Creo que no sé por dónde empezar, aunque lo mejor será como todo yendo desde el principio. El gran día para el Oxfam Trailwalker 2015 había llegado. Atrás quedaban 4 meses de preparación con los chicos, tanto a nivel de equipo como a nivel individual. ¿Nervios? Para qué engañarnos.. Pues algo si, pero eramos conscientes de lo que teníamos por delante. Cien kilómetros que nos llevarían desde Sai Kung hasta las afueras de Yuen Long al campamento Po Leung Kuk en Tai Tong. Cruzando monte, playas, asfalto, senderos de roca y muchos escalones.
Con el tiempo suficiente para registrarnos, recoger nuestros dorsales y brazaletes para controlar nuestro tiempo en cada punto de control. Ya sólo quedaba calentar un poco, ver que todo estaba en orden y meternos en el grupo para no salir rezagados. Se notaba que había ganas de salir cuando por la megafonía anunciaban: «15 minutos para la salida». Sonidos de aplausos y vocerío del resto de participantes dispuestos a empezar.
Aquí metidos en el mogollón a falta de unos instantes para que se inicie la última tanda de equipos a las 2 de la tarde. Empezamos la cuenta atrás de los diez últimos segundos y se empieza a estirar el grupo a medida que la carretera va ascendiendo ligeramente hacia la zona de la presa. Tenemos suerte que el tiempo acompaña y estaba un poco nublado, porque de la vez anterior mira que sudamos.
Los primeros kilómetros que sirven a modo de calentamiento hay que tomárselos con calma. A pesar de que esos diez kilómetros de asfalto hasta empezar lo que es sendero se puedan hacer un poco largos, vamos alternando un poco de trote suave en las zonas llanas y tramos de bajada. Poco a poco nos vamos acercando al final de la presa y empieza la parte buena de la carrera: la montaña, y seguidamente bajaremos a la primera de las playas por la que pasaremos.
Las secciones 1-2 no entrañan mucha dificultad pero es a partir del tercer tramo cuando se vienen algunas subidas con zonas rocosas un tanto técnicas. A eso de las 6 de la tarde ya se ha hecho de noche y toca hacer uso de las linternas, vamos pasando varios grupos como buenamente podemos hasta llegar al punto de control nº3 en la que nos esperan algunos amigos para darnos algo de material que les habíamos dado el día previo. Primero el registro y luego a la zona habilitada, no hay tiempo que perder. Rellenar el tanque y comer algo, entre cinco y diez minutos que se aprovechan al máximo. Ya llevamos 35 kilómetros pero vamos con buena motivación y eso cuenta mucho, más aún a la hora de encarar la subida hacia Ma On Shan.
Recién habíamos coronado Tai Mo Shan, y era todo un alivio saber que tras pasar las cimas de «Needle Hill» y «Grassy Hill», se terminaban los ascensos y la parte más dura de la carrera había pasado. La noche no se hizo tan larga como me había imaginado (algo a lo que le había estado dando vueltas los días previos) y con las primera luces del día estábamos de camino por la zona de grandes rocas en la sección 7 tras haber pasado un punto de control previo y habiendo recargado las pilas con un poco de cafecito caliente que entró de maravilla.
Yendo cuesta abajo todo bien, y con nuestro amigo Jon que se unió para los dos últimos tramos que nos animó con musiquita además de más conversación. Unas secciones aparentemente fáciles pero que también requerían de fortaleza mental para afrontar esos últimos 22 kilómetros, ya casi estaba hecho pero no había que cantar victoria.
¡Qué felicidad el haber llegado a la meta! y es que los kilómetros finales se ha hecho un poco cuesta arriba, todos estábamos con ganas de terminar porque las fuerzas ya iban fallando. Cada uno sabía por dónde estaba pasando, ser fuertes de moral y seguir tirando hasta el final. Sobre todo Juergen se merece un gran elogio por haber peleado con una de sus rodillas durante casi toda la carrera; entre todos nos hemos apoyado y no distanciarnos demasiado, conversando de lo que sea para mantener la mente distraida y eso no veas lo que ayudaba.
Nuestro objetivo inicial eran 24 horas, incluso vimos factible el poder ir hacia las 22 horas pero como decía antes en el tramos final con las fuerzas algo justas se alargó un poco más de lo que nos hubiese gustado. No obstante, un tiempo total de 22horas 53 minutos es algo que firmamos con mucha alegría. Lo habíamos conseguido y sobre todo mantener la sonrisa hasta el final. Un sentimiento de satisfacción enorme y hasta alguna lagrimita también se me escapó. ¡Tremenda la experiencia Oxfam Trailwalker 2015! y sobre todo gracias a mis compañeros Ricky, Pete y Juergen por haberlo hecho posible, ¡juntos hasta el final!