Finalmente, Singapur

Parece que ha costado, pero el viaje llegaba a su fin. Una semana bastante intensa pasando el fin de semana anterior en Bangkok y luego la estancia en Koh Tao donde obtendríamos nuestro título de Padi Open Water. Pero aún quedaba lo mejor, un reencuentro con nuestro amigo y compañero de beca Miguel que sigue residiendo en Singapur.

En esta ciudad, sería donde mi viaje terminaría y pondría rumbo a Hong Kong. En cambio, Alberto podría seguir disfrutando de unos días más de relax en la ciudad y luego volver a Tailandia para seguir tostándose al sol, cosa que no tuvimos mucho tiempo durante el curso de buceo pero que mereció la pena.

Para ambos, Singapur era un lugar que para nada nos era extraño, al contrario, anteriormente ya habíamos estado en algunas ocasiones pero siempre es agradable volver y más si se visita a los amigos. Poder disfrutar de la rica comida local en uno de los muchos food court que existen..
 

O contemplar las bonitas vistas nocturnas desde la casa de Miguel
 

¿Qué nos quedaba por ver? Esta es la respuesta: el Marina Bay Sands. Pero no es tan sólo por el edificio en sí, sino lo que uno puede divisar desde lo alto. Recuerdo que en el anterior viaje aún estaba en construcción y cuando hemos ido esta última vez, hace poco que ya celebraban un año desde su apertura. El diseño es arriesgado y no deja a nadie indiferente.
 

Y una vez arriba, creo que las fotos hablan por sí solas 🙂
 

La ciudad en la oscuridad y solamente alumbrada por las luces de los rascacielos, la farolas de las calles y los coches que no dejan de pasar. Estamos a sábado y la gente aprovecha para salir a disfrutar de la tarde-noche, es lo suyo.
 

Haciendo un círculo vamos recorriendo la plataforma acristalada de un lado a otro, parando a cada rato (si es que hay hueco) para sacar fotos desde los distintos ángulos.
 

 

Una chica se ofreció amablemente a sacarnos una foto. Tan entusiasmados estábamos sacando fotos cada uno por su lado, pero una foto conjunta en un lugar como este no podía faltar. Nos merecíamos disfrutar de la noche singapuriense después de tanto ajetreo en días anteriores, y es que en parte, era un alivio estar en un entorno más moderno y sobre todo cómodo.
 

Ya casi habíamos dado la vuelta completa. Si se fijan con algo de detalle, al fondo de esta foto se pueden apreciar las luces de las grúas del puerto de la ciudad. Pero aún no daríamos la visita por concluída…
 

En lo alto también podemos encontrar el restaurante Ku De Ta donde se pueden degustar platos de cocina asiática moderna (japonesa, china, tailandesa o indonesia). Ya que estábamos allí y sería la última noche antes de terminar el viaje, dijos por qué no intentarlo y parece que la suerte estuvo de nuestro lado. Sin reserva previa y en menos de 20 segundos, una mesa para dos salió de la nada, y nosotros tan contentos.

Sashimi de salmón, filete de atún a la plancha, pinchitos de carne y unos chopitos fritos fueron nuestras elecciones. Estaba todo exquisito y las raciones bastante bien servidas. He de decir que me las imaginaba de entrada mucho más minimalistas, pero con los platos que pedimos nos quedamos más que satisfechos.
 

Y de postre: mousse de maracuyá con unas galletitas y un toque de mango (si no recuerdo mal).
 

Muy contentos que quedamos y decir, que el precio no tan caro como uno se pueda esperar, además, era una ocasión especial y lo merecía. Antes de bajar decidimos dar un paseo por la zona del hotel que cuenta con una zona ajardinada y que da acceso a la piscina, y ya se lo imaginarán…
 

Bañarse en ella es todo un espectáculo, aunque nos conformamos con verlo de lejos. Igual si en un próximo viaje a la ciudad y tengo la suerte de alojarme en el hotel, podría contar la experiencia desde otro punto de vista.
 

Ya cenados y dispuesto a salir, la noche no había hecho más que empezar. Nos íbamos alejando despacio del edificio, luce impresionante de noche y con el reflejo en el agua aún más.
 

No era un adiós, sino un hasta pronto. Singapur siempre estará dispuesta a recibirnos con los brazos abiertos y poder descubrir más cosas en cada visita, sino, aquí hay una prueba. Creo que ya sé por donde perderme para la próxima.
 

Viajecito

 

Dentro de unas horas estaré yendo al aeropuerto rumbo a Bangkok para encontrarme con mi amigo Alberto que estará llegando también esta misma tarde. Mucho ha llovido desde que pisara la ciudad, por aquel entonces en las Navidades de 2007 a los pocos meses de llegar a Hong Kong.

La idea para este viaje es pasar el fin de semana en Bangkok y luego tirar al sur hasta la isla de Koh Tao para hacer unas inmersiones y sacarnos el ansiado PADI Open Water. Después de haber hecho unas inmersiones de prueba en Kota Kinabalu (Malasia) y cerca de Cairns (Australia), hay ganas de seguir explorando el fondo marino, una experiencia muy recomendable.

Vamos en busca del sol y unos días de descanso. Luego la siguiente ruta en el viaje será Singapur donde estaremos el finde que viene. Por tanto, el blog estará un poco descuidado durante estos días a no ser que me de tiempo de ir subiendo algunas crónicas del viaje, sino a través de twitter y Facebook. Espero que el tiempo no pase demasiado rápido, ya se sabe lo que pasa cuando uno está de relax unos días, no? luego Alberto continuará su periplo por unos días mientras yo me volveré a Hong Kong. Hasta entonces, nos vemos dentro de nada.


 

¡Buen finde a todos!

 

Marchando cangrejo

Si hay algo por lo que destaque Singapur es su gran oferta gastronómica. Al ser un lugar donde se fusionan culturas como la malaya, china, india e indonesia, existen gran cantidad de platos y lugares para elegir.

Algo que uno no debe perderse es el famoso: Black Pepper Crab. Y buscando un poco sobre la historia de este plato nos vamos hasta el año 1959, que fue por aquel entonces en el restaurante Long Beach Seafood Restaurant, situado en la costa este, donde tuvo sus orígenes. No me digan que no tiene buena pinta 🙂

Y para no comerse el cangrejo solito, acompañado con algo de arroz blanco y unos entrantes como unas verduritas salteadas con gambas y unos calamares, pero el plato estrella: el cangrejo, aunque en esta foto lo veamos al fondo algo apartadito, el pobre.

Aunque no nos fuimos hasta el sitio original a probarlo que queda un poco fuera del centro de la ciudad, fue en el mismo Chinatown donde tuvimos la ocasión de probarlo, y no veas como lo disfrutamos. Uno se pone las manos perdidas con la salsa de pimienta negra, pero el gustazo del cangrejo es auténtico. Y de picante poco la verdad, luego con el arrocito ayuda para combinar y a la salud de una Tiger fresquita.

Ya saben, a parte de los pinchitos de satay, este Black pepper crab no debe faltar en su ruta gastronómica.

Merlion Park

Uno de los lugares que me quedó por ver en Singapur, fue Merlion Park. Me hubiera gustado sacarme la foto de rigor en mi estancia el año pasado, pero con el tiempo algo justo no se pudo. Esta vez con un poco más de tiempo y habiendo recorrido ya parte de la ciudad, aunque siempre quedan rincones por vistar, a pesar de lo pequeño que pueda ser este país.

Este no es el único merlion existente en Singapur, nos podemos encontrar hasta un total de cinco repartidos por distintos lugares, entre los cuales tenemos la isla de Sentosa o en Mount Faber.

Aprovechando para contar un poco sobre la palabra: Merlion. Es una combinación de mer (mar) y lion (león). De cuando los orígenes de Singapur, o conocido como Singapura, «Temasek = Ciudad del mar» en el idioma de Java. Se combina la cabeza de un león con un cuerpo de pez, parece como si fuera la cola de una sirena.

La ubicación de esta estatua es justo en frente de la zona de Marina Bay, desde donde podemos obtener una buenas vistas a la bahía de Singapur.

Nos encontramos con The Esplanade al fondo, zona de auditorio y teatro, aunque los locales lo denominan: El Durian, y no les falta razón por el aspecto externo que tiene con dicha fruta. El clima ese día era envidiable, un sol y un calor, que ufff… perfecto para disfrutar paseando aunque eso sí, que no falte cremita solar y agua, fundamental 🙂