Con vistas

 

Como un buen domingo que se precie, este fin de semana pasado, fue de esos días para dormir un poco más y luego pasar a recoger un poco la casa y tener un almuerzo tardío, casi de merienda. Quedar con una amiga en el IFC en la isla de Hong Kong para tomar un café, y no podía dejar la cámara en casa. A pesar de ser una zona que recorro de forma habitual, hacía ya muchos meses desde que la había fotografiado con mi cámara anterior, la 400D. Le tocaba el turno a a la 7D.

A eso de las 6 y poco ya empezaba a hacerse de noche y la ciudad iba iluminándose poco a poco. Los edificios desde el lado TST (Tsim Sha Tsui), donde destaca uno de los más recientes: The Masterpiece, el cual alberga en las primeras plantas un centro comercial K-11 y el resto son viviendas residenciales. «A sus pies» lucen diminutos el Centro Cultural y la torre del reloj.
 

Moviendo nuestra mirada un poco más a la izquierda nos topamos con el Harbour City, lugar de atraque de algunos cruceros, de esos que se suelen ir hasta alta mar y luego convierten sus mesas en casinos «improvisados» y saciar las ansias de juego de algunos 🙂
 

¿Se acuerdan de aquel puente que les comentaba hace algún tiempo? esto fue lo más que daba la lente para intentar captarlo un poco más de cerca y en su esplendor con los LED´s que se han instalado en sus pilares. Luce bonito, ¿verdad? seguro que cruzarlo en barquito por debajo debe de ser más interesante aún, una estructura impresionante, otra más para la larga lista de edificaciones en el territorio de la ciudad.
 

El lugar desde donde saqué las fotos es la terraza del bar RED, situado a los pies del siempre impresionante IFC 2. Buen sitio para pasar una tarde de domingo con los amigos mientras se toma algo, o día entre semana, siempre con actividad. Ahh! y no hace falta que compren las bebidas en el propio bar, ya que, las mesas allí dispuestas son para uso público con lo que nos podemos llevar nuestra propia comida y bebida, y sin problema alguno.

Desde luego, un muy buen sitio para llevar a gente que esté de visita o ir nosotros a disfrutar del espectáculo de las vistas. Cerrar los ojos y no pensar en nada más, y si que relaja.
 

 

Sube y baja

 

¿Quién no coge un ascensor todos los días? una acción más que cotidiana para todos nosotros. A diario cuando salimos de casa y esperamos a que venga para «depositarnos» en la calle y empezar una nueva jornada de trabajo. No será el primero ni el único que cojamos a lo largo del día, de arriba a abajo nos mueven sin casi percibirlo. Hacen su trabajo en silencio transportando a mucha gente cada día.
 
 

Y ascensores de todo tipo: grandes, medianos o pequeños; modernos o no tanto. El dato de unos 7650 rascacielos impone bastante, se pararon a pensar ¿cuántos ascensores puede haber en una ciudad como esta? y a la par podríamos pensar en su «hermana» Nueva York, disputándose codo con codo la de ciudades con mayor número de edificios altos. He intentado indagar un poco a ver si daba con algún dato estadístico al respecto, pero creo que se antoja algo difícil o quizás con más calma. Yo antes de venir a Hong Kong, los ascensores que había cogido rara vez pasaban de un piso 12 (creo recordar), en cambio aquí, mejor no contar los pisos. A veces parece como si sobrara algún número 🙂
 

Haciendo un poco de historia y recordando los pisos en los que he vivido hasta ahora, parece como si no bajase nunca de una planta 20 (que es donde está la oficina). Mi primer piso situado en un 21, el siguiente en un 23 y era el último del edificio, para a continuación pasar a un 25. Parece que nos vamos más arriba. Suerte que son tramos únicos de ascensor, porque por lo general en los edificios de oficinas que cuentan con mayor número de plantas y ascensores, lo normal es encontrarse el tener que cambiar en una planta intermedia para llegar a plantas de más arriba, haciendo nuestro camino un poquito más largo pero también una forma más eficiente de transportar a la gente y que no se colapsen todos los ascensores, aunque si nos toca hora punta de esa no nos libramos 😀

 

Cabling

 

¿Un nuevo deporte de riesgo? el nombre la verdad sería bastante propicio pero no van por ahí los tiros. Si no fuera por las fotos que pongo a continuación, se lo creerían verdad? igual ya está inventado y no estoy descubriendo la pólvora, jeje. Aquí van un par de fotos para ilustrar este «nuevo concepto».
 

Siento especial fascinación por este paisaje. Letreros suspendidos en el aire, algunos casi atraviesan todo el ancho de la calle. Cables que se entremezclan pero todos en armonía y sin quejarse de tener que soportar semejantes carteles. Día y noche, ellos calladitos y observadores de tanta gente que pasa a sus pies.
 

Hasta el infinito y más allá…
 

Seguro que cuando estén por aquí de paseo, no pueden evitar mantener la cabeza en alto más de lo habitual. Cuantas veces habremos pasado por un sitio y lo sorprendidos que nos quedamos cuando se nos ocurre levantar la vista un poco más arriba de la altura de nuestros ojos. A todos nos ha pasado. Hay mucho que descubrir en las alturas, se lo dice un servidor. No obstante, lo vertical tira mucho y más en Hong Kong.

 

HK en Lego

 

Mira que me lo digo siempre: «no salir sin la cámara de casa», pero por h o por b, nanai. Esos momentos en los que nos pilla desprevenidos y nos quedamos con las ganas de sacar fotos y más fotos, ¿verdad? Algo similar me pasó cuando daba un paseo por TST y en concreto por el centro comercial Harbour City. La intención primera era la de encontrar la réplica de un galeón español que iba a estar estos días por la ciudad. Es cuando me encuentro esto por unos de los pasillos…
 

Nada más y nada menos que la Gran Muralla aunque en su versión reducida. Habrá que seguirla a ver hasta donde nos lleva, no?
 

 

Mientras seguía curioseando los distintos tramos de la muralla. Cada uno de ellos tenía un «dueño» distinto con su correspondiente cartelito. Hasta con hombrecitos del espacio y todo, que currado verdad?
 

Hasta el mismísimo Dr. Watson, lupa en mano. Me pregunto si andaría algo despistado y en busca de su fiel compañero de aventuras el bueno de Sherlock Holmes. Poco a poco la muralla iba dando a su fin, ¿sería el final de los ladrillitos de Lego?
 

Muy lejos de eso, ahora venía la mejor parte de todo. Se trataba de una exposición de Hong Kong hecha íntegramente con pieza de Lego y reproduciendo algunos de los rincones más característicos de la ciudad, así como, otros elementos de la cultura china.

Ni que decir tiene, que estaba a rebosar de gente. Todos expectantes y cámara en mano para retratar las pequeñas maravillas dispuestas para esta exposición.
 

 

Empezando con el templo de Won Tai Sin, situado en Kowloon y al que se puede acceder desde una parada de metro de la línea verde del mismo nombre.
 

No se pierdan los detalles que están muy logrados: flores, dragones, gente haciendo ofrendas con incienso…
 

O este otro del Monasterio de los 10mil budas en Shatin. El cual visité no hace mucho y tengo un post para contarles 🙂
 

Tampoco podía faltar el clásico junco que se ve a menudo surcar las aguas de la bahía.
 

Y en este de aquí. A ver cuantos símbolos de la ciudad saltan a la vista, sin pistas 😀
 

 

 

La actividad entre los expositores era constante. Tanto los peques como los mayores se acercaban a curiosear con detalle cada una de las réplicas. Dicho sea de paso, estaban bastante logradas y bastantes horas invertidas para que el parecido con la realidad sea el más aproximado. Yo disfruté como un enano.
 

Para cerrar el post, me quedo con esta escena. Toque friki, y lo que mola 😀