Yendo a Nam San

El primero de los sitios que fuimos a visitar al poco de comer, fue la torre de Seúl (N Seoul Tower). No nos podíamos perder el contemplar la ciudad desde lo alto y según dicen, se puede divisar un bonito atardecer. Nosotros como llegamos un poco tardíos y no queríamos dejar la ocasión, subimos al poco de haber anochechido y eso que eran apenas las 6 y poco.

La torre se encuentra en la montaña Nam San, pudiendo llegar de dos formas hasta la cima donde se encuentra la torre, y esta primera que elegimos es haciendo uso del un teléferico que en apenas unos minutos te deja cerca de los pies de la torre, que vemos ahí al fondo bien iluminada…

Podemos elegir sólo con ida y luego tomar el camino alternativo… o bien con la vuelta para coger el teleférico de regreso. La cola en ese momento ya era un poco considerable, pero se movía con rapidez.

Una vez allí, hay que fotografiar a la protagonista, a ver un par de poses por favor. La iluminación era bastante vistosa pero sencillita a la vez y de vez en cuando cambiaba de color el anillo (que vemos en estas fotos de color verde), entre rojo, amarillo, violeta.

Que cantidad de luces, no? una de las panorámicas de la ciudad mirando hacia el norte, donde a lo lejos se podía divisar gran actividad de los coches de un lado para otro, no obstante era día 24 y en plenas Navidades. Nada que ver con las vistas desde el pico Victoria en Hong Kong

Y el fresquito que hacía por aquella cima, situados a unos 262 metros sobre el nivel del mar, que no es tanto pero no vean como pegaba con un poco de airito. Aprovechando que había un café, entramos a coger un poco de calorcito y reposar, el local estaba reventar de gente, suerte que pillamos una mesa libre al poco.

Fue al regresar cuando decidimos pillar el camino alternativo, el que consiste en ir descendiendo la montaña por un recorrido de escaleras como este:

Un recorrido bastante agradable aunque algo empinado en algún momento y con la inercia de la bajada, pues hay que ir con precaución. También había bastante gente que venía subiendo, buen ejercicio si señor, para llegar calentitos a la cima 😀

Entre los árboles se podía ir divisando el otro lado la ciudad, claramente con un color muy distinto al que divisamos desde la cima. Luces de los hoteles, centros comerciales y algunos otros edificios, además de las luces navideñas.. muy colorido, sin duda.

Poco a poco nos ibamos acercando al final del recorrido con escaleras y el suelo se volvía algo más plano. En menos de una horita, con calma, habíamos descendido desde lo alto de Nam San. Algo nos diría que volveríamos a este sitio, a ver si lo pillamos con un poco más de luz solar 🙂

Espero que disfruten del paseo, eso sí, más calmado haciendo la lectura.

A toda velocidad

Un tema calentito en estos días, es el proyecto que unirá Hong Kong con Guangzhou a través de una línea de tren de alta velocidad, Guangzhou-Shenzhen-Hong Kong Express Rail Link. Parece ser que el trazado de la misma, perjudicará a algunas zonas del campo y habrá que mover familias a otras ubicaciones. Imagino que el gobierno habría contado con eso, pero también que este proyecto traería más movimiento de negocios y turismo en general.

A continuación en el siguiente mapa podemos ver la línea de tren actual que conecta Hong Kong con Guangzhou, junto con el trazado que se pretende hacer. Y reduciría a la mitad el tiempo necesario entre las dos ciudades, dejándolo en tan sólo 48 minutos. Realmente rápido. Además de poder unirse a la red de tren de alta velocidad que se está llevando a cabo en China.




La parte de Hong Kong serían unos 26 kilómetros de recorrido, los cuales en su mayoría sería subterráneos y los costes del proyecto son elevadísimos, siendo uno de los proyectos con coste por kilómetro más alto. Mucha gente piensa que este dinero bien se podría invertir en otras cosas, pero que también haría bien a Hong Kong y en China también para generar más empleo, durante y después del proyecto.

Así que, el ambiente está movidito estos dias decidiendo sobre el proyecto y donde se ubicará la terminal en Hong Kong. Seguro habrá división de opiniones, pero seguro a la larga es beneficioso y ya se sabe, que cualquier cambio es algo traumático.

Para más información sobre el proyecto pueden visitar este enlace con más detalles.

La primera

Al poco de estar ya ubicados en nuestro hotel, era hora de salir a patear un poquillo por la zona y ver qué era lo que nos ofrecía. Primer pensamiento: tenemos que comer algo. Así que tocaba buscar cual sería nuestra primera toma de contacto y tras deambular en nuestros primeros pasos por las callecitas de Myengdong, decidimos entrar en este restaurante, bastante peculiar nos pareció y nos decidimos a entrar.

La verdad que los platos del menú tenían buena pinta. Curiosamente la comida no era coreana, sino un japonés con sus platos de udon, además del típico cerdo rebozado (pork cutlet) o sino pollo, o pescado. Ya tendríamos tiempo de probar platos coreanos y como no, kimchi.



Me llamó la atención que nada más sentarnos en la mesa, nos dieron una botella de agua (fría) y unos vasitos de metal, acostumbrado al agua calentita de los locales de Hong Kong, es todo un contraste y más con el frío que hacía por Seúl en esos momentos. Eso sí, su paquete de servilletas, punto a su favor; si recuerdan cuando comentaba


Aquí está mi plato en cuestión. La cantidad suficiente, lo justo para quedarse bien. Sopita, el rebozado, salsita y plato de acompañamiento, y arroz que no falte. Bastante bueno la verdad y con las ganitas que llevábamos encima, que bien que entró.


En cambio mi novia se decidió por el set de udon, y la verdad que la sopa estaba muy buena, con el toque picantito que le caracteriza a la comida coreana. Así uno ya iba entrando en calor 🙂


¿Se les abre el apetito? no es mal comienzo este 😀 La verdad que disfrutamos de variedad y contentos de los sitios que elegimos. Nada de guías, a la aventura que así es cuando se conocen los lugares auténticos.

Colorido

En nuestros primeros pasos por las calles de Seúl, el ambiente recuerda un poco a algunas calles de su vecina Japón, algunos matices de calles de Tokyo, pero con su estilo propio.

Estabamos situados en la zona de Myeng-dong, bastante céntrica y bien comunicada para acceder a varios de los puntos de interés de la ciudad. Por la misma nos podemos encontrar cantidad de callecitas entre las que los neones destacan una vez llega la noche.

Entre tanto neón, no pueden faltar las tiendas o restaurantes que se precien. Bien que callejeamos por esa zona al poco de llegar al hotel, por allí fue donde tuvimos nuestra primera cena, aunque algo tempranera, luego caería otra y no vean como nos pusimos 🙂

Las luces de neón que se pierden en el fondo de la calle y mientras la gente se cruza veloz, y bastante más ajetreo que habría más tarde, bien sea para ir de compras o cuando llega la hora de la cena. La gente por lo que podimos ver, gusta mucho de reunirse y salir a cenar, casi todos los sitios repletos o al poco de llegar nosotros, se llenaban hasta la bandera. Es que atraemos la clientela jeje.

Dentro de nada uno de esos posts culinarios que tanto gustan. Y es que la comidad también es uno de los puntos fuertes por esas tierras, merece la pena.