Tercera media

Por tercer año consecutivo me presentaba a la Media Maratón de Hong Kong, y esta vez gracias a que mi amigo Dani me ayudó con el proceso de registro puesto que el día que se abría el plazo era cuando estaba volando a España. Cuando estaba haciendo escala en Dubai me pude enterar de cómo evolucionaba el proceso y tras un poco de espera me pudo apuntar asegurando que este año no me perdería la carrera.

Dado el número de corredores que se apuntan, se organizan varias tandas y con suficiente tiempo entre ellas para que no haya aglomeraciones. En ese sentido la organización funciona a la perfección; tanto para la entrega de tu bolsa y posterior recogida, los voluntarios a lo largo del recorrido y al finalizar en el parque Victoria. Lo que más me gusta de correr en un evento como este, no sólo como desafío personal sino también la diversidad y el colorido que le da alguna gente que se presentan disfrazados como en este caso los simpáticos personajes de videojuegos Luigi y Mario 🙂 Más tarde durante la carrera me vería algún Superman y Batman incluso.

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Gente yendo y viniendo de un lado a otro haciendo los primeros calentamientos. Es conveniente también hidratarse y reservar un momento para ir al baño para luego ir a posicionarse en la zona de salida.

A diferencia de la carrera de la semana anterior que era nueva para mi, quieras que no uno cuenta con ventaja al saberse mentalmente cómo transcurre esta. De forma progresiva desde la primera participación, el entrenamiento se ha ido notando y los tiempos mejorando, ¿conseguiría este año bajar algunos minutos más mi marca?

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Vamos a ir cogiendo posiciones en dirección hacia Nathan Road y estar cerquita la salida. Fuera nervios, poner el cronómetro y la aplicación de correr en el móvil, y a devorar esos kilómetros en el asfalto…

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La metereología acompañó y eso es siempre algo que se agradece, soplaba un poco de fresco y con unos 18 ºC de temperatura. Me había llevado una camiseta de manga larga por si acaso pero finalmente no me hizo falta. Lo que si noté fue un poco más de humedad en relación a los años anteriores que me hizo sudar algo más de la cuenta, aprovechando en las estaciones de agua para dar buena cuenta de un vaso de agua o refrescarme con una esponjita al paso. Pasados los primeros 2 kilómetros es cuando uno puede coger un mejor ritmo, controlar la respiración y poner el chip de la carrera.

Me noté con muy buenas sensaciones durante toda la carrera incluso en el paso del túnel que siempre se puede hacer un poco cuesta arriba, y una vez en la isla ya es el tramo final antes de llegar a Causeway Bay. Iba dando un vistazo al reloj alguna que otra vez y vi que podía conseguir un tiempo por debajo de 1h50m así que apreté hasta el final y acabar con un buen sprint. Una vez cruzada la línea de meta seguir las indicaciones para recoger nuestra bolsita con agua, bebida isotónica y algo de comida. Con el cuerpo aún en caliente directos hacia la zona de recogida de bolsas hasta que finalmente puedo buscar una esquinita para hacer unos estiramientos como es debido además de comer un plátano y una barra de Snickers.

Tiempo oficial: 1h48m54s. Muy buena progresión y consiguiendo mejorar en casi 6 minutos mi marca del año anterior. Recuerdo que el año pasado me noté un poco más cansadas las piernas de cara al final pero en cambio este año bastante bien; y efectivamente, al día siguiente de la carrera casi sin molestias y aprovechando para hacer un carrerita ligera para recuperar que siempre viene bien.

Después de haberme refrescado un poquito y recoger las cosas, emprender el camino de vuelta a casa. Para premio, lo que más disfruté fue el almuerzo en uno de los restaurantes cerca de casa. Mi buena ración de noodles salteados con char siu y un cafecito con hielo, en la gloria!

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El año que viene nos veremos las caras con la maratón completa si Dios quiere y el sistema no se colapsa, hay que estar rápidos!

Día uno

El día uno comenzando el año no es igual para todos. Igual algunos se levantan tarde después de una noche de fiesta, otros madrugan para aprovechar mejor el día o bien descansar un poco más. Nosotros después de una cena en familia, esperamos a las 12 para tomarme unas uvitas y brindar por el Nuevo Año mientras veíamos los fuegos artificiales.

Para el día 1 habíamos planeado ir al cine (Taken 3) por la tardecita, así que nos fuimos hasta Jordan y comer algo de dim sum, un sitio baratito y rico. Hasta las 2 que empezaba la película teníamos tiempo de dar una vuelta de camino al cine.

Estando tan cerquita de Prince Edward decidimos que era una buena idea darse un salto hasta el mercado de las flores.

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El ambiente en el mercado era bastante calmadito, ya había pasado el pico de actividad de la mañana y era más agradable pasear con la brisa de la tarde a medida que iba anocheciendo.

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Mucha variedad y colorido, y con precios para todos los bolsillos.

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Ya que estábamos por la zona, lo mejor era aprovechar para irnos cenaditos para casa. Le propuse a mi novia de echar una hojeada a algunos restaurantes en la calle Fa Yuen. Bastante variedad donde elegir: de noodles y dumplings, vietnamita, japonés, tailandés, de hot pot.. Seguro ya saben por cual nos decantamos 🙂

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Nada mal para empezar, ¿qué tal se les dio a ustedes el comienzo de año? Y con el primer fin de semana de 2015, espero que lo disfruten.

Cenando ricamente

Esta última semana del mes de noviembre ha estado movidita en la oficina pero finalmente podemos decir que ha pasado lo gordo y llega el momento de la calma. Entre medias el fin de semana pasado mi novia y yo hicimos una escapadita hasta Chiang Mai, lugar en el que celebramos mi cumpleaños. El par de días que estuvimos nos dio para saborear la ciudad y quedarnos con ganas de repetir para el futuro.

Mi novia se lo tenía calladito y para la noche del sábado le había echado el ojo al restaurante Dash! del cual había leído bastantes buenas críticas. Así que ese era nuestro plan para por la noche después de haber estado recorriendo los alrededores del centro por la tardecita. Reconozco que nos costó un poquito dar con el sitio porque la distribución de las calles no la teníamos del todo clara, pero como teníamos tiempo de sobra hasta la hora de la reserva pues no hubo problema. Ubicado en una bonita casa de madera de 2 plantas, con una zona de exteriores amplia y música en directo

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Con eso de que habíamos picoteado algo por la tarde y apenas eran las 8 de la noche como que no ibamos con unas ganas de comer voraces. Decidimos pedir como entrante unos rollitos rellenos de gambas y acompañados de una salsita tipo satay. Y como plato principal también para compartir un curry verde de pollo junto con dos boles de arroz.

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Lo mejor que hicimos no pidiendo ningún plato más porque la ración de curry estaba súper bien servida, con el punto justo de picante.

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Y aunque éste no sea lo que se llama un postre muy local que digamos, pero el toque dulce con un buen brownie de chocolate con helado fue inmejorable.

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El ambiente estaba de lo más animado, diría que el restaurante estaba casi repleto y la gente no dejaba de entrar y salir. Un servicio muy atento y eficiente, poco más se puede pedir. Además, la dueña del establecimiento que también atendía no perdía la ocasión de ir saludando a los clientes para ver si todo estaba a su gusto; muy agradable desde luego el trato.

Hasta ahora no ha habido sitio que haya elegido mi novia que no nos haya gustado, de eso no puedo quejarme la verdad y más una sorpresa así en las vísperas de mi 33 cumpleaños. ¡Todo un detallazo! Espero que les gusten las fotos tanto como nos gustó a nosotros poder disfrutar de los platos y de la noche de Chiang Mai. ¡Buen finde a todos!

Dubai fugaz

No era la primera vez que pasábamos por Dubai pero siempre nos había coincidido mal la conexión tanto en el vuelo de ida como de vuelta y con el pesar de no tener unas harías para conocer el centro de la ciudad. En cambio esta vez la suerte estaba de nuestro lado, y es que la conexión de vuelta a Hong Kong me permitía el tener algo más de 10 horitas. Tiempo más que suficiente para ver los sitios más representativos de la ciudad. Yo era el que me volvía antes puesto que mi novia se quedaría en casa de una amiga allí para pasar unos días.

Lo bueno es que las distancias son relativamente cortas pero si que hay que tener cuidado con los atascos de las horas puntas, de resto no se tardan más de veinte minutos hasta el centro. Casualidad también era que donde vivía la amiga de mi novia quedaba al ladito del complejo de Dubai mall, así que mejor imposible.

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Algo bastante llamativo es el paisaje de rascacielos en medio del desierto y la cantidad de ellos que están construyendo.

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Menos mal que no era pleno verano porque sino hubiéramos sufrido más los calores típicos pero tratándose de finales de septiembre como que se notaba algo mejor. Por si acaso toca esperar un rato a que aparezca un taxi, no viene mal resguardarse bajo la sombrita como esta chica.

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Burj Khalifa es el protagonista absoluto y uno de los principales reclamos turísticos, el edificio más alto del planeta y que no deja indiferente a nadie. Mejor ir con un buen angular si queremos sacarle una foto en condiciones. Y por la noche promete mucho más con el espectáculo de luces en la fuente que tiene a sus pies pero no me daría tiempo, ya era pedir mucho 🙂

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Otro de los puntos que no hay que dejarse sin visitar es el mercado de aspecto tradicional pero muy bien acondicionado en su interior para estar fresquitos: Medinat Jumeirah.

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Tiendas de souvenirs o un buen sitio para disfrutar las vistas hacia el Burj Arab, el único hotel del mundo con 7 estrellas.

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Esto es lo más cerca que podremos tenerlo puesto que si queremos cruzar el canal por uno de los puentes hay un cartel que nos advierte el sólo para huéspedes del hotel.

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En apenas un par de horita ya habíamos visto un cachito de la ciudad pero aún se podría exprimir un poco más el tiempo e incluir algo más. Mezcla de sensaciones que despierta esta ciudad, uno de los símbolos de poderío económico de la región dominada por los jeques y el petróleo.