Travesía nocturna

Para que luego digan que los «junks» son sólo para el verano, ni mucho menos. Cualquier excusa es buena para subirse a un barco con un grupo de amigos y disfrutar de una travesía nocturna por la bahía de Hong Kong. Además, muy propicio con la reciente celebración del Año Nuevo Chino.»

Unos amigos que estaban de vuelta en la ciudad visitando a la familia nos comentaron si queríamos apuntarnos al barquito que empezaba a eso de las seis y media de la tarde cuando ya empezaba a caer el atardecer. La condición: llevar algo de comida o bebida y el resto ya lo ponían los anfitriones; el plan sonaba muy bien así que nos apuntamos. Lo dicho, vamos a zarpar en nuestra vía láctea particular.

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Con buena música de fondo, entre picoteo y picoteo mientras charlando con la gente. Lo que es comida no faltó de nada: embutidos, quesos, papas fritas, ensaladas, pasta, hummus… si que dimos buena cuenta de ello. Incluso dos pollos medianos, parecía como una cena de acción de gracias o volver a las celebraciones navideñas.

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Menuda niebla que se metió ese día, hacía que por momentos uno no se pudiese ubicar del todo bien y de repende otros barcos que pasaban por la zona aparecían tal fantasmas entre la bruma espesa. Parecía como si se tratase de una película…

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Como el barco iba recorriendo la bahía de un lado a otro tuvimos muy buena vista del skyline y mucho mejor aún cuando la bruma parecía que se iba disipando un poco. No faltó tampoco el show de las luces a su cita de las ocho como es habitual.

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Ya de regreso al muelle central tras unas horitas disfrutando de la brisa marina durante la travesía, momento de pisar tierra pero la noche aún no terminaba ahí ni mucho menos, sino que seguiríamos de camino a una celebración de cumpleaños de uno de mis compañeros de dragonboat. Un ratito a saludar y echarnos algo, luego a casita que mañana tocaba entrenamiento 🙂

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Luces tenues

No será la primera ni última vez que lean sobre lo mucho que me gusta escribir sobre las escenas de la calle y más aún cuando la luz del día desaparece dando paso a las luces de las farolas, de los coches o los neones de algunos letreros de establecimientos. Es un escenario perfecto para los amantes de la fotografía callejera y sobre todo en modo nocturnidad, jugar con las luces tenues y sus posibilidades.

A veces no hace falta ir armado de nuestra cámara compacta o réflex, sino que nos podemos apañar con el móvil para capturar esos detalles que nos llaman la atención. Por mi parte, siempre me fascina al pasar por los puestos de los mercaditos de Central justo cuando ya toca empezar a recoger al finalizar su jornada; bajo el color de las lamparitas que emiten esa luz amarillenta pero refugiada en los plafones de color rojo o las luces de las farolas unos metros más arriba.

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Los reflejos en las fachadas de los edificios y los juegos de sombras de la gente al pasar, da un toque misterioso. Mucha gente inicia el regreso a casa para la hora de la cena o bien van en busca de un lugar para cenar entre los puestitos, los sitios de noodles o los da pai dong aún perduran a pesar de que su número se haya visto reducido en los últimos años, pero se intentan unir esfuerzos para preservar esta cultura de la calle tan importante para Hong Kong.

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Ojalá pudiera escaparme más a menudo después del trabajo, pero a veces durante la rutina del día a día uno va programado con el itinerario casa-trabajo-casa y a veces el fin de semana se antoja poco el tiempo para dedicarle a hacer algunas salidas con la cámara (cierto que lo echo de menos). Me pondré como objetivo para el año 2016 que está a la vuelta de la esquina el usar más a menudo mi querida 7D

Por si acaso no se habían pasado ya por mi perfil de 500px, en él podrán encontrar algunas de mis escenas favoritas hasta el momento entre las que he podido retratar a lo largo de estos años. Sin duda, tengo más fotos por rescatar de mi disco duro del que podría rescatar algunas fotos más que bien merezcan la pena donde se ilustra lo interesante que el arte callejero de la ciudad con sus luces tenues. ¡Me encanta!

De noche, mejor

Creo que no será la primera ni última vez que me vean decir, en Asia las ciudades de noche tienen otra vida y hasta diría que más vida aún, porque cuando muchos duermen, son otros los que comienzan la actividad. Es cuestión de adaptación y también el estilo de vida de cada uno. Hay sitios que es mejor visitar cuando ha caido la noche y en especial los mercadillos, como este del Shilin.

Las luces de neón ya nos anuncian algunos de los negocios de la zona, tales como: restaurantes, salones de peluquería, accesorios… pero aún hay mucho más que ver y está más adelante. Y tampoco nos olvidemos de lo conocida que es la comida callejera, donde a base de poquitos podemos ir saciándonos probando de esto y lo otro.


 

Los puestos están puerta con puerta y con zonas de mesas para servir la comida. A veces no sabes cuál es cuál, pero todo está muy bien organizado y bastante limpio. Al menos dentro se está fresquito y algo más cómodo que estar de pie comiendo en la calle mientras uno pasea, que también tiene su puntillo.

Los cocineros no pierden ni un segundo atendiendo los distintos pedidos de las mesas. Ya ven que tenemos bastante cosas donde elegir aunque por lo que nos dimos cuenta casi todos los puestos ofrecen lo mismo pero con algunas variantes. Quizás algunos estén más especializados en temas de pescado o marisco, en cambio otros son más de fideos, tortillas o pinchitos varios.


 

 

Cuando nos dirigíamos a la salida, me llamó la atención este panel que indicaba el número total de personas que había en el recinto actualmente y así como el número máximo permitido. El marcador no hacía más que oscilar mientras lo observaba durante algunos segundos, no hay tiempo que perder.

Ya de vuelta a la calle, continuamos el recorrido por algunos puestos más. Ni hace falta decir que la afluencia de gente es constante y sobre todo en aquellos que tienen cierta fama. En concreto, la segunda foto en la que vemos a la gente haciendo cola: sitio de pollo frito. Doy fe que era una porción bastante sustanciosa.

Tampoco podían faltar los puestos de frutas que resultan los más coloridos.

El ambiente que se respira en el mercadillo es muy intenso en lo que respecta a los olores y con mucha mezcla de gente, locales junto con turistas bien sean chinos o japoneses, aunque lo que son occidentales eran se podían contar más fácilmente. Es un lugar de visita obligada para descubrir una de las zonas populares de la ciudad de Taipei. Comprar recuerdos, ropa o incluso algún gadget y también disfrutar de comida a buenos precios.

Tal y como lo recordaba de la vez anterior, aunque se nota que ha habido un cambio a mejor. Sobre todo por el centro de comida, más resguardado del calor y cómodo pero sin perder la esencia de los puestos más de la calle que hacen su día a día, más bien, noche a noche.

Nocturnidad

Ayer después de cenar, a pesar del fresquito que hacía, salimos a dar una vuelta cerca de casa para estirar las piernas y hacer un poco de digestión 🙂 Muy cerquita de casa tenemos vistas al mar y una zona con un pequeño puerto donde vienen y van barcos de vez en cuando. De hecho había algún que otro ahí parado, pero no sé si esperando a que la gente comprase pescado, ya que era un poco tarde.

La noche se presentaba clara, por lo menos ya había desaparecido la bruma de los días anteriores y permitía ver la isla de Hong Kong a lo lejos, algo imposible en días anteriores e incluso el ICC que está relativamente más cerca (el grandote de esta foto).

Apenas se escuchaba nada por los alrededores, que tranquilidad. Un poco de sonido de mar de fondo y algún que otro coche pasar algo más a lo lejos. Por el camino nos encontramos con otra pareja que había decidido ir también de paseo, y luego un grupo de chicos que también aprovecharon para sacar algunas fotos, y es que la noche lo pedía.

Aquí algunas de las fotos que hice. Y a falta de trípode, buena es una barandilla en la que sujetarse unos segundos 😀


 

 

La verdad que uno agradece tener el mar cerquita, verdad? Una suerte poder divisarlo también desde la ventana de casa. Si es que siendo de una isla, es algo que llevamos dentro aunque seguro que hay gente de interior que también echa de menos el mar de cuando se va a la playa de vacaciones, no?

Aprovechar para disfrutarlo cada día si se puede y si es con una noche clara y tranquila, mejor aún.