Mi primera media

Ayer domingo 24 de febrero, no era una fecha cualquiera en el calendario, al menos para mi. El día de la maratón de la ciudad, a la vez que las carreras de 10 kilómetros y las medias maratones, esta última es en la que iba a participar yo. Hace unos meses atrás decidí apuntarme para participar en lo que sería mi primera media maratón y con bastante ilusión para afrontarla.

Hasta ahora, el hecho de correr había sido algo un tanto aislado, bien en la cinta de correr o bien en algunos entrenamientos con el equipo de dragonboat en la pista de Happy Valley. Quería ponerme a prueba y ver si podía llegar en buenas condiciones para la carrera. Me estuve documentando sobre planes de entrenamiento, recomendaciones y demás, finalmente lo hice un poco a mi medida y según me iba viendo en cada entrenamiento e incrementando poco a poco en cada sesión.

Lo que empezó como algo lento fue cogiendo cada vez más velocidad y cuando me vine a dar cuenta se nos echaban encima las Navidades y su consiguiente parón, con la carrera a falta de 2 meses. Un mes después vendría el Año Nuevo Chino y entonces quedarían apenas unas semanas para la carrera. Reconozco entre las celebraciones, una semana que estuve algo pachucho del estómago y alguna semana menos intensa, me sentía falto de algo más de entrenamiento. Sin que ello me desanimase, iba con la cabeza fría y en mente conseguir el objetivo de acabarla lo mejor posible. Fue la semana pasada cuando recogía la bolsa con el material para la carrera entre ellos el dorsal y un folleto de instrucciones sobre la carrera en sí. Ya sólo quedaba descansar la noche anterior para estar fresco.

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La carrera empezaba desde el lado de Kowloon en Tsim Sha Tsui en la céntrica Nathan Road. A las 9.10 de la mañana sería la salida, con lo que llegué con tiempo para hacer el calentamiento previo y luego dejar en el camión mi bolsa debidamente etiquetada con algo de ropa, para luego recogerla al finalizar la carrera. Mientras tanto algunos corredores haciendo sus estiramientos previos y a la espera de que llegase la hora de la carrera.

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Los minutos iban pasando y era hora de dirigirnos a la zona de espera cerca la salida de carrera. La concentración de corredores iba en aumento, se podía sentir la emoción en el ambiente en los minutos previos. Allá a lo lejos veía el arco que marcaba el inicio de la carrera; puse en marcha la aplicación del móvil para rastrear la ruta y tan sólo esperar a que diese comienzo, poco a poco la gente empezaría a moverse. Esto estaba en marcha…

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A partir de este momento, era yo sólo y con la carrera en mi mente mientras iba disfrutando el ambiente de los alrededores. Al principio había poco espacio para moverse debido a lo estrecho de la carretera, mientras uno mira a lo lejos y sólo vez cabezas en movimiento. A paso ligero, esquivando algunos participantes y haciendo hueco por donde se puede, la carrera va cogiendo forma a partir de los primeros 3-4 kilómetros cuando la carretera se va ensanchando y eso facilita las cosas.

Yo voy a mi ritmo constante y sin apretar demasiado porque aún es temprano, compruebo el reloj y mi ritmo es de unos 6 minutos el kilómetro, no está mal para ir con tanta gente, me lo tomo con calma a medida que van pasando los kilómetros.

Es a la altura de Lai King donde está el punto de retorno y de ahí volviendo sobre nuestros pasos por la misma autopista y en dirección hacia el túnel de Kowloon Oeste, justo al lado del ICC, que conecta con la isla de Hong Kong. El tramo más largo estaba casi superado pero la salida del túnel con una ligera rampa algo peraltada, era una de las partes duras y había que dosificar las fuerzas ya que luego vendrían algunos subes y bajas de los puentes siguientes junto con unos tramos llaneando.

En los tramos que eran de bajada intenté hacer la zancada más grande para soltar las piernas y luego en las subiditas, paso algo más corto y rápido. Sabía que una vez llegados a la isla, ya las tenía todas conmigo pero ni mucho menos relajarme porque quedaban casi 6 kilómetros hasta llegar al parque Victoria en Causeway Bay donde estaba ubicada la llegada. Seguía a ritmo constante, sorteando corredores y posicionándome bien en zonas menos concentradas, pasando por los muelles de Central, luego Wan Chai con un último repechito algo matador y casi enfilando el último kilómetro de carrera. Me vi con fuerzas para esprintar y arañar unos segundos más a mi tiempo final que era por debajo de las 2 horas 10 minutos, aunque aún estoy esperando a que mañana publiquen los tiempos oficiales en la web y comparar.

Había tenido buenas sensaciones a lo largo de la carrera aunque con esos momentos algo más duros con los repechitos que siempre pasan factura cuando llevas ya unos cuantos kilómetros a tus espaldas. Con una gran satisfacción el haber cruzado la meta y sin pararme en ningún momento de la carrera. Ahora sólo me quedaba recuperarme, beber líquido en abundancia y hacer algunos estiramientos. Ahh! y como no, ir a por mi bolsa que debía recoger en un campo contiguo al parque. Un diez para la organización por lo bien organizado y saber dirigir bien a casi 73000 corredores que participaron en esta edición de la carrera, y también a la gente que animaba a nuestro paso: ga yau! ga yau! que traducido sería: «añade aceite» pero más coloquialmente es un: «no te rindas», «vamos» o «adelante», y eso quieras que no, también da alas a los participantes 🙂

Ahora sólo me queda el recuperarme del esfuerzo de ayer, que las piernas se resienten, pero mejor de lo que esperaba. Espero mañana no arrepentirme de mis palabras, jeje. Y este objeto conmemorativo del día de la carrera y comenzando el año de la serpiente.

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Aunque aún es pronto para pensar en ello, el año que viene repetiremos si nada me lo impide. Me ha gustado mucho la experiencia y con más motivación si cabe. Para los que aún no lo hayan hecho, no dejen de apuntarse a una carrera bien sea de 10kms o una media maratón, eso ya según las posibilidades de cada uno. De momento una maratón completa lo veo lejos pero no imposible, requiere mucha más preparación, pero nunca digas nunca.

Actualización: Finalmente he conocido el tiempo oficial de la carrera -> 02:09:34 y siendo el tiempo neto de 02:07:03, éste último el que cuentan desde que pasas por la alfombrilla que mide el tiempo a la salida y hasta que llegas a la otra alfombrilla de la llegada. Pero el tiempo que cuenta es el primero, que sigue estando muy bien.

Descubre Lantau

 

La gente no sabe por lo general el lugar privilegiado que es esta ciudad para descubrir sus montes y sus rutas. No todo es jungla de asfalto y hormigón, y la isla de Lantau es una buena prueba de ello. Es la segunda más grande del territorio y es un su totalidad un espacio de parque natural y con poca población que se concentra en ciertos puntos como pueden ser Mui Wo, Discovery Bay, Tai O o Tung Chung. Lugar que es propicio para la organización de carreras de trail-running.

Aprovechando los entrenamientos que estoy haciendo para la carrera de finales de mes, un fin de semana quise descubrir una ruta que tenía ganas de coger desde hace tiempo. Y es que hay un camino que transcurre en paralelo a la ruta de metro de la línea HK-Tung Chung. Camino de cemento hasta que llegas a una desviación y es cuando se pone interesante, primero con un pequeño estanque y el camino que se adentra entre los árboles poco a poco, y con algunos elementos que son muestra del pasado como este horno incineradora de los años 50 (según indicaba un cartelito).

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Esa parte del camino tiene una ligera pendiente hasta que después de unos 200 metros, empieza a llanear de nuevo. Para mi sorpresa me encuentro con algunas casitas que van salpicando el paisaje y este puente que cruza el riachuelo con el lecho de rocas. En la época de lluvias me imagino la cantidad de agua que puede transportar, y seguro que emboca directamente al estanque por el que pasamos antes.

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Otro de los descubrimientos durante el camino es esta escuela abandonada. El nombre indica que es la escuela de Pak Mong, de las tres aldeas. Me pregunto cuántos años habrán pasado desde que esté abandonada. En su interior algunos pupitres, todo muy polvoriento y con los cristales de las ventanas rotos. No me gustaría pasar de noche por ahí, se imaginan…
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En esto que el camino empezaba a descender y en esta especie de valle, un pequeño conjunto de casas y con algunos campos de cultivo. Lo curioso es que por el camino por donde bajaba, tenía el ancho exacto como para que pudieran pasar vehículos, y así fue como me encontré algunos coches y motos por los alrededores. Un sitio algo aislado del que desconocía su existencia, pero bastante bien organizado con su red de cañerías y hasta con un servicio de baños públicos como pude comprobar.

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Casas en medio de una tranquilidad absoluta y tan sólo rodeadas por tierra y otro pequeño riachuelo que transcurre por un lateral. Como casa de fin de semana para evadirse del centro no está nada mal, la cosa es llegar hasta allí, lleva su tiempo.

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El camino se bifurcaba por momentos dando acceso a otros pequeños grupos de casa, pero el camino principal iba en dirección hacia la zona sur-este de la isla y más en concreto hacia Mui Wo. Si hubiera dispuesto de más tiempo aquel día, no hubiera dudado en seguir el camino hasta el final pero tenía que regresar. No dudo que regresaré para terminar la ruta y recorrerlo con más calma.

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Dato que se me olvidó comentar, y tal y como dice en la indicación, una de las rutas cercanas fue de cuando las Olimpiadas de Pekín. Apuntado para otro día queda.

Nocturno

No valen las excusas aunque el tiempo esté más fresco y no apetezca tanto salir a correr, a pesar de tener la opción del gimnasio, nada como estar al aire libre. Tung Chung es un sitio genial con cantidad de espacio y eso se agradece. De momento parece que el madrugar me está costando con lo que sólo queda ir por la noche después del trabajo, bien sea antes de cenar o luego un pelín más tarde. Coger el hábito de ir varias veces por semana e ir probando varios recorridos, y tirar pa’lante.

Ayer fue una noche con ligeras gotitas de lluvia pero agradable, pues así refrescaba una vez había arrancado a sudar. Con poca sensación de humedad en el ambiente. En comparación con días anteriores parecía que había menos gente de lo habitual, bien sea corriendo o en bicicleta también.

El recorrido que suelo hacer es partiendo desde casa y en dirección al final de la calle donde vivo pasando el siguiente bloque de edificios, media vuelta y hacia la zona donde está el teleférico y con vistas al aeropuerto, zona muy tranquila y donde te puedes encontrar alguna gente pescando. De ahí se puede coger unos subterráneos que llevan hasta la zona alta y así no tener que pisar la calle, está genial.

En modo preparación de cara a la medía maratón de la ciudad el próximo 24 de febrero. ¡Vamos a por ello!

Hielo

Buenos recuerdos tengo de los veranos en Inglaterra hace ya un tiempo atrás. A parte de poder practicar el idioma las semanas que pasaba allí, siempre habían actividades después del horario de clases para disfrutar de nuestro tiempo libre. Así es como tuve la oportunidad de descubrir el patinaje sobre hielo. Nunca antes tuve la ocasión de probarlo, sólo el patinaje tradicional de ruedas y con ganas de ver qué sensaciones depararía. Ver esa cuchilla tan fina deslizándose sobre el resbaladizo hielo, era el primer paso pero bueno ahí estábamos para aprender.

Lo recuerdo como si fuese ayer, salir con precaución a la pista y pegarme al lateral mientras avanzaba lentamente intentando acostumbrarme a la superficie y moviendo los pies pero siempre siguiendo la valla como guía. Mientras tanto ves como otra gente que ya tiene más práctica da vueltas a más velocidad e incluso algunos hasta hacen algunas piruetas. Yo poquito a poco hasta coger confianza, y resbalarme menos, eso lo más importante 🙂

Quien me iba a decir encontrarme en Hong Kong pistas de hielo. Hasta el momento tengo dos ubicadas, una que se encuentras en el centro comercial Elements en la estación MTR de Kowloon (línea naranja); precisamente estas fotos que acompañan la entrada de hoy fueron sacadas allí. Y la otra en el centro comercial Festival Walk situado en Kowloon Tong (línea verde). Creo que hay otra pista en APM en Kowloon Bay pero esa no la he visitado, aunque si he estado hace bastante tiempo de pasada por ese centro comercial. Con este tiempo apetece ir a patinar un poco, ¿verdad? aunque casi todo el año se puede mientras uno se mantiene al fresquito de los centros comerciales.

El público es muy variado, desde los pequeños que apenas se han iniciando pasando por adolescentes y adultos. Bien sea en pareja, con la familia o los amigos. Cada cual va encontrando su propia ruta dentro de la pista, en armonía en una y otra dirección.

No estaría mal intentar desenpolvar mis habilidades en la pista de hielo para pasar un buen rato, recordar los viejos tiempos 😀