A remojo

 

Casi una de las últimas cosas que hicimos en nuestra estancia en Tenerife, fue ir al parque acuático de Siam Park, situado en el sur de la isla y a unos 50 minutos desde la capital Santa Cruz. El lugar perfecto para disfrutar con la familia o los amigos en un día caluroso.

Apenas lleva un par de años abierto, sería por allá a finales de 2008 y entre que he pasado más tiempo en Hong Kong que por la isla, no había tenido ocasión para visitarlo. Ésta era la ocasión y además que el día parecía que iba a estar bueno, aunque luego algunas nubes nos hicieran la faena pero el calor intenso y uno no podía fiarse, así que, cremita.
 

El plan fue ir con mi hermana y su novio, los 4 juntos, y pasar allí el día. Y siendo el sur una zona turística por excelencia, las colas no podían faltar pero bueno, tomarlo con calma que al fin y al cabo estabamos de vacaciones y se aparcan los malos humores, verdad? 🙂

Aquí tenemos parte de las vistas que nos ofrece el parque que tiene una extensión bastante considerable y en armonía con toda la vegetación del entorno. Se han cuidado bastante los detalles para que nuestra visita sea lo más agradable posible.
 

Con clara inspiración tailandesa en su decoración y el estilo de sus edificios.
 

Y empieza el subidón de adrenalina con las atracciones que nos ofrece el parque. Empezando por el Dragón, pudiendo elegir entre flotador simple o doble donde nos deslizamos por los tubos a gran velocidad hasta ir a dar a un fonil en el que se alcanza una altura considerable, pero todo controlado que no hay peligro.
 

Siguiendo con la Torre del Poder, la cual calificaría es sin duda la más vertiginosa de todas. Emulando como si de una pirámide azteca, nos lanzamos desde lo alto en caída libre.. es un subidón. Mejor no mirar hacia abajo y deslizarse hasta el final, como si lo estuviera viviendo de nuevo 🙂
 

Pasando a esta otra atracción que emula unos largos bigotes, pero que asegura que la diversión no decaiga.
 

Tampoco nos podemos olvidar de los más pequeños que tienen su espacio en el parque, y es que no todas las atracciones son aptas para ellos, pero tranquilos que no se quedan sin darse un buen remojón.
 

Les aseguro que el día no tiene desperdicio, entre atracción y atracción, luego haciendo un parón para comer y reponer fuerzas. El horario del parque es de 11 de la mañana a 6 de la tarde, tiempo más que suficiente para sacarle todo el provecho a la estancia, o lo que nos duren las fuerzas.
 

 

Si quieren conocer un poco más de información sobre el parque, no duden en visitar la web correspondiente. Así que, si visitan Tenerife un día y están de paseo por el sur, ya saben que tienen un plan alternativo para pasarse un día a lo grande. Nosotros desde luego disfrutamos como niños.
 

Yendo al drago

 

Del reciente viaje a Tenerife, había que aprovechar el tiempo lo más posible y poder enseñarle a mi novia algunos de los sitios «básicos» de la isla. Un poco del norte, del sur y centro. La verdad que a pesar de ser vacaciones, no paramos la pata en los días que estuvimos por ahí. No lo tenía planeado todo, pero sobre la marcha surgía el plan para el día siguiente y así tenía más emoción, por lo menos para ella que estaba descubriendo la isla por primera vez, aunque yo encantado de regresar a sitios por los que hacía años no pasaba.

Dicho y hecho, nos decidimos a tirar pal Norte de la isla en dirección a Icod de los Vinos con la intención de visitar el famoso y querido: Drago Milenario. El camino hasta allá no es del todo largo, pero si que un poco más allá de los Realejos, la carretera se vuelve algo más curva y no tan agradable como la recta autopista, pero ibamos sin prisas y había que disfrutar del paisaje a pesar de que el tiempo en ese día pintaba algo nublado.

Una vez llegamos a la ubicación del Drago, buscar sitio para dejar el coche y si que estaba concurrida la cosa a pesar de ser un día entre semana. Por suerte, a la segunda vuelta a la plaza encontramos un sititito en uno de los laterales. Además, llegamos en las horas previas a que hubiera una procesión por los alrededores.
 

A pesar de tanto coche, se podía caminar con tranquilidad por los alrededores. Un bar con mesitas para disfrutar de un cafecito de tarde o lo que se tercie, niños correteando con la pelota o un grupo de mayores charlando amigablemente, mientras que los turistas (me puedo incluir tambien) aprovechaban para curiosear y sacar las correspondientes fotos.
 

Un entorno muy tradicional con casitas de estilo canario: paredes blancas, balcones y puertas de madera.

 

Y aquí tenemos a nuestro protagonista en todo su esplendor, como si los años no pasaran por él. Se mantiene tiesto y bien vivito, aunque claro, ha «sufrido» sus correspondientes trabajos para su conservación y evitar que un dia de repente se nos venga abajo. Símbolo de la localidad y también de la isla de Tenerife. Aunque se le conozca como milenario, su edad estimada se sitúa sobre los 500-600 años de antiguedad, casi nada, no? Por aquí dejo un enlace de la siempre útil wikipedia -> Drago, para los que quieran conocer un poco más sobre este ejemplar.

Merece la pena acercarse hasta allí y verlo de cerca, o bien desde la plaza o si queremos, hay algunas casas (con tienda de souvenirs incluida) desde la que podemos verlo mejor y de paso, a la salida podemos llevarnos algún recuerdito (imanes, llaveros, figuritas…) o alguna muñequita como esta tan simpática de la foto. No dejen de ir si tienen ocasión.
 

La zona Norte de la isla es una buena opción para quedarse a pasar unos días, aunque eso sí el clima es algo más fresquito y el sol parece esconderse más. Si lo que buscan es sol, el sur es una mejor opción y el sitio para encontrar apartamentos baratos en Tenerife. Norte o Sur queda a su elección.

 

El otro balcón

 

Uno de los motivos principales por los que uno decide irse de vacaciones es el cambio de aires, ver otros paisajes, conocer otra gente, comida, cultura… en mi caso, puede que me quede poco por conocer de mi isla pero eso no quita para que la disfrute mucho cada vez que esté de vuelta aunque no sea por todo el tiempo que me gustase, pero no nos podemos quejar.

Siempre quedan sitios por re-visitar y re-descubrir, día o noche, solo o acompañado; esta vez íbamos mi novia y yo, una «excusa» inmejorable para recorrer los rincones de la isla y mostrarle todo lo que estuviera en mi mano. Y aunque en nuestra casa de Hong Kong no es que tengamos balcón como en mi casa de Tenerife, si que tenemos buenas vistas pero con gran contraste entre uno y otro lugar. Como en su día les comentaba, este es el turno de las vistas chicharreras y con un tiempo fantástico de bienvenida.

En esta primera foto nos encontramos con el edificio justo en frente y con la presencia de los árboles que se encuentran a lo largo de toda la rambla de la capital. Un espacio para poder pasear tranquilamente o descansar sentaditos en un banco, si el ruido de los coches lo permite que a veces el tráfico puede ser algo intenso.

Y si echamos la vista un poco más a la derecha, eso amarillo es un castillo? sé que su tiempo era un hotel pero de eso queda poco, ya que, en la actualidad y desde hace ya bastantes años es un colegio, que cambio, no? y con algunas casas «trepadas» a bordes de las montañas, que por cierto, zona nada barata aunque no creo que los precios lleguen a los de por aquí.

¿Con cuál de las vistas de se quedan? Hong Kong o Santa Cruz.. creo que la elección no es fácil, cada paisaje tiene sus elementos que los hacen diferentes y únicos a la vez. Todo un placer contemplar de nuevo el simple hecho del paso de la gente, los coches, el mismo ruido o el sonido del aire, y como si no hubiera pasado el tiempo.

Por delante, tiempo para mostrarle la isla a mi novia, a ver qué tal impresión saca al final. Seguro que no la decepcionará 🙂

 

Sensaciones

Cuando uno se ausenta por unos días de una ciudad que ha pasado a ser su lugar de residencia habitual, sensaciones de que el tiempo se detuviese y luego se acelerase otra vez cuando uno está de vuelta. La mente en otro sitio y el cuerpo en otro, jetlag? igual después de pasar unos días tras el regreso se notan esas cosas del cambio de zona horaria y nuestro reloj interno que se empeña en estar algo más activo en la noche de HK mientras que al otro lado del globo aún están de tarde y con horas de sol.

Han sido unos días increíbles de vuelta en mi tierra, el segundo periodo más largo de estancia en Tenerife después de que saliera por primera vez rumbo a Hong Kong en octubre de 2007 (que se dice pronto). Pasar de un tiempo estupendo, con temperaturas cálidas y por la tarde una ligera brisita que hacía tener que ponerse una chaquetita, a volver a los contrastes de frío (aire acondicionado) y calor (con humedad) de la calle. Al principio, cuando uno sale del metro es como si hubiera pasado de golpe el tiempo y recordar cuando respiraba aire «puro» en uno de los rincones de la ciudad que me acogería los siguientes meses.

Por momentos, hubo alguna vez que «perdí» la calma ante la pachorra canaria o también dicen del aplatanamiento. No es que seamos lentos, sino que tenemos otro estilo y forma de hacer las cosas, con calmita, conversar con el vecino que viene cada día para comprar el pan o mientras se termina de hacer la compra. Inmediatamente en mi interior pensaba: «Javier, que no estamos en HK cambia el chip y disfruta, sin prisas».

Así hicimos los días de vacaciones en los que aprovechamos mi novia y yo para recorrer las carreteras chicharreras. Parece que ahora ella entiende un poco más el sentido de la calmita y como si los días que pasó allí, el tiempo se hubiera detenido y una vez de vuelta en HK, se pisase al acelerador.

Vuelta al carril rápido, pero conservando la calmita interior, eso no se pierde nunca como buen canario 🙂