa. Desde luego un buen ejercicio y disfrutando del paisaje a nuestro alrededor, subiendo más y más arriba.
 

Desde luego que está mereciendo mucho la pena la caminata, aunque la verdad no iba con el calzado adecuado (leáse cholas), pero eso no me quita el seguir subiendo y divisar vistas como estas. La playa se iba alejando a cada paso y mientras tanto me veía rodeado de verde y las montañas se acercaban. Y en mi mente sólo queda seguir subiendo para ver qué se «esconde» al final del camino que parece no tener fin…
 

 

La gente apenas se puede ver ya, puntos diminutos nadando en el agua y el colorido de las sombrillas.
 

 

Después de media hora ya llevaba una sudada considerable y me planteaba cuánto más camino tenía por delante, y con alguna indicación en el camino, pero sin saber la distancia que era una incógnita. Había ganas de echarse algo del líquido elemento pero eso implicaba tener que volver al campamento base en la playa y dejar el camino a medias.
 

Es hora de iniciar el camino de retorno. Una caminata que ha servido a modo de aperitivo, y es que seguro que cuando vuelva la próxima vez por esta playa y mejor preparado, habrá que repetir esta ruta hasta el final. Las vistas y el entorno por sí solos, merecen mucho la pena. Uno de los «secretos» que esconde la ciudad de Hong Kong y que hay que descubrir a través de sus múltiples senderos.
 

Jardines botánicos

 

El otro día después de terminar de comer en casa del jefe que nos había invitado a paella. Que mejor que dar un paseito en dirección a Central y hacer que la digestión se procese mejor. De camino, decidí aprovechar para pasarme por los jardines botánicos de Hong Kong, que creo recordar fue el año pasado cuando pasé por ellos. Tenía pendiente escribir sobre ellos, pero con el tiempo de esas cosas que uno va dejando pasar.

Situados en un entorno privilegiado, en un lado de la montaña y a pocos paso del centro de la ciudad. Al igual que comentaba en su día sobre Hong Kong Park, un sitio ideal para evadirse un rato y dejarse llevar por el entorno de árboles y plantas.

De un vistazo en este mapa podemos ver las zonas en las que están divididos los jardines. Dando un paseo agradable se puede recorrer sin mayor problema, eso si, tiene algunos tramitos algo más empinados y cuando el calor aprieta se nota, pero no nos quejemos que es un buen ejercicio para el cuerpo y estar rodeado de tanta naturaleza.


 

Entorno frondoso y gran cantidad de verde colorido.
 

Y con banquitos para sentarse. En uno de ellos me quedé un rato tan tranquilamente dejando la mente en blanco y la música del Ipod ponía la banda sonora.
 

 

 

Anda, pero si hasta tenemos un banquito con cabezas de Mickey Mouse a pares 🙂
 

 

 

Una pena que la fuente central que tiene estuviera vallada por renovaciones. Esperemos que la abran de nuevo al público y poder mostrarles algunas fotos, que tiene un diseño curioso y llamativo. Y a parte de la variedad de flores y plantas que podemos encontrar en su interior, también cuenta con un aviario además de algunos animales, a modo de mini zoo. ¿Quién nos lo ba a decir, no? bastante variedad y una forma distinta de pasar una tarde de fin de semana.
 

El lado rural

 

Rompiendo el paisaje tradicional que reina en el centro de la ciudad, dígase: Central o TST, cambiamos el entorno al lado más rural de Hong Kong. Árboles con mayor abundancia y otro tipo de construcción más propio de la China continental.

Casas de tres plantas y con su azotea que pertenecen a una sola familia o bien, se suelen alquilar cada uno de los pisos a distintas personas. Aquí si que es un lujo vivir, principalmente por el entorno tan tranquilo y alejado del bullicio del centro, aunque siempre hay peros y es el tiempo a invertir en el transporte a nuestro lugar de trabajo o cuando queramos tener algo de ocio nocturno. Hay que elegir o lo que nos dicte el bolsillo, no? que eso pesa y bastante.

La primera vez que vi este tipo de edificiación, recuerda a las casita de campo en Tenerife. Sólo le faltaría tener su pequeña parcela para la vides y un tanque de agua, listo 🙂 Seguro que cuando se muevan por China, este estilo les resulta más que familiar, además del típico enrejado en los balcones, no falla.
 

¿Qué fue antes, la casa o el árbol? mmmm, curioso verdad.
 

 

Los alquileres son mucho más baratos desde luego, aunque no tengamos una estación de metro a dos pasos o un Seven-Eleven (7-11). A base de minibus o quizá taxi, nos podemos desplazar al centro comercial más cercano para hacer nuestras compras sin problema, o si nos pudiéramos permitir el tener un cochecito y cubrir nuestras necesidades, más independencia.
 

 

¿Campo o ciudad? esa es la cuestión.