Visitando Huizhou

 

Dentro de toda visita que se precie, los rincones turísticos es algo que no puede faltar. En este caso al ir con un tour organizado pues uno ya iba a tiro hecho, cosa que facilita las cosas aunque a veces a uno le gustaría disponer de algo más de tiempo para campar a sus anchas y sin limitaciones de horario.

Al estar en plenas celebraciones del Nuevo Año Chino, se podrán imaginar lo animado que estaba todo. Bastantes adornos entre farolillos y figuritas. La gente paseando de un lado a otro aprovechando el buen tiempo reinante, aunque a pesar de existir un poco de bruma el sol estaba pegando de lo lindo. Yo pensando que iba a hacer más frío al estar un poco más al norte de Hong Kong, pero la chaqueta que llevé, bajo el brazo o en la guagua en la que realizábamos nuestros desplazamientos. Se agradecía el solito.
 

Igual han visto en alguna ocasión un árbol cargadito como este, lleno de lazitos rojos. La gente escribe un deseo y luego tiene que conseguir que se quede enganchado en una de las ramas.
 

Parece fácil, pero este buen hombre se tiró su rato hasta que consiguió enganchar el lazito en una de las ramas.
 

Tampoco puede faltar la comida. Los puestitos abundaban a todo lo largo del camino, desde salchichas o piñas de millo, huevos hervidos o incluso, si se fijan bien en esta foto, cotufas. Luego no me digan que no hay donde elegir, tanto para los pequeños como para los adultos. Dar un paseo de domingo mientras picamos algo.
 

Ya se sabe lo habitual que es ver a la gente, paraguas en mano, para protegerse de los rayos del sol cuando estos van ganando en intensidad. Estas señoras desde luego si que iban bien preparadas, hasta con sus respectivos gorritos. Vayan por la sombrita 🙂
 

Bueno, pero estarán pensando: «¿no nos ibas a hablar de las atracciones turísticas?», en efecto. En esa mañana de domingo nos encontrabamos recorriendo los alrededores del Lago Oeste de Huizhou, uno de los puntos de interés de la ciudad. Según nos contaba el guía, guarda un cierto parecido con el lago que se encuentra en Hangzhou (cerca de Shanghai) pero la diferencia de tamaño es más que considerable, ya que, el de Huizhou es tres veces más pequeño. Su extensión total es de 3,2 km2 de los cuales 1,4 corresponden a agua. En su conjunto hay cinco lagos, seis puentes y ochos lugares de interés.
 

 

Yo aún no he tenido la suerte de visitar el lago de Hangzhou pero gracias a la experiencia de mi amigo Alberto puedo decir que el de Huizhou se queda un tanto empequeñecido, y no sólo por la diferencia en su extensión sino por la belleza del paisaje. Igual es cuestión de volver en otra ocasión con más calma y descubrir los rincones de este lago.
 

De entre los sitios a visitar, destacar la Pagoda de Si Zhou o también conocida como Pagoda de Jade. Una estructura de base octogonal y casi 38 metros de alto (7 plantas). El nombre de esta pagoda budista le viene originalmente cuando durante la dinastía Tang, el emperador Li Xian decidió mandar a construir una pagoda en memoria del monje indio Sen Jia. Ésta se encontraba en Si Zhou, en la provincia de An Hui. Más tarde se construyeron diversas pagodas que adoptaron este nombre, siendo ésta una de ellas.
 

A lo largo de la historia, ésta pagoda ha sufrido diversas reconstrucciones. Sería en 1564 cuando se quedó en ruinas. Posteriormente durante la dinastía Ming (1618) se ordenó su reconstrucción que tardaría 5 años en completarse. Hasta un total de cuatro veces más tuvo que ser reconstruída hasta su aspecto final en nuestro días.
 

Nada más verla, hizo que mi mente viajase atrás en el tiempo para situarme en Vietnam y más en concreto en los alrededores de la ciudad de Hué, con una bonita pagoda. Cómo ha pasado el tiempo, ¿verdad?
 

 

Casi sin darnos cuenta, era momento en el que teníamos que regresar al lugar de encuentro. La guagua nos esperaba para llevarnos de vuelta, hora de la comida y luego rumbo a Shenzhen, nuestro punto de partida el día anterior. La pagoda a lo lejos, vigilante y testigo del paso de los años. Eesperemos que se mantenga con pie firme, nos vemos en la próxima.

 

Arranca la Expo

 

Hoy día 1 de mayo arranca la Expo de Shanghai 2010 aunque era ayer cuando de forma oficial se llevaba a cabo el acto de inauguración con toda una explosión de colorido como nos tienen acostumbrados, al igual que asombraban al mundo tras la organización de los pasados Juegos Olímpicos de Pekín en el año 2008. Y su lema:

«Better city, better life».

Donde se dan conocer las tecnologías disponibles para hacer nuestra ciudad más cómoda y práctica, con lo que contribuye a una mejor calidad de vida para los ciudadanos. Hay que ser respetuosos con el medio ante todo.

Sin duda, este evento aumentará el potencia del China como país y de la propia ciudad de Shanghai. Por delante, 6 meses de exposición por la que se prevee que pasen unos 70 millones de visitantes. Aprovecho para presentarles a la simpática mascota que han diseñado para esta expo, se trata de Haibao y que viene a significar: tesoro del mar. Adopta el caracter chino de gente (人), de aspecto divertido y amable.

Grandes expectativas para este evento, en el que se han dejado la friolera de 44.000 millones de euros. Un total de 189 países representados en esta exposición mundial, de los cuales 42 tienen pabellón propio, como los de España, China y Hong Kong, que son los que nos ocupan en las fotos de a continuación.
 

  

Se abre el telón y se deja paso a los visitantes. Tiempo de valorar, disfrutar, criticar… el contenido de esta nueva edición de la Expo. Muchos meses por delante que darán mucho de sí, tanto para los turistas que la visiten como aquellos que no puedan hacerlo físicamente y la disfruten de una forma más virtual a través de la web habilitada para la ocasión.

Aunque es pronto para saberlo, seguro que haremos una visitilla a la ciudad con la excusa de ver la expo y de paso ver algunas zonas nuevas o revisitar. Parece mentira que fue en febrero de 2008 cuando estuve por allí por primera y última vez cuando las celebraciones del Nuevo Año Chino. Seguro que la ciudad habrá dado un buen cambio de cara a la Expo, y aprovechar para verlo.

Para los que quieran tener algo más de información, puede visitar este enlace.
 

Río multicolor

Aunque estas imágenes distan unos meses desde que las saqué, siempre es interesante recordar el ambiente que vivimos en la ciudad de Seúl en plena época navideña. Un ambiente totalmente diferente a lo que puede ser Hong Kong en Navidad, se nota que se viven las cosas de otra forma.

En una zona donde gran cantidad de edificios altos dominaban y el paso del río Han, este bonito juego de luces se alternaba con el agua, además de un continuo ir y venir de gente. No obstante, uno si se quedaba quieto un rato y con el frío presente, había que ponerse en movimiento cuanto antes.

Notas musicales, paraguas, regalitos…

Y si nos atrevíamos, podíamos pasar de lado a lado del río en estas rocas a modo de escalones. Eso sí, ir con un poco de cuidado, por si acaso no fueramos a tener una mala pasada. Por suerte, de la gente que vi cruzar, nadie tuvo percance, aunque… se imaginan: «plasss, resbalón y al agua fresquita», dirán que malo soy pero seguro que alguno más hubiera tenido esos pensamientos viendo las peripecias de algunos.

Incluso proyecciones con láser acompañadas al ritmo de la música. Toda una mezcla para nuestro sentidos que creaba formas de lo más diverso y añadía color a la noche.

Un sitio con mucha vida y más en las fechas en las que estabamos. Imagino que en verano cuando las temperaturas suban un poco, habrá más de alguno/a que querrá refrescarse en el río. Una vía alternativa para pasear por la ciudad a otro nivel.

La verdad que estaría bastante bien contar con algo parecido en la zona centro de Hong Kong, aunque si que he estado por la zona de Shatin, donde hay canales por los que se puede pasear en los alrededores, pero sin duda, la magia que tiene Seúl en Navidades, hay que verla para sentirla.

Yendo a Nam San

El primero de los sitios que fuimos a visitar al poco de comer, fue la torre de Seúl (N Seoul Tower). No nos podíamos perder el contemplar la ciudad desde lo alto y según dicen, se puede divisar un bonito atardecer. Nosotros como llegamos un poco tardíos y no queríamos dejar la ocasión, subimos al poco de haber anochechido y eso que eran apenas las 6 y poco.

La torre se encuentra en la montaña Nam San, pudiendo llegar de dos formas hasta la cima donde se encuentra la torre, y esta primera que elegimos es haciendo uso del un teléferico que en apenas unos minutos te deja cerca de los pies de la torre, que vemos ahí al fondo bien iluminada…

Podemos elegir sólo con ida y luego tomar el camino alternativo… o bien con la vuelta para coger el teleférico de regreso. La cola en ese momento ya era un poco considerable, pero se movía con rapidez.

Una vez allí, hay que fotografiar a la protagonista, a ver un par de poses por favor. La iluminación era bastante vistosa pero sencillita a la vez y de vez en cuando cambiaba de color el anillo (que vemos en estas fotos de color verde), entre rojo, amarillo, violeta.

Que cantidad de luces, no? una de las panorámicas de la ciudad mirando hacia el norte, donde a lo lejos se podía divisar gran actividad de los coches de un lado para otro, no obstante era día 24 y en plenas Navidades. Nada que ver con las vistas desde el pico Victoria en Hong Kong

Y el fresquito que hacía por aquella cima, situados a unos 262 metros sobre el nivel del mar, que no es tanto pero no vean como pegaba con un poco de airito. Aprovechando que había un café, entramos a coger un poco de calorcito y reposar, el local estaba reventar de gente, suerte que pillamos una mesa libre al poco.

Fue al regresar cuando decidimos pillar el camino alternativo, el que consiste en ir descendiendo la montaña por un recorrido de escaleras como este:

Un recorrido bastante agradable aunque algo empinado en algún momento y con la inercia de la bajada, pues hay que ir con precaución. También había bastante gente que venía subiendo, buen ejercicio si señor, para llegar calentitos a la cima 😀

Entre los árboles se podía ir divisando el otro lado la ciudad, claramente con un color muy distinto al que divisamos desde la cima. Luces de los hoteles, centros comerciales y algunos otros edificios, además de las luces navideñas.. muy colorido, sin duda.

Poco a poco nos ibamos acercando al final del recorrido con escaleras y el suelo se volvía algo más plano. En menos de una horita, con calma, habíamos descendido desde lo alto de Nam San. Algo nos diría que volveríamos a este sitio, a ver si lo pillamos con un poco más de luz solar 🙂

Espero que disfruten del paseo, eso sí, más calmado haciendo la lectura.