Una casa especial

 

La ciudad de Barcelona es un claro ejemplo de un buen despliegue arquitectónico donde conviven estilos actuales con otros más que a pesar del paso del tiempo, se mantienen en muy buena forma y es que también han sabido como conservar muchos edificios de gran valor histórico.

Una de las perlas que nos podemos encontrar es la Casa Batlló, que puede que no necesite presentación, pero merece la pena observar sus detalles para entender la belleza de dicho edificio. El arquitecto Antonio Gaudí ideó una casa que no se parecería en nada a las casas de su época, muy luminosa y donde cada rincón esconde una sorpresa. Situado en el Paseo de Gracia, el edificio original que data del año 1875, sirvió como base para Gaudí, siendo renovado entre 1904 a 1906 para dar forma a la casa que conocemos en la actualidad.
 

Una vez dentro, es como si sucediese magia e incluso como si la propia casa te hablase y no sólo porque uno vaya con una audio guía en la que nos vamos enterando detalles de las distintas estancias que componen la casa y las curiosidades de cada una.
 

Es el color de la madera, el vidrio que decora las ventanas y los efectos de la luz; no debemos de dejarnos nada por alto. Al final, la visita se hace más corta de lo que uno pueda pensar.
 

 

El patio central decorado en su totalidad con azulejos en tonos azules y los detalles de las barandillas en los balcones, son algunos de los elementos que nos llaman la atención. A medida que vamos subiendo por el interior de la casa, vamos enterándonos más en profundidad de cómo concibió Gaudí los detalles que la componen, incluso no dejó pasar por alto los muebles que en ella nos encontramos.
 

En uno de los pisos que da hacia el interior, podemos disfrutar de un pequeño descanso y de la tranquilidad del patio, perfecto para disfrutar de una tarde de verano.
 

 

Hay que observar más de cerca el increíble trabajo de los azulejos. Aprovechando cachitos de azulejos rotos y a modo de collage, se pueden conseguir cosas tan bonitas como estas. El arte de reciclar y crear belleza.
 

Sin pasarnos por alto su azotea, buen lugar para divisar la ciudad desde otro punto de vista y donde destaca el trabajo realizado en las chimeneas.
 

A lo largo de la visita ha empezado a caer la tarde, los rayos del sol se van debilitando y la casa se transforma adquiriendo nuevos colores con las luces de las bombillas.
 

Al caer la noche, muestra una cara totalmente distinta, más mágica si cabe.
 

 

Por hoy nuestra visita ha terminado, y con un muy buen sabor de boca desde luego. Para algunos puede que el precio de la entrada (17 €) sea algo excesivo, pero a mi juicio, es algo que no se ve todos los días y uno tiene que darse el lujo, ¿no creen?

La Casa Batlló cierra sus puertas, pero mañana será otro día en el que más turistas estarán deseosos de conocer la historia de esta joya. Pasar por Barcelona y no visitarla si que sería un delito. Si por el contrario aún no han podido visitarla y quieren conocer algo más de la misma, pueden visitar su web
 

 

Listo

 

Si hace unos meses comentaba que las obras iban viento en popa, el edificio ya está terminado casi por completo. Y digo casi, porque sólo quedan algunos remates finales que seguro no tardan en terminar. Se trata de la nueva sede del Gobierno Central de Hong Kong, un edificio amplio, moderno y además con muy buen feng shui si se fijan en su parte central.

Las oficinas anteriores hace ya unas semanas que se desocuparon y se hizo el traslado a las nuevas dependencias. Además, la semana pasada estuvo por la ciudad el Vicepresidente del Gobierno de China: Li Ke Quan, el cual lo inauguró de forma oficial.

Aquí podemos verlo de día sobresaliendo por el lazo izquierdo del United Center. A ver si tengo ocasión de verlo desde el lado de Kowloon o si cogiese el ferry desde Wan Chai a TST.
 
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Y para que de noche no pase desapercibido tiene iluminación de color verde como se puede apreciar. Me pregunto si también ahora será protagonista dentro del espectáculo de las luces con el resto de compañeros del skyline de la ciudad.
 
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La zona a partir de ahora estrá algo más cargadita de gente y en especial a la hora de comer. Espero que tengan en mente ampliar la oferta de restaurantes o abrir algún food court, que de verdad no vendría mal. Cuando terminen un puente que conecta el núcleo de Admiralty, se podrá conectar con el edificio sin necesidad de pisar la calle, una solución perfecta para los que vengan del metro o de los edificios de los alrededores.
 

Hacerse ver

 

Seguro nos ha pasado a todos en muchas ocasiones, ir caminando por la calle sin prestar mucha atención unos metros más arriba de nuestras cabezas. Nuestro campo de visión se centra en una franja relativamente pequeña que va desde el suelo a unos pocos metros más en vertical. Y en Hong Kong, a pesar de ser una ciudad bastante vertical, uno cae en la costumbre y no repara en qué hay más arriba en los edificios que nos rodean.

Pongamos un ejemplo con el de la foto. ¿Serán sólo viviendas? o igual también hay restaurantes o tiendas, pero de un primer vistazo no lo podemos saber.
 

Otros edificios nos lo ponen un poco más fácil con los neones y letreros de la fachada. Un método que a mi particularmente me encanta por lo vistoso que resulta en especial de noche y también presta a ser muy fotografiado. El hechizo del neón es poderoso.
 

Y si no tenemos la opción anterior, ¿cómo hacemos que los clientes vengan a nosotros? banners desplegables en mitad de la calle. La calle Sai Yeung Choi en Mongkok es un claro ejemplo de la transformación que sufre cuando empieza a hacerse de noche. Los coches dejan de circular por ella y es cuando la gente se hace dueña de la calle y también muchos negocios en las alturas aprovechan para «plantar» sus carteles como reclamo. Las tiendas son de lo más diverso: estudios de belleza, productos electrónicos, estudios de tatuaje o de deportes.
 

 

¿Alguien duda si este método es efectivo? en mi propia experiencia, el pasar casi todos los días por la zona hace que uno se quede con los nombres de las tiendas y el día que a uno le surja un necesidad, seguro que se nos enciende una bombilla con una solución para encontrar lo que andamos buscando.

Lo importante es tener presencia y aunque a veces estos carteles a simple vista parezcan invisbles, cumplen su comentido cuando llega el momento. Un complemento para otros medios publicitarios como folletos, anuncios del metro, decoración en taxis o guaguas. Al final nuestro subconscientes se queda con el mensaje aunque nosotros no nos demos cuenta.

 

Un lugar tranquilo

 

Uno de los últimos sitios que visitamos en Bangkok, dista de ser un sitio a rebosar de gente y nos vendrá genial para desconectar del ajetreo habitual de la ciudad. A pesar de ser un lugar que viene en la mayoría de guías, creo que la gente lo pasa un poco por alto y en parte está bien porque así no está tan saturado. Se trata de la casa-museo de Jim Thompson.

Para llegar hasta el lugar, cogimos el BTS y nos bajamos en la parada del Estadio Nacional que queda prácticamente al lado (parte inferior del mapa). Después de apenas unos 5-10 minutos caminando llegamos a la casa, no tiene pérdida.
 


Ver mapa más grande

 

¿Y quién es el personaje en cuestión? Jim Thompson fue un americano enamorado de Tailandia, aunque previamente había estudiado arquitectura, se unió al Ejército además de dar servicio a la CIA lo que le permitió ver bastante mundo. Fue Tailandia uno de sus destinos el cual le haría pensar en establecerse de forma definitiva. Impulsor del negocio de la seda tailandesa, a la cual le daría fama mundial. En total estaría 22 años en el país, hasta que en el año 1967 mientras estaba en las islas Cameron Highlands (Malasia) desapareciera misteriosamente, quedando la incógnita de su desaparición. No obstante, su legado continúa en forma de museo, fundación y el negocio de las sedas que ayudó a impulsar.

La que en su día fue su residencia, hoy convertida en museo para el disfrute de los turistas. Lo bueno es que lo tienen organizado en grupos y hay un guía que va explicando un poco de la vida del señor Thompson y algunas anécdotas, así como, detalles de la casa y sus distintos elementos decorativos. Rodeada de abundante vegetación, apenas se escucha nada por los alrededores, casi como si uno estuviera en medio de la selva.
 

 

 

Decidió mezclar el estilo de construcción tailandés junto con el gusto occidental y donde se esconden detalles curiosos como algunos marcos de ventana tallados. La madera es el material predominante, con su sonido particular cuando uno va caminando (descalzos, ya que, es la costumbre), mientras vamos recorriendo el interior de las habitaciones. Lástima que no pudiéramos sacar fotos del interior, así que, les dejo la intriga o que puedan ir a verlo con sus propios ojos 🙂
 

 

Antes de entrar en la casa, se hace un recorrido por el jardín mientras se bordea y se entra por la parte trasera. El ambiente es muy fresco al estar rodeada de tantos árboles, apenas se notaba el sol, tan sólo algunos rayos que se colaban entre las ramas.
 

 

Algunos de los elementos decorativos de la planta baja como: elefantes o vasijas de cerámica, algunos con unos cuantos siglos de antigüedad. El buen gusto y los materiales nobles no faltan, el señor Thompson sí que sabía rodearse bien.
 

Después de haber terminado la visita y curiosear un poco en la tieda de seda, si lo deseamos, hacer una paradita para tomar un té, café o jugo de frutas. Sentados a la sombrita mientras escuchamos el sonido del agua y el chapoteo de los peces en un pequeño estanque cercano; muy relajante. Suerte que llegamos antes de que cerraran el café.
 

 

Para nuestra sorpresa, había un grupo de gente en pleno proceso de preparación para la celebración de una boda esa misma tarde. Desde luego que el sitio es acogedor y perfecto para reunir a los familiares y amigos.
 

Un rincón de la ciudad que merece ser visitado y tan sólo nos llevará apenas un par de horas visitar. Sólo por romper con la rutina y disfrutar de un lugar tranquilo.