Para que luego digan que los «junks» son sólo para el verano, ni mucho menos. Cualquier excusa es buena para subirse a un barco con un grupo de amigos y disfrutar de una travesía nocturna por la bahía de Hong Kong. Además, muy propicio con la reciente celebración del Año Nuevo Chino.»
Unos amigos que estaban de vuelta en la ciudad visitando a la familia nos comentaron si queríamos apuntarnos al barquito que empezaba a eso de las seis y media de la tarde cuando ya empezaba a caer el atardecer. La condición: llevar algo de comida o bebida y el resto ya lo ponían los anfitriones; el plan sonaba muy bien así que nos apuntamos. Lo dicho, vamos a zarpar en nuestra vía láctea particular.
Con buena música de fondo, entre picoteo y picoteo mientras charlando con la gente. Lo que es comida no faltó de nada: embutidos, quesos, papas fritas, ensaladas, pasta, hummus… si que dimos buena cuenta de ello. Incluso dos pollos medianos, parecía como una cena de acción de gracias o volver a las celebraciones navideñas.
Menuda niebla que se metió ese día, hacía que por momentos uno no se pudiese ubicar del todo bien y de repende otros barcos que pasaban por la zona aparecían tal fantasmas entre la bruma espesa. Parecía como si se tratase de una película…
Como el barco iba recorriendo la bahía de un lado a otro tuvimos muy buena vista del skyline y mucho mejor aún cuando la bruma parecía que se iba disipando un poco. No faltó tampoco el show de las luces a su cita de las ocho como es habitual.
Ya de regreso al muelle central tras unas horitas disfrutando de la brisa marina durante la travesía, momento de pisar tierra pero la noche aún no terminaba ahí ni mucho menos, sino que seguiríamos de camino a una celebración de cumpleaños de uno de mis compañeros de dragonboat. Un ratito a saludar y echarnos algo, luego a casita que mañana tocaba entrenamiento 🙂