Volviendo a Londres

Lo que son las cosas del destino, o bueno, en este caso que te retrasen un vuelo, lo cancelen y con la consiguiente pérdida de mis otras conexiones para llegar hasta Hong Kong. Pero no hay mal que por bien no venga, que al llegar un día más tarde de lo previsto, tuve unas cuantas «horas muertas» en Londres y había que aprovecharlas, y lo mejor: turistear.
¿Que si ya conocía Londres? pues claro, pero no veas la tira de tiempo… desde el verano del año 98 no volvía a pisar la ciudad, parece mentira no? Quise recordar las calles que visité por primera vez cuando era un adolescente, de esos viajes a Inglaterra en los veranos para mejorar el inglés (buen motivo para otro post).

Y ahí estaba yo, como si el tiempo no hubiera pasado, plantado en Trafalgar Square y con la National Gallery de fondo.

Caminando en dirección a la zona de Leicester Square, tan conocida por su cantidad de teatros.

En aquel momento, obras como: El Fantasma de la Ópera, Rocky… hasta encontré un cartel con una obra protagonizada por Mr. Bean, bueno, su actor, Rowan Atkinson 🙂

…en dirección al Covent Garden

¿Les suena esta curva? A ver quien sabe decirme el nombre de la calle. Seguro que con la próxima foto adivinan la conexión. Me parece muy interesante la arquitectura de este lugar, la forma curva que se pierde en el fondo, adaptándose al trazado de la calle. Y ahora me pregunto: ¿qué fue primero, la calle o el edificio? igual una pregunta algo tonta, pero no recuerdo haber visto un conjunto tan elegante, sólo podía ser inglés 🙂

Y esto más aún… Picadilly Circus y sus anuncios de neón. Asomando en la esquinita TDK y SANYO, mitiquísimos.

Una visita express pero que bien valió la pena. Lo peor de todo, dentro de lo que cabe: el tiempo. Y ya nos conocemos como es de conocida Londres por su climatología, cielo gris y puede que llueva, y llovió. Suerte que me libré de la nevada que daría lugar un par de findes más adelante, sino, aún me veo por tierras inglesas.

Osaka

¿Más Japón? … Pues ya va quedando poquito de este viaje que ha dado mucho de sí. Espero que los posts se estén haciendo amenos, a mi me está gustando recordar las cosas que vi y que hice mientras los escribo.

La ciudad de Osaka es el núcleo del área formada por Osaka-Kobe-Kyoto en la región de Kansai, siendo la tercera ciudad más grande de Japón y en constante crecimiento. No es tan cultural como otra ciudades que había visitado anteriormente, pero entre sus símbolos más representativos está el castillo de Osaka.

En el interior del castillo hay un museo en el que se relata acerca de «La guerra de verano de Osaka», donde se libró una batalla entre las familias Toyutomi y Tokugawa. Se encuentran elementos de la época de todo tipo, entre los que destacan las vestimentas que usaban los soldados. Véase una réplica en miniatura de uno de los momentos de la batalla.

Inicialmente construido por la familia Toyotomi pero tras la guerra de verano fue destruido por Ieyasu Tokugawa, posteriormente se inicia su reconstrucción, llevándose a cabo a lo largo de los años una serie de mejoras para su conservación.

Me pareció bastante interesante lo relativo a la lucha de estas dos familias, el papel que desempeñó el castillo y los distintos elementos de la época. Aquí se puede ver una cronología de las etapas por la que pasó el castillo -> Castillo de Osaka.

Después de la visita al castillo y los alrededores de su parque, decidí acercarme a una zona cercana donde se encontraba el barrio coreano. De hecho, la ciudad cuenta con una comunidad bastante importante y en la zona donde se ubica el barrio, hay un arcade (zona comercial) con cantidad de tiendecitas y restaurantes.

Por lo general, es bastante habitual este tipo de arcades. En casi todas las ciudades que visité hasta el momento, había una zona techada y con tienditas, bastante práctico para un día de lluvia y visitar la zona con calma, entre compra y compra, pues aprovechar para comer algún plato local.

El resto de la tarde la pasé recorriendo el centro de la ciudad, callejeando y descubriendo algunas zonas más de la ciudad, aunque con ganas de llegar al hotel y descansar un poco para continuar a la noche.

Osaka de noche

La zona de Shinsekai al lado de la torre de Osaka, bastante animada por la noche con cantidad de lugares para comer algo, tanto sushi, como yakitori y demás platos locales. Sin olvidarme del famoso okonomiyaki. Luces de neón anunciando restaurantes y también salas de juegos, bastante colorido y bonito de ver.

Me habían recomendado también ir a la zona de Dotombori que queda más al norte por encima de Namba, pero el tiempo no me llegaba para mucho más. Sin embargo, bastante contento con la ciudad y el ambiente que en ella se respira, sin duda, distinto a otras ciudades más históricas como Nara o Kyoto.

Una de templos

Mi siguiente día a mi llegada a Kyoto, visita obligada a varios templos de los más conocidos de la ciudad. Y para moverme mejor, me recomendaron a mi llegada al hostal que me hiciera con un bono de guagua válido por 1 día (precio 500 yenes) que te permite usar toda la red de transporte, y bastante útil, más aún cuando el tiempo no acompañaba del todo y evitar caminar en exceso.
Empezando por la zona sur-este de la ciudad, la primera parada en mi recorrido.
Kiyomizu-dera

El primer sitio que me quedaba más cerca de mi hostal era el templo de Kiyomizu-dera, muy conocido cuando la época de las flores de los cerezos. Construido sobre el año 768 pero los edicios actuales datan del 1633. El templo toma su nombre de las cascadas que existen en el complejo, las cuáles bajan de las colinas cercanas. Kiyomizu (清水) literalmente significa agua pura, agua clara o agua limpia.

 

Leyendo un poco me he enterado de que existía una tradición de saltar desde la barandilla del templo en una caída de unos 13 metros, y los que sobrevivieran al salto se les concedía un deseo. Práctica que en la actualidad no se lleva a cabo, pero el porcentaje de gente que lo conseguía era bastante elevado (en el Periodo Edo). ¿Alguien se anima?
También existe una parte del templo donde hay una casacada de agua, donde la gente coge unos cazos para beber el agua que cae. De ahí el significado del nombre del templo, el agua pura.

 

No muy lejos de donde se encontraba el templo, zona de callecitas empedradas con pequeñas casitas entre las que se alternaban restaurantes con tiendas de souvenirs, momento para comprar algunos detallitos para la familia.

 

Es la zona de Gion, también conocido por ser una zona donde se encuentran las geishas. Tuve la suerte de encontrarme una cuando iba de paseo, aunque en la foto se vea algo tímida, tampoco quería fotografiarla de frente, me dio un poco de palo.

 

Moviéndonos hacia la zona noroeste, muy juntitos uno del otro, apenas unos 10 minutos los separan, dos de los lugares más famosos de la ciudad.

 

Kinkaku-ji (Pabellón dorado)

Entre los lugares turísticos de obligada visita en Kyoto y símbolo de la ciudad, se encuentra este templo. Data de 1397 como villa de descanso del Shogun Ashikaga Yoshimitsu, como parte de su propiedad llamada Kitayama. Su hijo transformó el edificio en un templo Zen de la secta Rinzai. El templo se quemó varias veces durante la guerra Ōnin. Recubierto de láminas de oro la segunda y tercera planta del templo, aunque retocado por última vez en el año 1987.

Ryoan-ji

Y muy próximo, se encuentra el también muy conocido templo de Ryoan-ji (El templo del dragón tranquilo y pacífico), que cuenta con uno de los jardines secos más famosos del mundo. Según dicen, hasta han hecho estudios, bajo el jardín han encontrado el patrón de un árbol, y por eso resulta tan agradable admirarlo.

Y gracias a nuestra amiga Wikipedia, saco lo siguiente: «En total hay 15 piedras dispuestas en 3 grandes grupos. El primero comprende las 3 rocas de más a la derecha. El segundo, las 5 siguientes, y el tercero, las 7 restantes. En cada grupo destaca una piedra mayor que las demás. El musgo se utiliza como base de algunos grupos para dar unidad.

 

Existe una idea de movimiento, según miramos los grupos de derecha a izquierda, se van volviendo cada vez más dispersos, hasta llegar a las últimas dos piedras que no tienen musgo. No se puede ver todo de un sólo vistazo, hay que ir moviendo la vista.»

Castillo de Nijo

 

Y para terminar mi recorrido finalizando en el castillo de Nijo, compuesto por el Palacio de Ninomaru e Hinomaru junto con los jardines de los alrededores y las protecciones de los muros. Me lo recomendó Fernando, el chico que conocí en el hostal de Tokyo los primeros días. Y la verdad que mereció la pena, aunque llegué justo de tiempo, pero me dio para ver lo más importante. Esta la zona del Palacio de Ninomaru. El día algo gris y bueno, difícil a veces captar buenas fotos.

Y las vistas desde una de las zonas altas del castillo con el Palacio de Hinomaru, al fondo parte de la ciudad de Kyoto y sus montañas, que tranquilidad. Junto con los muros interiores que rodean la parte del Palacio de Ninomaru.

Bastante cultura por un día, además de, las casitas que uno se va encontrando mientras callejea por la ciudad. Sin duda, hacen falta más días para conocer la ciudad a fondo, pero le di un repaso importante, y bastante contento con todo lo que vi.

Isla de Tioman

Después de haber podido descansar algo, al día siguiente nos esperaba una excursión en barco alrededor de la isla. En nuestro recorrido nos daría tiempo a hacer algunas paradas para disfrutar de una buena playa, ir a ver unas cataratas y recuperar fuerzas en el almuerzo, sin dejar de lado, el snorkelling para terminar la jornada.

Ya desayunados, los que pudimos, rumbo al barco para comenzar el día. En cambio, hubo algunos que debido a la «rapidez» malaya, pues no tuvieron otro remedio que disfrutar del desayuno en el barco mientras botabamos entre las olas, jeje, pobre Juan.. pero creo que se defendió bien entre tanto movimiento.

Primera parada de nuestro recorrido: una de la playas de la isla. Increible lugar, playa y montaña de un solo vistazo. Con la arena en perfecto estado para jugar un partidito de fútbol o voley, lástima que nos dejásemos la pelota… tiempo para disfrutar del agua, que no veas como estaba de calentorra, y no era ni medio día.

También tuvimos tiempo para pasear y sacarnos algunas fotos en grupo, que la ocasión lo merecía. El equipo de informáticos desplazado al completo 🙂 Que mal que estamos, no? poco más se puede pedir, playita, sol, buena compañía, los que eramos: Juanjo, Juan, Pura, Leti, Fausy, Miguel, Peque, Alberto y yo. En la foto de la derecha el equipo: HCMC-KL-HK-SYD.

Hubo tiempo también para las risas. Miguel andaba entretenido subiéndose a unas cuerdas que andaban por ahí sueltas, y bueno, no tardó mucho en llegar ese momento que algunos ya estaban esperando venir… batacazoooo. Y ese video donde anda Alberto? lo estamos esperando ansiosos, jeje, estuviste de lo más oportuno cámara en mano y acción!!! Menos mal que se pudo resguardar de la esquina mesa que se encontró de golpe mientras se balanceaba… hasta a mi me dolió.. (aunque sólo quedó en una anécdota divertida)

Después del tiempo de relax, hora de subirse al bote para continuar nuestro recorrido alrededor de la isla y disfrutar de las vistas. De repente en uno de esos momentos, divisamos a lo lejos una montañas un tanto curiosas, alguien las bautizó como la Petronas (de Tioman), jeje. No es que sean exactamente montañas gemelas pero ahí está lo curioso de la similitud con las impresionantes torres de KL que aún teníamos que ver.

Nos habían hablado de unas cascadas que había en la isla, y que merecía la pena ver. Apenas habernos adentrado 10 minutos caminando, empezamos a escuchar el sonido del agua y poco a poco fue apareciendo agua que corría de entre los árboles. Un paraje que parecía totalmente abandonado, aunque nos encontrabamos con casas en el camino, hasta que llegamos donde las cascadas. Al principio un poco temerosos pero luego totalmente confiados, nos decidimos ir escalando poco a poco, de muy fácil ascenso, la caída del agua había desgastado la piedra dándole casi la forma de escalones con los que subir sin complicaciones. Momento para sacarnos las correspondientes fotos mientras disfrutábamos como niños remojándonos y ascendiendo de poquito en poquito.

El agua estaba super fresquita y en algunas partes se podía disfrutar del agua cayendo como si se tratase de una bañera de hidromasaje, super relajante. Se me hizo corto el rato que pasamos allí. Sin duda, fue un acierto ir a las cascadas.

En el camino de vuelta, Juanjo se dio cuenta de un curioso bichito que merodeaba por el suelo. Me pregunto qué especie será. A mi se me da un aire a los bichitos que se comían Timón y Pumba, jaja 😛

El camino de vuelta hacia el barco después de la cascadas, bien se merecía una foto. Parece que se pierde hasta el infinito y más allá. Al final del camino, la caseta donde nos aguardaba el barco para llevarnos hacia la siguiente playa donde haríamos un alto para reponer fuerzas.

El día estaba siendo bastante entretenido, entre los viajitos en el bote y luego, playita, cascada… era tiempo para la hora del almuerzo. Y como en los demás sitios de la isla, el menú era el de siempre, a elegir entre:
  • Fideos
  • Arroz.
  • Papas fritas.
  • Hamburguesas.
  • Zumos naturales…

Esta vez la elección fueron unos fideos fritos con pollo, bastante buenos junto con un jugo de sandía. El calor estaba apretando en ese momento del día y un heladito de postre sentó la mar de bien.

Después de comer, una sobremesa relajada charlando sobre la jornada y unos bañitos de rigor para refrescarse del intenso calor del comienzo de la tarde. Cuando me vine a dar cuenta eran casi las 3 de la tarde, que bueno cuando uno desconecta y se olvida del tiempo. Ya sólo nos quedaba disfrutar de una jornada de snorkelling en aguas de una playa cercana. Increíbles paisajes submarinos con cantidad de pececitos de colores todos los tamaños, muchos en bancos, otros en parejas y otros solos. Todo un espectáculo ver como se peleaban entre ellos por conseguir un trozo de pan, agolpándose unos con otros. Espero tener una cámara acuática para la próxima 🙂

Para terminar el día, donde mejor que acabarlo en la playa cerca de nuestro alojamiento y contemplar un nuevo atardecer. Los chicos disfrutando de una charla con unas cervecitas en el agua, y un servidor dejando volar mi imaginación con las posibilidades de tan bonito paisaje…

Aunque no se nos vea en las fotos, uno puede intuir los que están en el agua, a ver si adivinan… y el que está en primer plano?mmmm… Imágenes para disfrutar una y otra vez, hay que estar allí para verlo, pero espero que con las fotos se aprecie la belleza de las imágenes. Acercándome en esta última foto, al detalle de la orilla con los reflejos rojizos y anaranjados de la puesta de sol.

La noche había terminado de caer pero no sin antes terminar de retratar los últimos momentos del día en primera línea de playa y de fondo el muelle donde al día siguiente cogeríamos el ferry de vuelta a Mersing, después de haber pasado unos días increíbles en esta isla de Malasia.

El día había sido largo, pero aún quedaban fuerzas para despedir la noche de nuestro último día en la isla, y que mejor plan que repetir de nuevo en la playita, disfrutando de unas copas y en compañía de un buen grupo de gente.

Pero como todo.. todo llega a su fin, y las energías se agotan. Nuestro compañero Juanjo (con tu permiso 😉 ) no dudo en echar una cabezadita… El final de la noche se acercaba, el día había dado para mucho pero teníamos que descansar que al día siguiente nos esperaba nuestro viaje de vuelta a KL.