Cheung Chau

 

Desde que había leído el post de Alberto, me había quedado con ganas de pisar esta isla, una de las cuantas existentes en el territorio de Hong Kong. A tan sólo una media horita desde los muelles de Central, nos plantamos en la isla de Cheung Chau, el lugar perfecto para hacer una escapada durante el fin de semana o un día entre semana si nuestro trabajo nos lo permite o aprovechar algún festivo.

No fuimos los únicos que pensamos lo mismo aquel día. A la hora de coger el ferry, ya se podrán imaginar las colas de gente, pero despacito y buena letra como se suele decir, cupimos en el primer barco que llegó y a echar una cabezadita durante el trayecto, aunque a veces interrumpida por algunos niños correteando por los pasillos del barco pero una travesía agradable.

Tiempo de bajar el ritmo y disfrutar de un ambiente distinto al que nos acostumbra el centro de Hong Kong (la isla y Kowloon). Una de las principales actividades de la gente que vive en la isla, es la pesca. Ante nuestros ojos cantidad de barquitos pesqueros anclados y a la espera de una nueva travesía para capturar pescadito y/o marisco por los alrededores. Ese día que era festivo, aprovechar para reunirse con la familia y descansar.
 

La venta del pescado seco está a la orden del día. A medida que vamos caminando nos encontramos con algunos paneles con las tiras de pescado dejadas al sol para secarse. Ya saben que los «frutos» del mar en estado seco, son muy apreciados para la elaboración de sopas o algunos simplemente a modo de aperitivo.
 

A pesar de estar bastante concurrido el centro donde hay bastantes restaurantes uno tras otro en los que disfrutar de algunos platos de pescado y marisco a precios bastante razonables, además de, arroz frito, verduras.. y acompañados de un buen refrigerio o sino té, que siempre entra bien. Nos ibamos alejando y la gente desaparecía de repente o aparecía de forma más espaciada.
 

Había gente que prefería ir estirando las piernas como nosotros o las chicas que vemos más adelante en esta foto. En cambio, los había que preferían ser llevados, disfrutar de la brisa mientras otros pedaleaban. Eso sí que es vida, no? 😛
 

Una playita que invita a remojarse los pies por la orilla o sentarnos en las rocas poniendo la mirada perdida en el horizonte. A pesar de ser un día algo caluroso, yendo por la sombrita se estaba bastante bien o sino aprovechar los rayos del sol, parecía que el verano aún no quería decirnos adiós.
 

 

Continuar caminando a lo largo de la costa y de repente ver un camino que invita a empezar a subir, habrá que hacer caso al instinto de la curiosidad y subir poco a poco. Una cuesta empinada de cemento con abundante vegetación a cada lado. Inicialmente no se podía ver demasiado, pero conforme ibamos subiendo la cosa iba mejorando bastante..
 

Incluso nos encontramos nuevos amigos por el camino 🙂 A pesar de invitar a que se viniera con nosotros, ella prefirió quedarse bien pegadita a la red. Igual Lorco hubiera querido intimar más con ella para añadirla a su colección. El tamaño bastante considerable de nuestra amiga es digno del mismísimo cómic de Spiderman, pero no estaba por la labor de comprobar si su picadura me diera algunos superpoderes, jaja, y luego treparme por los rascacielos de Central.
 

Una vez llegado al punto más alto del camino, tocaba el descenso. Poco a poco iban apareciendo las casas por el camino, y cualquiera diría que no estamos en cualquier pueblecito de nuestra geografía española, un entorno muy rural y acogedor.
 

Algunas tiendecitas que nos encontramos, como esta panadería, ya estamos de nuevo en el núcleo de Cheung Chau y sólo es cuestión de poco que nos encontremos de nuevo con la gente que llena sus calles. Algunas haciendo compras, otras pensando en qué restaurante entrar a tomar algo o simplemente paseando, mezclándose con el resto.
 

 

Parece que nuestro paseo está llegando a su fin, pero justo a tiempo para la hora de la merienda. Nos meteríamos en el primer restaurante que vimos y a disfrutar del fresquito del ventilador acompañado de un té frío o quizás picar algo de comer? mmmm….
 

El refrigerio después de la caminata, era el punto perfecto para casi terminar el día. Afuera, parece que el sol se dispone a ocultarse, los últimos rayos y las sombras que se empiezan a hacer más presentes. Momento de enfilar hacia los muelles para coger nuestro ferry de vuelta.
 

Pero como se suele decir, la noche es joven. Un día festivo y siendo viernes, aún quedaba por ver los fuegos. Eso sí, después de estos podíamos dar el día por terminado y recogernos.

Un nuevo rincón de la ciudad menos por explorar, aunque seguro que repito la visita. No obstante, en esta ocasión no llegamos a visitar las cuevas del pirata y eso sí que no me lo dejo para la próxima.

 

Ampliando

 

Hacía tiempo que no paseaba por la zona de los muelles de Central (cámara en mano), y es increíble lo rápido que avanzan las obras en esa zona. La verdad no sabría decir cuándo empezaron, si acaso un año y algo, apenas 2 años. Ahora donde antes había agua, ahora es terreno ganado al mar. Una nueva carretera nos lleva directamente hasta Wan Chai en apenas un par de minutos, consiguiendo descongestionar el tupido centro de las calles de los alrededores del distrito de Central. Buenos atascos en hora punta, ufff.

Al fondo juntitos tenemos algunos de los edificios emblemáticos de la isla que quedan a unos cientos de metros desde el puente que nos lleva hasta los muelles donde poder coger el Star Ferry a TST o resto de barcos a las islas de la periferia (Lantau, Lamma, Cheung Chau…)

Las máquinas se toman el descanso merecido, para eso se hizo el fin de semana y el domingo. En silencio son testigos del paso de los turistas y el correr de la brisa en una tarde de domingo. Ojalá que no sea lunes seguro están pensando algunas de ellas, horror!! y dentro de nada tenemos Halloween y todo.
 

Me pregunto lo que durará este agujero así. Seguro que dentro de un par de semanas ha desaparecido y tenemos tierra firme de por medio. Parece que todo va cogiendo forma y seguro que cuando nos vayamos a dar cuenta estará todo dispuesto para el uso y disfrute de los ciudadanos.
 

Los materiales de construcción esperan su turno, ellos no tienen prisa desde luego. Y si nos pusiéramos a pensar cuántos ladrillos, tuberías, litros de cemento… se gastan en obras como estas. Indagando un poco en el departamento de Ingeniería Civil y Desarrollo, he dado con el proyecto en cuestión, para los que quieran ver con más detalle.
 

¿Igual un día se llegarán a tocar la isla de Hong Kong y la península de Kowloon? ¿ustedes que creen? aún queda agua de por medio pero quitando eso, creo que igual le quitaría el encanto a la bahía de Hong Kong y el puerto Victoria. No sería tan fácil al ser una zona con bastante tráfico marítimo. Dejaremos la pregunta en el aire a ver qué ocurre.
 

Día de playa

 

Vamos a hacer las comprobaciones previas:

¿Cholas? -> OK
 

¿Flotador? -> OK
 

Y claro, no puede faltar el bañador y la toalla para tener el equipo al completo. De resto, siempre podemos apañarnos de camino a la playa que seguro nos encontramos con algún puestito y comprar cosas de última hora (pelota de playa, frisbee, palas…)
 

O sino, alquilar una sombrilla. Que luego empieza a pegar el sol de lo bueno y a veces con la cremita no es suficiente y hay que ser precavidos, ¿no les parece? Y ya puestos igual alguna sillita para echarnos una siesta de las buenas. Seguro que se lo están imaginando y qué bien pinta 🙂
 

El lugar elegido para pasar el día: la playa de Big Wave Bay situada en la zona sur-este de la isla de Hong Kong, según se aprecia en el mapa que muestro a continuación. ¿Forma de llegar? Pillamos la línea azul (Island Line) del MTR hasta la parada de Shau Kei Wan y dirigirnos hacia la salida de la parada de guaguas. Pillamos un minibus que hace paradas en la playa de Shek O y luego en la de Big Wave, se tarda alrededor de unos 20 minutos si no recuerdo mal.


Ver mapa más grande

Llegamos a la playa y toca buscar nuestro sitio para instalarnos, quizás un poco más arriba cerca de la sombrita de los árboles o bien algo más abajo tirando hacia la orilla. Para ser domingo había gente en la playa, pero sin llegar a estar apelotonados, con lo que se agradece.
 

No veas como estaba de animada la playa: gente charlando, jugando, paseando o simplemente sin hacer nada con la vista puesta en el horizonte (como yo) y disfrutar del día playero, ¿qué más se puede pedir?
 

 

 

De vez en cuando darme algún bañito, vuelta a la toalla y así unas cuantas veces, pero tenía la curiosidad de ver cómo serían las vistas un poco más arriba siguiendo un camino cercano a la playa. Dicho y hecho, cámara en mano y con nueva dosis de cremita, porque no veas como pegaba el sol en esos momentos, y allá vamos. Empezamos a recorrer el camino y nos vamos alejando de la playa dejando a nuestras espaldas una de las torres de los socorristas, las sombrillas se van haciendo más pequeñas y seguimos el ascenso…
 

¿Querías escalones? toma unos cuantos y a seguir tirando pa´rriba que aún queda una buena pechada, sin prisa pero sin pausa. Desde luego un buen ejercicio y disfrutando del paisaje a nuestro alrededor, subiendo más y más arriba.
 

Desde luego que está mereciendo mucho la pena la caminata, aunque la verdad no iba con el calzado adecuado (leáse cholas), pero eso no me quita el seguir subiendo y divisar vistas como estas. La playa se iba alejando a cada paso y mientras tanto me veía rodeado de verde y las montañas se acercaban. Y en mi mente sólo queda seguir subiendo para ver qué se «esconde» al final del camino que parece no tener fin…
 

 

La gente apenas se puede ver ya, puntos diminutos nadando en el agua y el colorido de las sombrillas.
 

 

Después de media hora ya llevaba una sudada considerable y me planteaba cuánto más camino tenía por delante, y con alguna indicación en el camino, pero sin saber la distancia que era una incógnita. Había ganas de echarse algo del líquido elemento pero eso implicaba tener que volver al campamento base en la playa y dejar el camino a medias.
 

Es hora de iniciar el camino de retorno. Una caminata que ha servido a modo de aperitivo, y es que seguro que cuando vuelva la próxima vez por esta playa y mejor preparado, habrá que repetir esta ruta hasta el final. Las vistas y el entorno por sí solos, merecen mucho la pena. Uno de los «secretos» que esconde la ciudad de Hong Kong y que hay que descubrir a través de sus múltiples senderos.
 

Queda menos

 

Parece que se va acercando la fecha en la que abran al público el que será el hotel situado en el edificio más alto de la ciudad: el nuevo Ritz-Carlton. Y el edificio en cuestión es: el ICC (International Commerce Centre), ubicado en Kowloon, el nuevo dominador en el panorama arquitectónico de la ciudad. Si algunos recuerdan, el edificio más alto era: el IFC ubicado en la isla de Hong Kong, el cual tiene una altura de unos 420 metros pero que se ve superado por el nuevo gigante de la ciudad con casi 490 metros. Queda pendiente reportaje sobre este nuevo «inquilino» entre nosotros.

En lo alto del ICC es donde estára este nuevo hotel. Anteriormente contaba con edificio propio en la zona de Central-Admiralty pero decidieron trasladarse a estas nuevas instalaciones que faltará muy poco para el uso y disfrute de los visitantes y ciudadanos. Abarca desde la planta 102 hasta la 118 que es la parte más alta del edificio.
 

Con un total de más de 300 habitaciones, varios restaurantes, además de, un spa; seguro que se convierte en punto de referencia en lo que a alojamiento se refiere. Algunos rumores escuché de que tendrá un sky bar, que puede resultar más que interesante. Disfrutar de una copa en la noche hongkonesa o un almuerzo en un soleado día de verano al fresco de las alturas, ¿no pinta mal verdad?

Desde casa por las noches he visto cierta actividad en lo alto, todo apunta a que estén acelerando los trabajos para hacer la inauguración cuanto antes. Estaremos atentos para cuando esta se produzca y como no, habrá que ir a visitarlo cuando se pueda y ver las impresiones 🙂