Nueva ruta

Despidiéndonos del mes de octubre, mes en el que como saben he tenido cambios en mi rutina diaria y después de unas semanas uno ya se va acostumbrando al nuevo ajuste en la ruta al trabajo.

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Es bueno disfrutar de un nuevo paisaje a la hora de coger el metro o yendo en guagua por la autopista, sobre todo durante el fin de semana que uno puede ir con más calma. Ahora queda algo más distante el aeropuerto para otros viajes, pero quien sabe si de aquí a final de año se pueda hacer alguna escapadita para gastar los días pendientes de vacaciones, veremos.

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Me quedo de momento el poder disfrutar del nuevo vecindario que quiero ir explorando poco a poco. Lo más inmediato es empezar a correr después de unas semanas parado tras la carrera en Lantau. El próximo objetivo es de nuevo la media maratón de febrero y a más corto plazo, volver con el dragonboat que ya se echa de menos.

Se nos viene un nuevo mes ya mismito, parece mentira que sea Noviembre. Para muchos un periodo de mucha actividad o bien de transición, recta final del año la que se nos viene. Además hoy estamos con la celebración de Halloween, que a cada año que pasa se hace más presente. Una excusa para que la gente salga a la calle y se disfrace, en fin..para gusto de algunos.

¡Feliz fin de mes!

Con NFC

Una tecnología que está al orden del día aunque aún le queda por despegar. Muchos de los móviles actuales cuentan con un chip NFC que les permite interactuar, el ejemplo más claro se da cada día cuando miles de viajeros cogen el transporte que les lleva al trabajo, bien sea en metro o guagua. Pero su uso no queda ahí limitado, el potencial de la tarjeta Octopus es muy grande.

Este anuncio en concreto, de primeras parece uno cualquiera pero si nos fijamos un poco más, veremos algo que salta a la vista. Es el primero de este tipo que he detectado.

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Acercándonos un poco más, nos podremos dar cuenta del logo en la esquina inferior derecha del anuncio. Diría que tras ese logo NFC, puede que haya una pegatina con chip y haciendo uso del móvil al escanearla nos lleve a una web del anunciante. Bien es cierto que podrían haber usado un código QR, es otra opción.

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De momento, el uso en los pagos es los más atrayente o acceso a edificios y ahora vemos que en anuncios. ¿Interactuar en más entornos de cara al futuro? Aún le queda vida por delante. Así aprovecho para dejar la pregunta en el aire y quizás Robert pueda darnos un poco mas de luz sobre el tema 🙂

Cruce

Aunque lo parezca, esta foto no era para nada intencional, pero para mi sorpresa cuando revisé la foto me di cuenta de ello. Inicialmente me había fijado en el taxi que aparece a la derecha, es un modelo Prius de Toyota y de momento hay muy pocos circulando por las calles de la ciudad.

En contraste, el parque de taxis está formado mayoritariamente por el otro taxi que vemos al fondo de la foto, el modelo Crown y que también es muy popular en países como Singapur o Japón. Y aunque este modelo usa LPG, que es mejor que la gasolina; la tendencia va a ser la conversión a modelos híbridos o seguro más tarde, puramente eléctricos.

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La ciudad empieza a apostar por energías más limpias y su uso en el transporte público es ya un paso. No es nada nuevo y a nivel global son muchas ciudades que usan alternativas verdes para ayudar con los niveles de polución. La influencia del delta del río Perla hace que lleguen a veces nubes de polución que cargan mucho el ambiente y sumado al tráfico local, se pueden imaginar. Por suerte no es demasiado a menudo pero hay que tomar medidas.

Desde luego que no es cosa de un día para otro, a pesar de las ayudas que pueda dar el gobierno apoyando este cambio, pero es bueno ver taxistas involucrados y con su acción dar ejemplo al resto.

Tren y coche

Remontándome a hace tan sólo un par de fines de semana, hicimos una escapadita a la costa en la provincia de Guangdong junto a mi novia y su familia. Como quien dice está ahí al lado pero las distancias en China no suelen ser precisamente pequeñas, aunque las infraestructuras en las carreteras son bastante buenas a mi parecer y siguen mejorando con el tiempo, se tarda en llegar un ratito. Lo comparo como cuando la gente de Madrid se va a las playas de la comunindad Valenciana, son 4 horas de trayecto, que fue lo que tardamos nosotros. Bueno, en verdad fueron casi cinco pero porque pillamos algo de retenciones y algún que otro accidente que hacía el tráfico algo más lento.

Pero antes que nada, como no salimos en coche desde Hong Kong directamente tuvimos que ir en tren hacia el norte. A unos 45 minutos de tren desde Shenzhen era el punto de encuentro para salir en coche y rumbo hacia la costa.

El viaje en tren no es nada nuevo porque es lo habitual cuando vamos de visita a su pueblo. El tren va saliendo lentamente del corazón de Shenzhen, cada vez más avanzada con rascacielos que nada tienen que envidiar a los de Hong Kong, pero la ciudad en sí es otra historia, un monstruo que continúa creciendo muy rápido. Hasta que luego nos encontramos con puro campo de cultivo y salpicado con pasos elevados de autopistas u otras líneas de tren en paralelo.

Con tiempo para hacer una pausa y almorzar antes de emprender el viaje por carretera. Un ligero dim sum para ir con el estómago contento, y más adelante habría tiempo para hacer una paradita técnica al par de horas. Un alivio para el conductor que debe descansar y para el resto de pasajeros que puedan estirar un poco las piernas durante algunos minutos.

Paramos en un área de servicio y de paso comprar algún aperitivo. Lo que más apeteció en aquel momento era un heladito. Uno mientras iba en el coche no se entera porque va a gustito al fresco del aire acondicionado, pero una vez fuera el calor pegaba de lo lindo.


 

Entre las cosas que encontré por los alrededores, unos carteles para la prevención de accidentes aunque para mi gusto bastante impactantes. Me hizo recordar a las campañas de la DGT en España. Algunos de ellos con bastante mala pinta, aunque no apto para que lo viese algún peque que pasase por el lugar.

De paso, mirar un poquito el mapa de carreteras y ver la distancia que aún nos quedaba por recorrer. Por suerte, estábamos tan sólo a un par de horitas más de nuestro destino: la isla de Hailing, marcada en ese circulito en rojo que ven en la parte inferior y un cacho más a la derecha el territorio de Hong Kong. Parece que el lugar tenía buena fama por sus playas y también por comer marisco de calidad a precios razonables. Así que un fin de semana entre rayos de sol y buena comida, no pintaba nada mal.

Terminada la paradita, de vuelta al coche y esperando que el trayecto no se hiciese más largo de lo normal. Algunas canciones chinas pop amenizaban en el coche mientras pasaban los kilómetros e intentaba cazar al sol entre el paisaje de rías, árboles y montañas. No quedaron nada mal algunas de las fotos que saqué, todas sacadas con el móvil y sin aplicar ningún tipo de filtro o retoque.


 

 

Cuando pasaba un poco más de las seis de la tarde el cielo parecía ir diciendo: «mañana más y mejor». La luz se iba debilitando y estábamos más cerca de llegar, aunque aún seguíamos en la zona continental y tendríamos que cruzar el puente que conecta la isla con el continente. Entre medio pararíamos para cenar y así ir luego directos al hotel; más tarde tendríamos tiempo para dar una vuelta por los alrededores y ver el ambientillo nocturno.

Casi cinco horas de viaje en total pero transcurridas con total normalidad, salvo algo de tráfico inicial y de resto todo muy fluido. Al día siguiente nos esperaba la playa, de eso se trataba, el madrugón no nos los quitaba nadie para aprovechar el tiempo al máximo. Les voy contando en la siguiente entrada.