Mis portátiles

A raíz de un tweet que he publicado hoy, se me ha ocurrido hablar de mis portátiles.

Cuando llegúe a la ciudad, una de las cosas que vinieron conmigo a parte de las maletas fue mi primer portátil. Mi estimado HP Compaq NX9010 acompañó conmigo durante 5 años hasta que finalmente le tocaba el turno de jubilarse. Fueron unos buenos años de uso hasta que llegó el momento de buscar una opción algo más moderna.

Al año siguiente cuando regresé me compré el sustituto fue en el año 2009. Había aprovechado para grabar todos mis datos en un disco duro externo (que a´ún conservo) con lo que me liberé de cierto peso durante el viaje para no cargar con mi Compaq 🙂

Después de mucho mirar, comparar y debatir: me decanté por un modelo de Asus, el F8SV

Ya sabía de la buena fama que gozaban sus placas madre y otros componentes para ordenadores de sobremesa, así que era momento de ver qué tal se portaba en el apartado de portátiles. Veredicto: me duró 8 años, siendo los 2 últimos con un disco SSD para poder exprimir un poco más si cabe su vida útil.

Finalmente nos trasladamos al año 2017 que fue cuando adquirí el portátil que sigo usando a día de hoy. Después de tan buena experiencia con Asus, no lo dud´é y fue una de las primeras a tener cuenta. El modelo en cuestión: UX501

Una forma de honrar a estos gadgets a los cuales tan buen partido les he sacado. Igual muchos se preguntan, ¿será momento de renovar? y si nos guiamos por lo que me duró el anterior, igual le quedan a´ún dos años buenos al actual, pero con la informática nunca se sabe, verdad?

Fiel usuario de los portátiles con Windows que tan bien se han adaptado para cumplir mis tareas de andar por casa: navegar, editar, juegos a veces, escribir, montar páginas webs… me puedo dar muy satisfechos con mis portátiles.

Les animo a que compartan conmigo qué tal han sido sus experiencias a nivel de portátiles o sobremesa durante los últimos 20 años. Prometo para el siguiente post contar con mi experiencia en el apartado de los teléfonos móviles 🙂

El parque de las ciencias

Un espacio que no sólo sirve como lugar de trabajo sino que es el sitio perfecto durante el fin de semana para disfrutar de un paseo. Unas muy buenas instalaciones con las que cuenta el parque de las ciencias en la zona de Tai Po.

Mientras que durante la semana es un lugar ajetreado donde se concentran empresas de carácter tecnológico, muchas startups principalmente. Cuenta con espacio de sobra donde poder relajarse y disfrutar del bueno tiempo (sin chaparrón mediante)

Y sin nos gusta más la zona al lado del mar, en Tolo Harbour, con vistas a las montañas de Ma On Shan o Pat Sin Leng.

Para llegar desde Fanling está bien conectado con minibus desde el centro de Tai Po o también ir en taxi. Una opción seria ir en tren primeramente y luego hacer una segunda conexión.

Y si nos gusta ir a correr o en bici es un trayecto muy bueno para estirar las piernas, unos 5-6kms desde la estación de metro de Tai Po o bien 2kms desde la parada de Universidad.

Ni que decir que el ecosistema de startups en la ciudad ha crecido y sigue creciendo cada año. Da gusto contar con unas instalaciones de nivel donde disfrutar del aire fresco y lugar para el esparcimiento.

Etiquetando árboles

Curiosidades que se encuentra uno cuando va cerca del parque y se da cuenta que hay algo colgado en el tronco de un árbol. No es algo nuevo, pero me parecía interesante el poder compartirlo con todos y así sacar algo diferente.

Lo bueno de ir etiquetando árboles es que te permite conocer un poquito más sobre ellos. En el caso más sencillo podría ser una simple plaquita con el nombre y su denominación, pero en este caso con la ayuda de la tecnología se puede llegar un poco más lejos.

Si nos fijamos un poco más en detalle y vemos el correspondiente cógido QR…

Si lo escaneamos nos lleva a la ficha del árbol en cuestión dentro de la web de Greening HK.

Incluso tiene hasta un número asociado, y es que aquí gusto mucho lo de ir catalogando cosas. Desde una pendiente o terraplén, un árbol u otras estructuras de las que se encarga el gobierno. ¿Se imaginan cómo serán las bases de datos que manejan los departamentos?

La tecnología siempre puede ser un buen aliado para llevar un mejor control de los árboles y estudiar su evloución. Buena lección la de hoy.

La Octopus se actualiza

Despues de haber pasado 20 años desde su lanzamiento y para estar a la última, la Octopus se actualiza. La primera generación de esta tarjeta dejará de estar operativa dentro de poco con lo que el MTR ha anunciado una campaña para que los usuarios puedan cambiarla por el nuevo modelo.

Un cambio de look en los colores en los 3 tipos de tarjetas disponibles: adulto, mayores de 60 y para niños. Ah, y también podemos tenerla personalizada en el caso de los estudiantes.

la octopus se actualiza

Se imaginan cuántas tarjetas habrán sido emitidas a lo largo de todos estos años. En el día a día se nos haría muy raro el no contar con esta tarjeta-monedero cuyo uso se ha vuelto tan extendido. Todo empezó enfocado de cara al transporte y con el tiempo se fueron añadiendo restaurantes, droguerías, aparcamientos e incluso a modo de control de acceso para los edificios de viviendas o de oficinas.

Para no quedarse atrás dentro del mercado de pagos electrónicos, incorpora también esta funcionalidad que podemos usar desde la aplicación de móvil correspondiente. A pesar de que Android Pay y Apple Pay sean los que pisan fuerte, la Octopus también quiere ser una alternativa para poder hacer estos pagos en aquellos establecimientos designados.

Los bancos también se subieron al carro de la Octopus y sacaron tarjetas Visa con chip integrado de forma que el saldo de nuestra tarjeta quedaba vinculado a la tarjeta de crédito, y se iba recargando de forma automática cuando se quedaba en negativo. Bastante práctico para no tener que estar recargando, pero ojito luego de revisar el extracto mensual del banco para ver cuánto dinero se nos ha ido en la Octopus. Mi práctica es dejarla exclusivamente para el transporte y si tuviera alguna necesidad tipo 7-11 o similares usarla de vez en cuando.

Larga vida a la Octopus. Hong Kong no se imagina sin ella desde luego.