A estas alturas seguro que ya sabrán más que de sobra que estamos preparando a fondo nuestra participación en el Oxfam Trailwalker 2015 que tendrá lugar dentro de unas semanas. Unos meses de entrenamiento que han ido de menos a más. Haciendo kilómetros, ganando en intensidad y duración de nuestras salidas conjuntas, y sin olvidar el esfuerzo a nivel individual.
Justamente la carrera que protagoniza este post nos venía como anillo al dedo de cara a nuestra preparación para el gran día. Maclehose Challenge, 45kms que discurrirían entre las secciones 4 a la 8 y terminando al otro lado de Tai Mo Shan. Un buen desafío como bien indicaba su nombre y que nos pondría a prueba.
La carrera empezaba a eso de las tres de la tarde, un poco más tarde de lo que suele ser habitual pero con el beneficio de una temperatura algo más suave conforme se venía la tarde-noche sobre nosotros mientras atravesamos las montañas de Ma On Shan. Llegando con tiempo de sobra al lugar de salida para hacer los calentamientos previos y ver que estaba todo en orden: comida, hidratación y equipamiento; listos para afrontar la carrera 🙂
La noche antes toca hacer el ritual correspondiente de preparar la ropa y todo lo necesario para la carrera,sin olvidar algo vital: el dorsal.
A medida que se acercaba la hora de inicio, más corredores se juntaban con ganas de que diese comienzo. Instantes finales para el bocinazo…
La carrera había empezado con ritmo suave durante la pendiente inicial mientras nos adentramos en el bosque y poco a poco llegaban los primeros escalones junto con algunas secciones rocosas. Adelantando un corredor por aquí y por allá hasta ir cogiendo un ritmo cómodo.
Íbamos a la par hasta que hubo un poco de atasco y seguí con paso firme confiando que me alcanzasen un poco más tarde. Monte abajo de camino al primer punto de control y reponer agua en la mochila; se iban abriendo huecos y había momentos que uno iba solo sin casi escuchar corredores por delante o por detrás y contemplando vistas magníficas en lo que el sol iba pensando en irse a dormir.
Las luces sobre Kowloon, lejos y cerca a la vez. Uno se siente insignificante por un instante en lo va dejando atrás la senda y pasan los kilómetros camino arriba y abajo, se nota humedad a pesar de sentir la brisa en zonas más abiertas.
La organización de la carrera estuvo muy bien con la ayuda de los voluntarios facilitando agua, bebidas isotónicas, refresco junto con algo de pan y fruta. Para nuestra mayor sorpresa en el último punto incluso tenían noodles y Ovaltine calentito. ¡Genial!
Una vez pasadas la comas de Needle Hill y Grassy Hill, sólo nos quedaba coronar Tai Mo Shan y carretera abajo nos estaría esperando la meta. En el tramo final de ascenso y con una bruma muy espesa, nos fuimos animando mientras conversamos y se iba haciendo más llevadera la rampa de cemento. Vamos chicos que casi está hecho.. este también eran un test para ir haciendo kilómetros adicionales de cara al inminente Trailwalker.
Nos distanciamos en dos grupitos en los tres kilómetros finales y finalmente pudimos hacernos la foto de grupo con nuestra medallita de haber finalizado con éxito en 8h46m el recorrido.
Conseguimos cumplir el objetivo de terminar antes de media noche. Por suerte el tiempo ayudó y tan sólo hubo lluvia finita llegando a la última cima, y eso ayudó. Misión cumplida por parte del equipo haciendo kilómetros en las piernas de cara a nuestro gran desafío del día 20. Ya les seguiré contando.