Middle Island

 

Parece mentira que ya hayan pasado un par de meses desde que me decidiera a unirme al equipo de dragon boat. Ya han sido unas cuantas sesiones de entrenamiento en el campo, yendo a Happy Valley todos los martes y jueves: carreras, saltos, flexiones, sentadillas, abdominales… un sin parar de unos 45 minutos en los que uno lo da todo. Y para los domingos queda lo mejor, la sesión de remo en el agua 🙂

El lugar de entrenamiento queda emplazado en Middle Island, y se preguntarán: ¿dónde y cómo se llega hasta allí?
 


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Cuando en su día les contaba cómo llegar hasta Aberdeen y que luego un barco nos recogía para llevarnos con rumbo a la isla, no incluí más detalles. Quizás algunos se quedaron con la incógnita.. El trayecto dura como unos 10-15 minutos y esta isla queda emplazada en mitad de las dos playas de Deep Water Bay y Repulse Bay, y quieras que no, hasta que no vas a esta isla desde el otro lado apenas uno se percata de su presencia.

Desde la instalaciones que pertenecen al Aberdeen Boat Club (ABC), tenemos una excelente vista del lado sur de la isla de Hong Kong. Mirando hacia un lado vemos parte del Ocean Park con algunas de las cabinas del teleférico en el fondo. El mar en calma y salpicado con alguna embarcaciones que esperan surcar las aguas en esta tranquila mañana de domingo. Es un día algo nublado pero a rachitas sale el sol dejando notar su presencia pero como si jugase a esconderse. Finalmente la mañana se queda genial y el fresquito del agua apenas se nota.
 

 

A pesar de haber llegado a la primera sesión con otro compañero del equipo que es vecino de Tung Chung, no es mi turno, con lo que mejor que puedo hacer es observar cómo el grupo de veteranos se ejercita. Calentamientos previos antes de subir al bote y en unos minutos están listos para subirse a la embarcación para darle al remo.
 

Lástima que el alcance del zoom del móvil no diese para mucho más, igual para la próxima me puedo llegar una de las reflex y captar el equipo en acción. No obstante, durante los entrenamientos, hay una cámara que nos graba con el fin de que luego nos veamos para corregir los movimientos a la hora de remar.

Al igual que otros muchos deportes, la técnica en la teoría parece fácil pero luego una vez en el agua, las cosas no pintan igual de fácil. A base de práctica todo se consigue. Por mi parte, este domingo será la tercera vez que me suba al bote (y con muchas ganas), intentar llevar a cabo la técnica y sobre todo, disfrutar.
 

¡Al agua se ha dicho!

 

Rutita en bici

 

El pasado fin de semana, me ofrecieron la posiblidad ir de ruta en bici por la isla de Lantau. El punto de encuentro era en Mui Wo, con lo que cogiendo una guagua (línea 3M) desde Tung Chung, llegué allí en media hora escasa. Mi amiga estaba esperando, ir a coger las bicis y prepararnos para la ruta (Chi Ma Wan trail)

Siendo sincero, me esperaba que fuera un paseo pero lejos de todo eso, una ruta bastante exigente que nos llevaría unas 4 horas según me comentó al principio. Con las piernas un poco molidas del entrenamiento de un par de días antes, pero el ejercicio en la bici vendría bien para descargar las piernas y quitarme las poquitas agujetas que tenía. Primero dimos una vuelta de reconocimiento por los alrededodes de Mui Wo para luego dirigirnos hasta el inicio de la ruta. Camino estrechito que empezaba en lo alto de la montaña con lo que previamente tuvimos que colgarnos las bicis para alcanzar ese punto y luego la cosa ya pintaba más fácil, en principio.

Un camino de tierra, aunque con algunas partes asfaltadas, piedritas de vez en cuando… de todo un poco. Zonas llanas, descensos en los que te dejabas los frenos y luego algunas cuestitas que quitaban el aliento. De cuando en cuando hacer un paradita para repostar líquidos y sobre la marcha continuar. En esta foto una de esas paraditas que hicimos después de habernos tragado una cuestita previa, rompepiernas desde luego…
 

Lo mejor de todo, el paisaje que nos ibamos encontrando a nuestro paso. Una pequeña presa con este puentecito para pasar hasta el otro lado y seguir la ruta monte a través. Encontrarnos con alguna gente en bici o bien de caminata, y es que el día sin hacer demasiado calor, era perfecto para disfrutar de la montaña.
 

 

Lástima que no llevase conmigo la réflex, pero yendo con la bici era mejor llevar poco peso. Al menos el móvil resolvió y cuando iba cogiendo algo de ventaja respecto a mi compañera de ruta, podía parar un poquito y sacar un par de fotos aquí y allá. Bonitas vistas hacia el sur, con la playa de Pui O escondida hacia la derecha, y lugar de paso habitual de los ferrys que van hacia Macao. Como se puede ver, no estaba especialmente soleado el día, pero no por ello había que descuidarse que se notaba el calorcito después de un rato en el cuello, jeje.
 

Y como no, ante todo bien protegido que con tanta roca de por medio, nunca se sabe.
 

Cosas curiosas como encontrarnos con alguna señal algo «fuera de lugar», como esta: prohibidos los coches y/o motocicletas. Lo de las motos lo entiendo, pero coches? sólo hay que ver lo ancho del camino 😀
 

O también las indecisiones: ¿izquierda o derecha? seguimos en dirección a Pui O. La mayor parte de la ruta la habíamos superado, con sus tramos más difíciles habiéndolos pasado a pie debido a lo complicado del trazado con las rocas o zonas de bajada empinadas. Mientras tanto tirando pa´lante, con alguna playita perdida de por medio o con casas abandonadas, y prácticamente solos en esta parte del camino.
 

 

 

De repente algunos tramos más de escalones un tanto complicados con lo que toca desmontarnos para seguir a pie. Y al poco el camino que se vuelve a hacer llano. Más abajo se podía escuchar el sonido del paso de los coches cada vez más cerca, eso quería decir que la carretera estaba cerca, y prueba casi superada…
 

 

Desde luego que no me puedo olvidar de mi compañera de fatigas en ese día que se portó como una campeona. Me hizo recordar mis buenos tiempos pedaleando por las calles de Santa Cruz o algún paseito hasta la playa, y es que hacía la tira desde que no pillaba una bici. No hay que perder las buenas costumbres, verdad?
 

El cansancio se iba notando y más aún cuando nos quedaba por afrontar una buena pechadita yendo de vuelta hasta Mui Wo, pero nos lo tomamos con calma. Tramos a pie y otros sobre la bici haciendo uso de la marcha más ligera posible, aún así parece que la cuesta se resistía pero pronto alcanzaríamos la «cima» y luego una bajadita que nos dio alas hasta llegar nuevamente al centro de Mui Wo. En nuestras mentes sólo una cosa: comer.

Buscar un sitio tranquilo y al fresquito: OK
 

Cervecita como dios manda: OK
 

El resto ya vino (y se fue) en menos de lo que canta un gallo. Y lo rico que estaba todo: Ensaladita de pollo, pizzita y tampoco podía faltar un postrito 😀
 

 

 

Nos quedamos más que satisfechos. Ya sólo nos faltaba café y puro para empezar la sobremesa, jeje. El broche final para una buena jornada de ruta en la montaña. Habrá que repetir, no? la ruta.. aunque la comida tampoco me importaría.

 

El Pico Lantau (II)

 

No crean que me he olvidado de relatar la segunda parte de ese bonito día de caminata, haciendo cima en el pico Lantau, día con un tiempo espléndido a pesar de unos primeros indicios de bruma según me acercaba más y más arriba. Las vistas desde lo alto como comprobarían, son realmente impresionantes y con una calma absoluta. Sentir la brisa de la montaña y ver las nubes pasar, paz absoluta.

Después de un rato de haber descansado, dar unos buchitos de agua y aplicar nuevamente un poco de crema para el sol, a continuar montaña hacia abajo. En principio más fácil, o no… a seguir el caminito de piedra, observar como se pierde entre la bruma, pero poco a poco parece que se va disipando y se puede apreciar por completo, perdiéndose entre las curvas del terreno.

Lo dicho, emprendemos la marcha montaña abajo. A buen ritmo pero con cuidado de donde piso, tampoco sin emocionarme pero la gravedad haciendo su trabajo hace que el cuerpo quiera ir más rápido de lo que uno debiera y tampoco hay que llevarse ningún susto, ¿verdad?
 

 

Se nota la intensidad del sol que me acompaña «cargando» sobre mi espalda. Esta vez sin vegetación alguna que pueda hacer sombra a los rayos, quedando como único refugio las curvas de la montaña que proyectan algo de sombra en alguno de sus recovecos. Fallo mío el no haber llevado una gorrita ese día. Desde luego que para la próxima no se me olvida, importante.
 

De vez en cuando girándome sobre mis pasos, alzando la vista a lo alto y comprobar como vamos descendiendo por el lateral quedando el pico en la lejanía y un manto de hierba amarillenta con reflejos verdes cubre la montaña. Dentro de poco el tiempo estará más húmedo y seguro que el color verde reina por completo en ese lado de la montaña.
 

Un banquito para descansar y disfrutar de las vistas hacia el lado sur de la isla. Paradita técnica para refrescarse un poco y continuar, aunque si hubiera estado con techito casi que mejor 🙂
 

Seguimos la marcha y al poco aparece una pequeña casetita, parece que mis deseos se ven cumplidos, y podré resguardame un poco del sol 🙂
 

Les dejo con unas cuantas imágenes del trayecto restante en la bajada. No sé cuantas sacaría pero el tiempo tal y como estaba, merecía fotos desde todos los ángulos.
 

 

 

 

Hasta que al poco aparece al fondo el complejo de edificios de Tung Chung, pero aún un largo camino por recorrer. De todas formas, no hay prisa alguna y vamos bien de fuerzas aunque eso sí, el líquido elemento parece que empieza a escasear y estoy apurando las últimas gotas de la botella.

Una indicación en la que debo seguir hacia la izquierda me hace saber que quedan poco menos de 30 minutos para que encuentre tierra firme y vuelva a la carretera principal. La caminata por la montaña parece estar llegando a su fin y con ganas de pisar un poco de asfalto. Acelerando el ritmo a cada paso, se pueden escuchar cada vez más cerca el sonido de los coches pasando, todo indica que estoy muy cerca y en pocos metros aparece la carretera.
 

 

Ahora sólo quedaba ir cuesta abajo en dirección al núcleo urbano de Tung Chung, llaneando en algunos tramos y sin problema. También podía haber optado por esperar una de las guaguas que tienen ruta por esa carretera pero parecía que tardaban una eternidad y para estar esperando, lo mejor era seguir caminando a buen ritmo.

Creo que por aquel entonces ya sería como las 5 de la tarde, las sombras empiezan a dominar en una de las caras de la montaña. Eso quiere decir que el sol está en su recorrido para marcar el atardecer de un día más, pero con bastante claridad y tiempo de sobra para llegar a casa antes de los últimos rayos.
 

Y bueno, se acuerdan que empezaba a estar un poco seco. No tuve suerte de encontrar ningún puestito, ni bar, ni nada parecido… con lo que tuve que esperar hasta llegar a las primeras casas de la zona y para sorpresa mía, en el sitio menos inesperado: unas máquinas expendedoras de bebidas, estaba salvado. Al más puro estilo Japón.
 

Ni que decir que cayeron sobre la marcha dos latas de Bonaqua (tipo Aquarius), me supieron a gloria. Poniendo punto y final al día, bastante intenso pero habiendo disfrutado mucho de la experiencia. Así que, si pueden y tienen tiempo, recomiendo que hagan esta rutita.

¿Hace otra caminata?

 

El lado sur

 

El domingo pasado tocaba madrugar un poco, ponerse en marcha a las 8 de la mañana y poner rumbo a Aberdeen, lado sur de la isla de Hong Kong. Trayecto de metro y luego guagua desde la estación de Hong Kong debajo del centro comercial IFC.

La ruta número 75 nos lleva en apenas unos 20-25 minutos. El tiempo en ese día como pueden apreciar en las fotos, era espléndido. Ligera brisita que soplaba y el calorcito del sol se iba dejando notar, eran las 10 en ese momento pero ya había cierta actividad en la zona, gente que como nosotros quería aprovechar el día y salir a navegar. Nosotros en cambio esperábamos una embarcación que nos llevara hasta Middle Island, lugar donde llevaríamos a cabo el entrenamiento de remo.
 

Una cara totalmente distinta al norte de la isla. A pesar de tener algunos edificios altos como se puede apreciar en algunas fotos, es una zona menos masificada y en la que el verde predomina más. Parte industrial y parte residencial, junto con su puerto deportivo donde poder encontrar «barquitos» de muy buen ver. Hasta se da un aire con el puerto de Mónaco, es un decir 😛
 

 

Seguro igual habrán apreciado que el color de las fotos es un tanto «no natural». En concreto las saqué con el móvil y haciendo uso del programa Camera360 con el filtro HDR (suave). ¿No quedaron mal verdad? al menos los tonos azules (del agua y el cielo) ganaron algo en intensidad, un efecto interesante para este procesado instantáneo.
 

No se por qué, pero este barco se da un aire con el que Quicoto tuvo la suerte de hacer aquella travesía. Yo no diría que no a un paseito en barco en una mañana de domingo.
 

Y claro, no se me podía olvidar uno de los lugares estrella cuando visitemos Aberdeen, se trata del restaurante Jumbo. Buen lugar para disfrutar tomando algo en su terraza superior o de comida china, sin que falte el pescado o marisco. Les parecerá mentira, pero aún no he ido en todo este tiempo. A ver si me cuadra un fin de semana o si tengo visita por la ciudad les llevo allí y así lo pruebo yo 🙂