A todos lados

A estas horas ya no habrá persona en el globo que no sepa lo que aconteció ayer con el anuncio de un nuevo producto que dicen revolucionará el mundo de los dispositivos móviles. Por cierto, ¿cuál era su nombre?… pero no es este el tema que nos ocupa aunque vaya enfocada la cosa a movilidad.

Ya se sabe que cualquier ayuda es bien recibida cuando viajamos a una ciudad o país desconocido y recursos como las guías de viaje o la información que podemos sacar de cantidad de webs especializadas que nos ayudarán a planificar un poco el viaje, además de, descubrir algunas cosas más del lugar.

Alguna que otra vez ya comentaba sobre la web Discover Hong Kong donde podemos encontrar información de muchos de los aspectos de la ciudad, y que además cuenta con estar disponible en unos cuantos idiomas, con lo que mucho mejor para turistas de más países. Pero sin duda, sacar una edición móvil de lo que son las atracciones, ocio, restaurantes… y todo lo que uno tiene que ver en Hong Kong, es más que acertado. Ya sabemos el tirón que tiene Apple con su tienda de aplicaciones, entre las que también tenemos disponible:

Guía con Vistas Panorámicas
Delicatessen Locales

Aunque no podemos dejar de lado otros dispositivos tipo PDA o Windows Mobile que hay bastantes usuarios en el mercado, así estén cubiertas las necesidades de todos.



Vayamos donde vayamos, siempre podremos tirar de nuestro bolsillo y consultar información sobre la ciudad allá donde estemos. Una buena iniciativa con la que ya no tendremos excusa de no llevar una guía de papel o similiares.

De esos lugares

Seguro que muchas veces después de estar tiempo caminando, llegado el momento de querer comer algo, nos entra el dilema a la hora de elegir el sitio, no? Y que los lugares que nos encontramos más cerca, no «nos llaman» lo necesario para entrar porque el cuerpo nos pide probar cosas nuevas.

Después de un día movidito visitando la ciudad, era hora de reponer fuerzas con digamos, un almuerzo tardío 🙂 Fue entonces cuando dimos con el sitio siguiente, de aspecto bastante familiar y sencillo, que nos animamos a probar. Fuera zapatos y a sentarse en el cojincito, a ver lo que aguantaba con los pies recogidos por eso de la falta de costumbre.


Después de un rato de repasar el menú e intuir por las fotos, porque en esta ocasión el inglés no estaba presente. Nos decidimos por un plato con trocitos de cerdo y bien acompañado con kimchi, además de unas hojas de lechuga y poder hacer los correspondientes enrolladitos.

Ojito con lo rojo del fondo, que tenía cierto parecido a unos calamares (creo recordar) pero no veas lo rabioso que era. La sensación de ardor en los labios tardó un rato en desaparecer, a base de un par de vasitos de agua fresquita que se agradecieron. Seguro que viéndome en un espejo, parecererían unas bembas auténticas, como las que les ponen a los dibujos animados, exagerado, pero no por ello dejamos de comer, aunque no llegamos a terminarlo todo, ufff.


En esta foto un poco más de cerca, los platos de acompañamiento que en la cocina coreana se presta a bastante, entre los que tenemos: brotes de soja, chili verde y una salsita que tenía cierto parecido con la boloñesa (yo mojé el rollito ahí sin más, y rico que estaba)


Conclusión: El sitio nos dejó una sensación muy agradable, el haber probado algo auténtico, de esos lugares que uno descubre por casualidad y le dan un toque especial a nuestros viajes. Sin duda, repetiríamos el sitio sin dudarlo, a pesar de lo picante que fue de lo más fuerte que probamos en el viaje con diferencia.

¿Alguien se atreve a probar? Espero que no se me echen para atrás por el picante 😀

La primera

Al poco de estar ya ubicados en nuestro hotel, era hora de salir a patear un poquillo por la zona y ver qué era lo que nos ofrecía. Primer pensamiento: tenemos que comer algo. Así que tocaba buscar cual sería nuestra primera toma de contacto y tras deambular en nuestros primeros pasos por las callecitas de Myengdong, decidimos entrar en este restaurante, bastante peculiar nos pareció y nos decidimos a entrar.

La verdad que los platos del menú tenían buena pinta. Curiosamente la comida no era coreana, sino un japonés con sus platos de udon, además del típico cerdo rebozado (pork cutlet) o sino pollo, o pescado. Ya tendríamos tiempo de probar platos coreanos y como no, kimchi.



Me llamó la atención que nada más sentarnos en la mesa, nos dieron una botella de agua (fría) y unos vasitos de metal, acostumbrado al agua calentita de los locales de Hong Kong, es todo un contraste y más con el frío que hacía por Seúl en esos momentos. Eso sí, su paquete de servilletas, punto a su favor; si recuerdan cuando comentaba


Aquí está mi plato en cuestión. La cantidad suficiente, lo justo para quedarse bien. Sopita, el rebozado, salsita y plato de acompañamiento, y arroz que no falte. Bastante bueno la verdad y con las ganitas que llevábamos encima, que bien que entró.


En cambio mi novia se decidió por el set de udon, y la verdad que la sopa estaba muy buena, con el toque picantito que le caracteriza a la comida coreana. Así uno ya iba entrando en calor 🙂


¿Se les abre el apetito? no es mal comienzo este 😀 La verdad que disfrutamos de variedad y contentos de los sitios que elegimos. Nada de guías, a la aventura que así es cuando se conocen los lugares auténticos.

Colorido

En nuestros primeros pasos por las calles de Seúl, el ambiente recuerda un poco a algunas calles de su vecina Japón, algunos matices de calles de Tokyo, pero con su estilo propio.

Estabamos situados en la zona de Myeng-dong, bastante céntrica y bien comunicada para acceder a varios de los puntos de interés de la ciudad. Por la misma nos podemos encontrar cantidad de callecitas entre las que los neones destacan una vez llega la noche.

Entre tanto neón, no pueden faltar las tiendas o restaurantes que se precien. Bien que callejeamos por esa zona al poco de llegar al hotel, por allí fue donde tuvimos nuestra primera cena, aunque algo tempranera, luego caería otra y no vean como nos pusimos 🙂

Las luces de neón que se pierden en el fondo de la calle y mientras la gente se cruza veloz, y bastante más ajetreo que habría más tarde, bien sea para ir de compras o cuando llega la hora de la cena. La gente por lo que podimos ver, gusta mucho de reunirse y salir a cenar, casi todos los sitios repletos o al poco de llegar nosotros, se llenaban hasta la bandera. Es que atraemos la clientela jeje.

Dentro de nada uno de esos posts culinarios que tanto gustan. Y es que la comidad también es uno de los puntos fuertes por esas tierras, merece la pena.