Nos fuimos el sábado por la tarde hasta Tai Po y allí quedamos con una amiga que vive en la zona para callejear un poco por los alrededores. Realmente la excusa para quedar era ir al mercado e ir a la planta superior donde se encuentran los puestos de comida para probar un conocido puesto que sirve fideos en sopa con filete de cerdo empanado, pero algo más habría que hacer además de ir a comer, ¿no creen? 🙂 Así es como dimos con el templo Man Mo de Tai Po.
Llegar a Tai Po desde Fanling se hace muy rápido bien sea cogiendo el tren puesto que son dos paradas o también podemos optar por alguna de las líneas de guagua o minibus que circulan por la zona. El núcleo urbano es bastante compacto y la actividad principal gira en torno a sus calles con mercadillos y también el mercado central; los edificios de viviendas que se van dispersando y por los alrededores de la estación de metro y un poco más hacia las afueras donde hay bloques residenciales.
Aunque este templo al igual que el situado en pleno centro de Soho en la isla de Hong Kong está dedicado a los mismos dioses: el dios de la guerra y el dios de la literatura. El ambiente es muy diferente y se agradece que el templo que nos ocupa sea menos turístico.
Según pasamos la puerta principal, nos encontramos con una placa en la que podemos leer la historia con los orígenes del templo. A finales del siglo XIX es cuando se edificaba lo que sería la sede del comité rural de Tai Po, imagino que para celebrar las reuniones entre los clanes asentados en la zona, y con el paso del tiempo se decidió desalojar el espacio para que tuviese las funciones de templo hasta nuestros días. Considerada construcción de interés histórico y de interés cultural; sin duda, una pieza viva de la historia de la región que aún conserva su identidad propia.
En el rato que estuvimos allí, algunas personas se aproximaron con sus varillas de incienso a hacer sus correspondientes oraciones y sus reverencias ante el altar. El ambiente impregnado del olor a incienso y con esa ligera bruma que se forma, ambiente tranquilo y de recogimiento.
Me comentaron mi mujer y mi amiga, recordando su tiempo de estudiantes, que era habitual hacer alguna visita a este templo en época de exámenes para que la suerte estuviese de su lado.
Nos despedimos por esta vez tras esta primera y fugaz visita pero con muy buen sabor de boca tras haber podido conocer más de cerca la historia de Tai Po y el templo de Man Mo.