¡Qué sería de nosotros sin la comida! verdad? y ayer que «empezaba» la semana con una reflexión sobre lo que suele o puede ser el verano, uno no puede olvidarse de lo importante que es el alimentarse bien y acompañar de bebida. Apetecen cosas fresquitas y ligeras, nada de cosas pesadas que luego queremos irnos a darnos un chapuzón al poco de haber comido y uno no quiere disgustos.
En mi mente, la imagen de una playa como la de la foto. Arena blanquita, finita que casi parece como detergente en polvo, muy suave. De fondo, sólo color azul de varias tonalidades y salpicado el cielo con el blanco de algunas nubes. A que dan ganas de ir corriendo de cabeza al agua.. Por cierto, ¿quién me sabría decir donde está situada esta playa? seguro que es fácil de adivinar 🙂
Por los alrededores podemos disfrutar de buena comida y a precios inmejorables. Digamos que pedir una ensaladita variada para empezar (tomate, lechuga, zanahoria, cebolla…) y para continuar unos pinchitos de satay de pollo. Suena bien, a que si? Quien pudiera disfrutar de un almuerzo así en horas de oficinas mientras uno remoja los pies a la orilla de la playa, sería genial.
¿Cuál elegirían? aunque lo que no queda claro es su disponibilidad, hasta parecía un poco desierto el puestito.
Yo para llevar un poco la contraria al cartel, me quedo con el de sandía, es un triunfo tanto en jugo como en batido.
Como echo de menos esos batidos de frutas del bosque made in Doña Papaya aunque mientras tanto la variedad de jugos y postres locales tampoco está tan mal, sino que le pueden preguntar a el Capitán Urías que dio buena fe probando uno de ellos. Lo dicho, mucha frutita y cosas frescas para el verano bien sea en Hong Kong, Tenerife o allá donde nos encontremos de vacaciones.