Ozono

Nos elevamos hasta las alturas para presentar a nuestro protagonista del post de hoy. De sobra conocido, el señor ozono es el responsable de protegernos de los efectos nocivos que tienen las radiaciones procedentes del astro sol y que con el paso de los años debido al efecto invernadero, emisiones de CO2 se ha ido mermando poniendo en peligro el equilibrio de nuestro planeta con los temidos agujeros en esta capa que nos envuelve. Es un tema que siempre está de actualidad e intentando atajar el problema de forma que todos mejoremos el medio ambiente. Y si nos seguimos extendiendo sobre el tema que nos ocupa…

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¿Cómo así nos metes unas copitas de por medio si estábamos hablando de ciencia? Ahh!! que no iba por ahí el tema.. Y es que «Ozone» es el nombre que han escogido para el bar situado en lo más alto del emblemático edificio ICC en la zona de Kowloon. Se ha convertido en un sitio ideal para llevar a nuestras visitas como en esa ocasión que se terció ir a tomar una copa con Flapy y Nerelorco mientras disfrutamos de las vistas desde la planta 118 y de cara a toda la bahía con la isla de Hong Kong al fondo.

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Bien desde dentro o en la terraza que tienen, es imposible que pasen desapercibidas las vistas aunque puede que de noche no sea tan vistoso como de día (tengo pendiente ir al mirador de la planta 100)

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Ya sé que el precio de las bebidas pueda echar un poco para atrás, pero si uno se encuentra en buena compañía eso no tiene precio y más si uno está dominando la ciudad desde las alturas 🙂

Café en LCK

Uno de los problemas principales de trabajar en una zona eminentemente de carácter industrial como es Lai Chi Kok es la ausencia de variedad en los restaurantes; es algo de lo que se queja mi novia, puesto que a veces termina yendo a los mismo sitios que son contados. Sin embargo, es agradable comprobar que hay más sitios de los que uno pueda creer y es que como comenté en su momento, hay que mirar un poco más arriba puesto que no todos los restaurantes están a nivel de calle.

Así que, en uno de los edificios en la carretera de Cheung Sha Wan nos encontramos con un sitio de lo más coqueto y con poco más de 10 mesas pero en el que uno de entradas se siente muy cómodo. El sitio elegido para almorzar este pasado lunes con motivo del cumpleaños de mi novia que era ese mismo día. La idea inicial de ir a comer dim sum resultó imposible puesto que el otro restaurante estaba a tope, y es que muchas comidas de empresa post Año Nuevo Chino. Casi mejor, puesto que aún no había venido a este sitio y ella me había hablado bastante bien.

El menú del almuerzo compuesto por una ensaladita, una sopa del día y luego el plato principal, además de incluir café o té y la opción de postre. Entre los platos principales había pasta/pizza, pescado o carne. Y mientras tanto un poquito de pan con mantequilla para hacer tiempo.

Lo siguiente sería la sopa del día que en este caso era tipo crema, diría que de papas.

Ya con los platos principales, mi novia se decantó por la opción pasta linguinis a la marinera y yo por una pizza con verduritas, poco habitual en mi puesto que soy más de carne pero siempre viene para variar. Igual resultó inicialmente un poco pequeña, pero uno se queda bastante bien. De igual forma con la pasta.

El lugar se llama «G Gallery» y para más señas dejo adjunto el mapa con la ubicación del lugar.

Uniendo destinos

Algo tan cotidiano como coger el transporte a diario para ir al trabajo y uno no se para a pensar en todo lo que hay detrás. Todo un equipo de personas que trabajan para dar lo mejor de sí mismos y que el servicio funcione de forma puntual. Infinidad de rutas y destinos que nos acercan un poco más entre nuestros hogares, lugar de trabajo, sitios de ocio u otros centros de transporte. Eso es lo que lleva haciendo la compañia de guaguas KMB (Kowloon Motor Bus) desde hace más de 80 años, una de las más longevas junto con la compañia de tranvías que opera desde hace más de un siglo.

Remontarme atrás en el tiempo sobre esta compañía hizo que me acordase de una escena muy característica de la película «Operación Dragón», seguro que muchos la recuerdan. Las calles de la ciudad a principios de los años 70 y una de las guaguas de aquel entonces, y el modelo cómo ha ido evolucionando hasta nuestro días y manteniendo fieles sus colores pero ganando en comodidad, seguidad y respeto por el medio ambiente.

En esta foto podemos ver un instante en el que coinciden varias generaciones a la vez, siendo el modelo más reciente la guagua que se encuentra al medio. Los otros dos modelos cada vez se van viendo menos, sobre todo del modelo de la izquierda. En esta línea de tiempo se puede ver más claramente la evolución de los modelos desde sus inicios hasta nuestros días.

KMB sigue uniendo a miles de personas cada día y seguro seguirá apostando por nuevas tecnologías que hagan el transporte más eficiente y sobre todo cuidando el medio ambiente.

Menú del día

Somos animales de costumbres, o al menos muchos de nosotros, basta que nos guste un sitio para que querramos repetir. Hay algo que nos llama a volver, puede que sea la atención, la comida o bien ambos. Buenos recuerdos me vienen a mi mente de varios lugares en Tenerife y que extraño. De igual forma tengo mis predilectos aquí, aunque para romper la rutina uno tiene la inquietud por descubrir lugares nuevos. Es así un pequeño local en las inmediaciones de Mongkok.

Casi de casualidad, vinimos a dar con el establecimiento donde almorzaríamos ese día. En su exterior podemos ver la estantería metálica en la que aguarda distinta bollería a ser vendida y es que hay mucha gente que prefiere llevarlo a casa o comerlo de camino. Para los clientes del restaurante, tan fácil como salir con un platito y pa’dentro.

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En su interior apenas unas diez mesitas, de banco a los lados y en el medio un par de mesas redondas. Arrejuntaditos y con la cocina al fondo. Menú del día con tres o cuatro platos y luego los platos fijos, y con bastante actividad cómo iban saliendo los pedidos para otras mesas.

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Mi elección con la sopita incorporada: filete de cerdo con salsa de ajo y arroz, y junto con un cafecito con hielo. Completo menú y por menos de 4 euros al cambio. Cantidad considerable y buen sabor, qué más se puede pedir y además muy eficientes los camareros.

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Una experiencia «wonderful» y que gustaremos de repetir. Un sitio que se lo veía con tradición y de los que dan ese toque especial y clásico de los restaurantes locales de la ciudad (cha caa teng). A mi lista de favoritos va 🙂